Las reacciones sociales que llevan a los ciudadanos a hacer justicia por propia mano pueden ser producto de muchísimas variables y no son una expresión sólo de estos tiempos, pero cada vez que ocurren, como pasó en el sonado caso del asaltante del asaltante de una combi en el estado de México, deberían prender los focos de todos los responsables del sistema de justicia, pero particularmente de los que están dedicados a la prevención y vigilancia.
Las “celebraciones” no se hicieron esperar y tampoco los memes. El video se viralizó y la palabra “Texcoco” se hizo tendencia en Twitter. La frase que más resuena en el video es “¡Pa´ que sientas lo que sentimos!”
En este caso particular, versiones periodísticas apuntan a que en realidad este hecho sería sólo uno de una serie que se atribuye a una banda organizada y se habla de asaltos recurrentes que no son denunciados por temor.
Sin embargo, detrás de ese temor está la poca efectividad de la prevención y vigilancia, sobre todo en zonas de alta recurrencia, situación en la que incluso cabría pensar en una posible red de corrupción o protección. Por otro lado está el tema de la denuncia, que suele ser complicada e igualmente, de nula o poca efectividad.
Hace dos años la organización México Evalúa llevó a cabo un estudio exploratorio sobre los derechos de los usuarios del sistema de justicia. Se revelaron entonces datos muy importantes correspondientes a diversas fases pre procesales y procesales que ahora viene muy al caso recordar. Por ejemplo, que al 15% de los denunciantes les llevó de tres a cuatro horas denunciar.
Ya sabemos que la cifra negra en nuestro país es de 92% y que no todas las Fiscalías se caracterizan por su agilidad al momento de informar o canalizar adecuadamente a las personas que han sido víctimas de un delito.
Al menos eso es lo que revela el índice estatal de desempeño de procuradurías y fiscalías 2019 de Impunidad Cero que apunta que “el desempeño de estas instituciones, así como la reducida capacidad de investigación criminal, son el talón de Aquiles del combate a la impunidad”
Si bien de acuerdo con estos datos el Estado de México tenía un índice de 4.8 agencias por cada 100 mil habitantes (muy por arriba de otros estados), la carga de trabajo fue la segunda del país y el presupuesto per cápita de los menores. Es decir, muchas agencias, una gran carga de trabajo y poco presupuesto.
El tiempo para denunciar en este estado es de 196 minutos, el sexto más tardado. En términos generales de efectividad el Estado de México quedó, en esta medición, entre los ocho peores.
De manera que no es justificable, pero tampoco incomprensible el contagio social de impotencia que lleva a las personas a reacciones como la que vimos en el caso de Texcoco, a esto hay que sumar el complejo contexto que vivimos en la pandemia, lo que no augura mejores situaciones si no se empieza a invertir en la urgente reconversión de los sistemas de denuncia e investigación.
