Fue hace más de un año, en un municipio de Yucatán, Izamal, que el hoy presidente Andrés Manuel López Obrador dijo: ““Yo voy a conseguir la paz, ese es mi compromiso, voy a conseguir la paz y voy a terminar con la guerra, no vamos a continuar con la misma estrategia que no ha dado resultados… A mitad del sexenio ya no habrá guerra”.
Por esas fechas ya el presidente había anunciado que, de ganar, nombraría a Francisco Alfonso Durazo Montaño como titular de la Secretaría de Seguridad Pública, una entidad que se revivió en este gobierno. Como era de esperarse, Durazo estuvo en el centro de la crítica por su inexperiencia en el tema, ya que su trayectoria, tanto en el PRI y luego en el PAN, no tuvieron ni remotamente que ver con este tema de tan alta urgencia en el país pues su trabajo estuvo enfocado en el área de medios y como secretario particular del presidente Fox.
En una entrevista con el periódico El Economista, el flamante funcionario, ahora de Morena afirmó, entre otras cosas, que “la tarea de las fuerzas armadas debe ser de carácter circunstancial, no le corresponde la seguridad pública. Imposible revertir el daño infligido por su uso en funciones de policía”.
Sin embargo, las cosas dieron un vuelco dramático cuando el propio presidente dio a conocer su proyecto de la Guardia Nacional.
El propio Durazo informó que la Guardia Nacional sumaría a 220 mil elementos del Ejército, 40 mil de la Marina y 10 mil efectivos de la Policía Federal, quienes trabajarían, plenamente, en 266 coordinaciones en todo el país.
“Esta suma de elementos, de recursos, de voluntades, el que tengamos presencia en todo el territorio nacional, permitirá proteger a la gente y se reducirá sustancialmente el número de homicidios, robos, secuestros y otros delitos”, dijo entonces.
Recién pasado este 1er informe de gobierno, es preciso recordar estas promesas. Pero sobre todo exigir que, más que una promesa, la seguridad pública se base en una verdadera estrategia y se ejecute como una acción prioritaria, que no puede tener éxito si no se integran a las policías locales y municipales bajo un estándar de capacitación y eficaz. Quizás sea aquí donde urge combatir la corrupción