/ martes 18 de junio de 2019

Gracias Trump, ahora ayúdanos con NAIM

El presidente estadounidense, Donald Trump,hace lucir cada vez más borrosa la línea que hay entre la seguridad nacional y la seguridad económica de Estados Unidos, lo que le permite aprovechar poderosas herramientas diseñadas para castigar a los peores actores globales del mundo y redirigirlas hacia casi cualquier socio comercial, incluyendoMéxico. En el transcurso de unas cuantas semanas, Trump ha declarado como amenaza para la seguridad nacional a los inmigrantes centroamericanos. Dichas declaraciones le han otorgado al presidente estadounidense la autoridad para utilizar facultades de la Guerra Fría para causar daños económicos a esos países mediante aranceles, listas negras gubernamentales y otras restricciones.

Lo curiosos es que la semana pasada elGobierno Federal y sus lacayos se desvivieron para gritar y escribir el éxito de la negociación Trump México (tramposa, por cierto); para evitar la entrada de aranceles, dejo ver también como el Presidente de los Estados Unidos pudo ponerle un hasta aquí al populismo del Presidente de la República MexicanaAndrés Manuel López Obrador, quién raudo y veloz envió a su pupilo a negociar con los pantalones en las rodillas, convirtiéndonos en el primer país al que le aplica un “aliado cercano” una ley que tradicionalmente se utiliza para imponer sanciones económicas a adversarios extranjeros por terrorismo y otros actos indebidos. Máxime cuando todo el mundo civilizado se opone a las alharacas imprudentes e inviables de un loco extranjero al que todos le han volteado la espalda.

Ante esta lamentable actuación delPresidente Mexicano y de su hoy enfrentado equipo de colaboradores, habrá que pedirle al Presidente Dolnald Trump otra amenaza o chasquido de dedos para acabar con los berrinches gubernamentales y lograr con ello, el reinicio de la construcción del aeropuerto de Texcoco (NAIM). La política exterior mexicana dejo al desnudo la endeble representación nacional que tenemos ante las amenazas y rabietas del Presidente de EE. UU., es decir, le suministro sopa de su propio chocolate.

Es lamentable pues la señal de que, al menos por ahora, López Obrador eligió como prioridad tranquilizar a Donald Trump en lugar de atender asuntos internos prioritarios, como combatir la creciente violencia y el crimen en México.

El presidente estadounidense, Donald Trump,hace lucir cada vez más borrosa la línea que hay entre la seguridad nacional y la seguridad económica de Estados Unidos, lo que le permite aprovechar poderosas herramientas diseñadas para castigar a los peores actores globales del mundo y redirigirlas hacia casi cualquier socio comercial, incluyendoMéxico. En el transcurso de unas cuantas semanas, Trump ha declarado como amenaza para la seguridad nacional a los inmigrantes centroamericanos. Dichas declaraciones le han otorgado al presidente estadounidense la autoridad para utilizar facultades de la Guerra Fría para causar daños económicos a esos países mediante aranceles, listas negras gubernamentales y otras restricciones.

Lo curiosos es que la semana pasada elGobierno Federal y sus lacayos se desvivieron para gritar y escribir el éxito de la negociación Trump México (tramposa, por cierto); para evitar la entrada de aranceles, dejo ver también como el Presidente de los Estados Unidos pudo ponerle un hasta aquí al populismo del Presidente de la República MexicanaAndrés Manuel López Obrador, quién raudo y veloz envió a su pupilo a negociar con los pantalones en las rodillas, convirtiéndonos en el primer país al que le aplica un “aliado cercano” una ley que tradicionalmente se utiliza para imponer sanciones económicas a adversarios extranjeros por terrorismo y otros actos indebidos. Máxime cuando todo el mundo civilizado se opone a las alharacas imprudentes e inviables de un loco extranjero al que todos le han volteado la espalda.

Ante esta lamentable actuación delPresidente Mexicano y de su hoy enfrentado equipo de colaboradores, habrá que pedirle al Presidente Dolnald Trump otra amenaza o chasquido de dedos para acabar con los berrinches gubernamentales y lograr con ello, el reinicio de la construcción del aeropuerto de Texcoco (NAIM). La política exterior mexicana dejo al desnudo la endeble representación nacional que tenemos ante las amenazas y rabietas del Presidente de EE. UU., es decir, le suministro sopa de su propio chocolate.

Es lamentable pues la señal de que, al menos por ahora, López Obrador eligió como prioridad tranquilizar a Donald Trump en lugar de atender asuntos internos prioritarios, como combatir la creciente violencia y el crimen en México.