/ martes 19 de marzo de 2024

OPINIÓN POR VICENTE GUTIÉRREZ CAMPOSECO | Aeropuerto CDMX una vergüenza

Los aeropuertos son esenciales para el desarrollo económico de cualquier lugar, conllevan la creación de miles de empleos; internos y externos, generan actividad económica y revalorizan el entorno, amén de los millones de pesos que los turistas nacionales y extranjeros dejan en beneficio del país que los acoge. México, nuestra grande y querida nación durante muchos años ha sido reconocido mundialmente por sus bastos recursos naturales, turísticos y su enorme calidez humana: Con el paso de los años se convirtió en el más importante de América Latina por su número de operaciones, movilidad de pasajeros y la cantidad de carga que desde ahí se recibía y enviaba; y se ubicaba en el lugar 26 de los 55 aeropuertos más importantes del mundo. Sin embargo, en los últimos cinco años, el aeropuerto internacional de la ciudad de México (CDMX) Benito Juárez es una vergüenza, deja mucho que desear, sus instalaciones deterioradas por la falta de mantenimiento, el desorden para canalizar a los pasajeros en las decenas de accesos y pasillos interiores, la falta de eficiencia del personal que ahí labora han generado un caos absoluto en todos y cada uno de los servicios, incluida claro, la Terminal dos (T2), la cual es catalogada ya por los usuarios como una porquería.

Sume usted distinguido lector, el enorme conflicto que genera el estacionamiento del aeropuerto, el cual siempre está saturado, los responsables del servicio brillan por su ausencia, la circulación interna no es clara y el costo por hora es sumamente elevado, a pesar de la inseguridad y pésimas condiciones de infraestructura que tiene. Ante el incremento anual de operaciones y viajeros, en 2007 se puso en marcha la Terminal 2, que actualmente moviliza al 46 por ciento de los pasajeros. Mientras en la terminal 1 atiende al resto. El AICM en sus dos terminales, espacios de atención y comercio, opera con más de 20 aerolíneas nacionales e internacionales. El año pasado movilizó a más de 46 millones 258 mil pasajeros. ¿Se imagina usted la imagen de México que se llevan los turistas?

Además, existe añejos problemas en aduanas, en migración, en el manejo de maletas, en el filtro de los pasajeros, problemas de delincuencia organizada, de lavado de dinero, de inmigración ilegal. Asimismo, situaciones estructurales que hay que corregir, aunado al combate de robo de maletas, y disminuir las demoras y cancelaciones de los vuelos. En fin, una situación muy lamentable que nos exhibe ante el resto del mundo. Por fortuna y en contraste, los aeropuertos internacionales de Monterrey, Cancún, Veracruz, Aguascalientes, Oaxaca, Etc., concesionados a la IP, administran de manera eficiente, operan y brindan servicios de primer mundo a sus pasajeros.

Y es que, a los pocos años de la entrada de la Iniciativa Privada a la operación de este sector en México, sus operadores le han apostado a la inversión en la infraestructura, a nivel operativo, tecnológico y de seguridad, al interior y exterior de sus instalaciones, se percibe con una enorme mejoría, amén de las multimillonarias inversiones, las cuales han situado a algunas de estas instalaciones a competir con las mejores del mundo.


Los aeropuertos son esenciales para el desarrollo económico de cualquier lugar, conllevan la creación de miles de empleos; internos y externos, generan actividad económica y revalorizan el entorno, amén de los millones de pesos que los turistas nacionales y extranjeros dejan en beneficio del país que los acoge. México, nuestra grande y querida nación durante muchos años ha sido reconocido mundialmente por sus bastos recursos naturales, turísticos y su enorme calidez humana: Con el paso de los años se convirtió en el más importante de América Latina por su número de operaciones, movilidad de pasajeros y la cantidad de carga que desde ahí se recibía y enviaba; y se ubicaba en el lugar 26 de los 55 aeropuertos más importantes del mundo. Sin embargo, en los últimos cinco años, el aeropuerto internacional de la ciudad de México (CDMX) Benito Juárez es una vergüenza, deja mucho que desear, sus instalaciones deterioradas por la falta de mantenimiento, el desorden para canalizar a los pasajeros en las decenas de accesos y pasillos interiores, la falta de eficiencia del personal que ahí labora han generado un caos absoluto en todos y cada uno de los servicios, incluida claro, la Terminal dos (T2), la cual es catalogada ya por los usuarios como una porquería.

Sume usted distinguido lector, el enorme conflicto que genera el estacionamiento del aeropuerto, el cual siempre está saturado, los responsables del servicio brillan por su ausencia, la circulación interna no es clara y el costo por hora es sumamente elevado, a pesar de la inseguridad y pésimas condiciones de infraestructura que tiene. Ante el incremento anual de operaciones y viajeros, en 2007 se puso en marcha la Terminal 2, que actualmente moviliza al 46 por ciento de los pasajeros. Mientras en la terminal 1 atiende al resto. El AICM en sus dos terminales, espacios de atención y comercio, opera con más de 20 aerolíneas nacionales e internacionales. El año pasado movilizó a más de 46 millones 258 mil pasajeros. ¿Se imagina usted la imagen de México que se llevan los turistas?

Además, existe añejos problemas en aduanas, en migración, en el manejo de maletas, en el filtro de los pasajeros, problemas de delincuencia organizada, de lavado de dinero, de inmigración ilegal. Asimismo, situaciones estructurales que hay que corregir, aunado al combate de robo de maletas, y disminuir las demoras y cancelaciones de los vuelos. En fin, una situación muy lamentable que nos exhibe ante el resto del mundo. Por fortuna y en contraste, los aeropuertos internacionales de Monterrey, Cancún, Veracruz, Aguascalientes, Oaxaca, Etc., concesionados a la IP, administran de manera eficiente, operan y brindan servicios de primer mundo a sus pasajeros.

Y es que, a los pocos años de la entrada de la Iniciativa Privada a la operación de este sector en México, sus operadores le han apostado a la inversión en la infraestructura, a nivel operativo, tecnológico y de seguridad, al interior y exterior de sus instalaciones, se percibe con una enorme mejoría, amén de las multimillonarias inversiones, las cuales han situado a algunas de estas instalaciones a competir con las mejores del mundo.