/ martes 19 de mayo de 2020

El fondo de fondos

El gobierno federal de la autollamada “Cuarta Transformación” nos ha mostrado a lo largo de la administración morenista un sinfín de incongruencias, a sus discursos de opositores y promesas de campaña he incluso de no ser distintos a sus antecesores, de que cambiar la historia solo han sido palabras, instalándose en la inercia de la demagogia, el mesianismo y la politiquería que ha caracterizado casi siempre a nuestra clase política y gubernamental. Dice el refrán que el pez por su boca muere, y ahora basta echar un ojo a las redes sociales para escuchar y ver las anteriores posiciones de rechazo y reclamos de las y los ciudadanos en general en los distintos temas de la vida pública que se ponen a debate, para documentar las enormes contradicciones en las que incurren sin rubor alguno.

En medio de elucubraciones y reacciones a la decisión del Presidente Andrés Manuel López Obrador de volver a echar mano de las Fuerzas Armadas para “combatir el crimen organizado” que, por cierto, no se ha aplacado ni durante el año y medio de la “Cuarta Transformación”, ni siquiera recibiendo abrazos, no balazos, debemos, en primer lugar, considerar que el cambio de timón es la clara admisión de que a la violencia no se le ha pegado como debiera ser.

Sorprende pues que ahora que el país está en picada saquen al Ejercito Mexicano a las calles nuevamente. Con una sociedad vapuleada por la pandemia; la pésima estrategia para enfrentarla y detener el contagio, la economía nacional en grave crisis; solo equiparable a la época de la Revolución Mexicana cuando el decrecimiento del PIB fue de menos -15 por ciento al suspender toda la actividad. La hipótesis que circula en diferentes sectores de nuestra nación, es que salen en contra de los propios mandos militares y para prever una posible revuelta social, harta de la situación, el encierro y la falta de información veraz y objetiva por parte del gobierno.

Incomoda, y mucho a los mexicanos, que el “proyecto de cambio” ofrecido en campaña se derrumbara tan rápido, sumado al crecimiento de la inseguridad, la violencia, la corrupción e impunidad que sigue permeando en las altas esferas de la administración. Además de que los números de decrecimiento para este año presentados por el gobierno federal rondan los menos -6 por ciento, mientras que diversos analistas privados aseguran que llegara al menos -13 por ciento. Yo me quedo con la idea de que la presencia militar (Ejército y Marina) en la calle, actualmente solo genera más violencia. No existe una estrategia clara, tal vez por insipiencia o falta de directriz.


El gobierno federal de la autollamada “Cuarta Transformación” nos ha mostrado a lo largo de la administración morenista un sinfín de incongruencias, a sus discursos de opositores y promesas de campaña he incluso de no ser distintos a sus antecesores, de que cambiar la historia solo han sido palabras, instalándose en la inercia de la demagogia, el mesianismo y la politiquería que ha caracterizado casi siempre a nuestra clase política y gubernamental. Dice el refrán que el pez por su boca muere, y ahora basta echar un ojo a las redes sociales para escuchar y ver las anteriores posiciones de rechazo y reclamos de las y los ciudadanos en general en los distintos temas de la vida pública que se ponen a debate, para documentar las enormes contradicciones en las que incurren sin rubor alguno.

En medio de elucubraciones y reacciones a la decisión del Presidente Andrés Manuel López Obrador de volver a echar mano de las Fuerzas Armadas para “combatir el crimen organizado” que, por cierto, no se ha aplacado ni durante el año y medio de la “Cuarta Transformación”, ni siquiera recibiendo abrazos, no balazos, debemos, en primer lugar, considerar que el cambio de timón es la clara admisión de que a la violencia no se le ha pegado como debiera ser.

Sorprende pues que ahora que el país está en picada saquen al Ejercito Mexicano a las calles nuevamente. Con una sociedad vapuleada por la pandemia; la pésima estrategia para enfrentarla y detener el contagio, la economía nacional en grave crisis; solo equiparable a la época de la Revolución Mexicana cuando el decrecimiento del PIB fue de menos -15 por ciento al suspender toda la actividad. La hipótesis que circula en diferentes sectores de nuestra nación, es que salen en contra de los propios mandos militares y para prever una posible revuelta social, harta de la situación, el encierro y la falta de información veraz y objetiva por parte del gobierno.

Incomoda, y mucho a los mexicanos, que el “proyecto de cambio” ofrecido en campaña se derrumbara tan rápido, sumado al crecimiento de la inseguridad, la violencia, la corrupción e impunidad que sigue permeando en las altas esferas de la administración. Además de que los números de decrecimiento para este año presentados por el gobierno federal rondan los menos -6 por ciento, mientras que diversos analistas privados aseguran que llegara al menos -13 por ciento. Yo me quedo con la idea de que la presencia militar (Ejército y Marina) en la calle, actualmente solo genera más violencia. No existe una estrategia clara, tal vez por insipiencia o falta de directriz.