En días pasados se habló en la Ciudad de México sobre iniciar la transición del semáforo de naranja a amarillo, con lo cual, más negocios podrían retomar sus actividades y también, la gente podría empezar con volver a sus actividades, sin embargo, esto representa un grave peligro, pues no solo no se respetó la cuarentena cuando el color era rojo, también se tomo el naranja como un verde, ¿qué vendrá con el amarillo?
Sin duda, el amarillo le va a saber a medio mundo como un verde relajado, donde ya podrá hacer sus reuniones y salir a la calle sin cubrebocas, evitar lavarse las manos en una o dos ocasiones, abarrotar lugares cerrados y todo eso que genera riesgo de contagio, y digo les va a saber como verde porque después de 140 días de encierro, a cualquiera le caería bien.
Sin embargo, este posible amarillo no es un verde, tampoco es que ya salimos de la contingencia, al contrario, esta sigue y tan continúa que apenas el viernes más de siete mil personas resultaron contagiadas, es decir, no se ha domado la curva ni mucho menos, se ha mantenido en lo alto, que es aún peor que haberla domado, pero claro, los de la cuatro te tienen otros datos.
Ante esta situación inminente, de cambio de semáforo, hay que tener en cuenta que no se cambia porque ya no haya contagios, se cambia porque ya hay mas camas disponibles en los hospitales y porque el personal de salud está agotado, pero ya aprendió a que el Covid-19 es mucho más que una gripe fuerte, ya conoce a fondo la extensa lista de enfermedades que provoca y ya sabe tratarlas.
Hablar de semáforo verde es hablar de tratamientos y vacunas, es hablar de que realmente podemos volver a la normalidad con la esperanza de que habrá una cura y una vacuna para combatir el SARS COV 2, de lo contrario, no puede decirse que hay un semáforo verde, sin embargo, hay presiones mas allá de la salud. En el plano de lo económico.
Y como no va a haber ese tipo de presiones si la gran mayoría de los mexicanos van al día, tienen que trabajar el lunes para comer el lunes y si el domingo descansan, difícilmente comen, esos que definitivamente prefieren comprar un huevo en la tienda y llevarse algo al estomago, que comprar un cubrebocas o gel, esos que deberían ser prioridad para el gobierno, esos son los que están poniendo los muertos para las alarmantes cifras que día a día suben sin que nadie pueda ponerles un alto.