/ domingo 24 de octubre de 2021

Al viejo estilo

Bien dicen que lo que no se ve no se cuenta y es justo a lo que le está apostando la jefa de gobierno Claudia Sheimbaun y el secretario de Seguridad Ciudadana, Omar García Harfuch, a esconder los hechos delictivos de alto impacto para poder decir que van a la baja. El clásico priísta, si no lo vieron no cuenta.

Y es que apenas esta semana, que no fue la primera vez sino ya una situación sistemática, una persona fue atacada a balazos en la alcaldía Venustiano, para ser específico, en la Colonia Rastro Popular, una de las zonas donde la violencia ha aumentado en las últimas semanas y que ya estaba siendo un problema para las cifras del gobierno capitalino.

Este hombre que fue blanco del ataque a balazos, quien probablemente estaba relacionado con otros ilícitos de alto impacto, quedó tendido en el asfalto con al menos dos disparos en la cabeza; minutos después una ambulancia del Centro Regulador de Urgencias Médicas (CRUM) acudió al lugar.

Los paramédicos de la ambulancia de gobierno valoraron al sujeto y determinaron ausencia de signos vitales compatibles con la vida, es decir ya había muerto, acto seguido, o al menos así lo marcaba el protocolo, se dio aviso a la Coordinación General de Servicios Periciales en Venustiano Carranza 3 para que acudiera a realizar las pesquisas y levantar el cadáver.

La sorpresa vino minutos después, cuando al lugar acudió una de las tantas y tantas ambulancias patito que abundan en la capital bajo el cobijo de las mismas autoridades; llegó, pero no a ver qué podía sacar, llegó porque alguien “de peso” le había hablado para que trasladara al lesionado a un hospital.

Como fue, el “lesionado” fue subido a la ambulancia particular presuntamente por órdenes de uno de los mandos policiacos de la Zona Norte y trasladado hasta un hospital, también privado, de la alcaldía Iztacalco, no obstante que a menos de cinco minutos del lugar del ataque se encontraba el nosocomio de Balbuena.

El chiste es que no se entere la ciudadanía a través de los medios de comunicación, porque si no se publica, pues simplemente no entra en las estadísticas, a la vieja usanza de los gobiernos autoritarios, esconder los asuntos a como dé lugar para que no aparezca en las estadísticas.

Porque en los registros de las carpetas de investigación no es lo mismo contabilizar un homicidio doloso por disparo de arma de fuego en la calle que a que se muera en el hospital. Maquillar las cifras también es deshonesto, es mentir a la ciudadanía.

Bien dicen que lo que no se ve no se cuenta y es justo a lo que le está apostando la jefa de gobierno Claudia Sheimbaun y el secretario de Seguridad Ciudadana, Omar García Harfuch, a esconder los hechos delictivos de alto impacto para poder decir que van a la baja. El clásico priísta, si no lo vieron no cuenta.

Y es que apenas esta semana, que no fue la primera vez sino ya una situación sistemática, una persona fue atacada a balazos en la alcaldía Venustiano, para ser específico, en la Colonia Rastro Popular, una de las zonas donde la violencia ha aumentado en las últimas semanas y que ya estaba siendo un problema para las cifras del gobierno capitalino.

Este hombre que fue blanco del ataque a balazos, quien probablemente estaba relacionado con otros ilícitos de alto impacto, quedó tendido en el asfalto con al menos dos disparos en la cabeza; minutos después una ambulancia del Centro Regulador de Urgencias Médicas (CRUM) acudió al lugar.

Los paramédicos de la ambulancia de gobierno valoraron al sujeto y determinaron ausencia de signos vitales compatibles con la vida, es decir ya había muerto, acto seguido, o al menos así lo marcaba el protocolo, se dio aviso a la Coordinación General de Servicios Periciales en Venustiano Carranza 3 para que acudiera a realizar las pesquisas y levantar el cadáver.

La sorpresa vino minutos después, cuando al lugar acudió una de las tantas y tantas ambulancias patito que abundan en la capital bajo el cobijo de las mismas autoridades; llegó, pero no a ver qué podía sacar, llegó porque alguien “de peso” le había hablado para que trasladara al lesionado a un hospital.

Como fue, el “lesionado” fue subido a la ambulancia particular presuntamente por órdenes de uno de los mandos policiacos de la Zona Norte y trasladado hasta un hospital, también privado, de la alcaldía Iztacalco, no obstante que a menos de cinco minutos del lugar del ataque se encontraba el nosocomio de Balbuena.

El chiste es que no se entere la ciudadanía a través de los medios de comunicación, porque si no se publica, pues simplemente no entra en las estadísticas, a la vieja usanza de los gobiernos autoritarios, esconder los asuntos a como dé lugar para que no aparezca en las estadísticas.

Porque en los registros de las carpetas de investigación no es lo mismo contabilizar un homicidio doloso por disparo de arma de fuego en la calle que a que se muera en el hospital. Maquillar las cifras también es deshonesto, es mentir a la ciudadanía.

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