/ domingo 21 de marzo de 2021

¡Métanse, sálganse! Entre el Covid y los temblores

Este fin de semana vivimos en la Ciudad de México una de las experiencias más aterradoras de los últimos tiempos, el sonido de la alerta sísmica sacudió nuestros oídos la noche del viernes y la mañana del sábado, lo bueno, dentro de lo malo, es que la primera no ameritaba y la segunda fue por error.

De aquí surgen dos cuestionamientos, por un lado, el no traer el cubrebocas al momento de salir a la calle y la segunda es quién se va a hacer responsable, por parte del gobierno de lanzar la alerta dos veces de manera errónea, la del viernes que, si tembló con mensaje de simulacro y la del sábado, que no tembló, que asustó a todo el mundo.

Cuál es el problema de que esto suceda, que con tanta imprecisión y tan seguida va a pasar como Juanito y el Lobo, cuando de verdad amerite y sea necesario evacuar los inmuebles, la gente pensará que es otra pifia más del gobierno y desestimará la alerta que, aunque es muy buena herramienta, ha demostrado que puede presentar muchas fallas.

Empecemos por el viernes, tras sonar la alerta sísmica, 974 altavoces de los instalados en las cámaras de la Ciudad de México, reprodujeron el mensaje de que fue un simulacro, de inmediato, quien lo escuchó inició con una rechifla seguida de regresar a su domicilio. En 2017, una falsa sensación de seguridad hizo que la gente regresara a un edificio que minutos después colapsó.

De nueva cuenta, el sábado la alarma sonó por la mañana, minutos más tarde, una vez que ya todos los protocolos se activaron, salió Claudia Sheimbaum a decir el clásico “Usté disculpe” seguido del “ya investigamos”, es decir, metimos la pata y no va a pasar nada, como siempre. Una verdadera irresponsabilidad que la alerta sísmica tenga tantas vulnerabilidades al error humano.

Entre que son peras o manzanas y que el gobierno no se hace responsable de los errores humanos y como siempre culpa a las máquinas, la situación es que en ambos casos la gente salió de su domicilio sin cubrebocas, ya sea por el miedo o por las prisas, lo que si es un hecho es que es un riesgo cruzado, pues o se cuida uno de una cosa o de la otra.

Falta, como ciudadano, hacer propio la cultura de la prevención, y también es necesario que tomemos nuestra responsabilidad en cuanto a la pandemia se refiere, dejemos de pensar que todo lo tiene que resolver el gobierno, pues no veo a ningún funcionario entrando a mi casa a ponerme siquiera el cubrebocas o a lavarme las manos.

Este fin de semana vivimos en la Ciudad de México una de las experiencias más aterradoras de los últimos tiempos, el sonido de la alerta sísmica sacudió nuestros oídos la noche del viernes y la mañana del sábado, lo bueno, dentro de lo malo, es que la primera no ameritaba y la segunda fue por error.

De aquí surgen dos cuestionamientos, por un lado, el no traer el cubrebocas al momento de salir a la calle y la segunda es quién se va a hacer responsable, por parte del gobierno de lanzar la alerta dos veces de manera errónea, la del viernes que, si tembló con mensaje de simulacro y la del sábado, que no tembló, que asustó a todo el mundo.

Cuál es el problema de que esto suceda, que con tanta imprecisión y tan seguida va a pasar como Juanito y el Lobo, cuando de verdad amerite y sea necesario evacuar los inmuebles, la gente pensará que es otra pifia más del gobierno y desestimará la alerta que, aunque es muy buena herramienta, ha demostrado que puede presentar muchas fallas.

Empecemos por el viernes, tras sonar la alerta sísmica, 974 altavoces de los instalados en las cámaras de la Ciudad de México, reprodujeron el mensaje de que fue un simulacro, de inmediato, quien lo escuchó inició con una rechifla seguida de regresar a su domicilio. En 2017, una falsa sensación de seguridad hizo que la gente regresara a un edificio que minutos después colapsó.

De nueva cuenta, el sábado la alarma sonó por la mañana, minutos más tarde, una vez que ya todos los protocolos se activaron, salió Claudia Sheimbaum a decir el clásico “Usté disculpe” seguido del “ya investigamos”, es decir, metimos la pata y no va a pasar nada, como siempre. Una verdadera irresponsabilidad que la alerta sísmica tenga tantas vulnerabilidades al error humano.

Entre que son peras o manzanas y que el gobierno no se hace responsable de los errores humanos y como siempre culpa a las máquinas, la situación es que en ambos casos la gente salió de su domicilio sin cubrebocas, ya sea por el miedo o por las prisas, lo que si es un hecho es que es un riesgo cruzado, pues o se cuida uno de una cosa o de la otra.

Falta, como ciudadano, hacer propio la cultura de la prevención, y también es necesario que tomemos nuestra responsabilidad en cuanto a la pandemia se refiere, dejemos de pensar que todo lo tiene que resolver el gobierno, pues no veo a ningún funcionario entrando a mi casa a ponerme siquiera el cubrebocas o a lavarme las manos.

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