El crimen ha demostrado en todo el país ser mucho más organizado que el propio gobierno y las instituciones de salud, eso quedó demostrado en Sinaloa, Durango, y Oaxaca, donde apenas el viernes hombres fuertemente armados arremetieron contra un grupo de policías estatales que apenas llevaban un chaleco antibalas, seguramente caduco y la bendición de Dios.
En la Ciudad de México el panorama no es muy distinto, si bien, no hemos visto que policías hayan sido emboscados por grupos del crimen organizado, si ha quedado al descubierto que muchos de esos uniformados, han sido acribillados a billetazos, pues es claro que en la capital operan varios grupos del crimen organizado bajo el amparo de gente muy pesada en las instituciones de seguridad.
Si no como se explica que en los operativos donde sugieren golpes grandes no haya detenidos, o estos, como en el caso de Tepito, sean liberados, porque poco se habló de eso, pero 31 de los 33 detenidos en ese operativo, que dejó al descubierto la magnitud de la mafia en el barrio bravo, solo quedaron dos y ninguno fue el jefe, que era al que buscaban, quien mágicamente desapareció antes del operativo. ¿será que le avisaron?
Y es que la venta de drogas al menudeo, o mejor dicho, al mayoreo, ya no es solo en el barrio bravo, ya se extendió a toda la ciudad, pues cada vez es más común que se aseguren kilos y kilos, en casos toneladas, de drogas en cualquier colonia de esta ciudad capital, por lo regular todas son de bajo poder adquisitivo, lugar propicio para que este delito prospere.
Pareciera por momentos que estos criminales operan como el gato y el ratón, solo que este ratón tiene mas gatos que les advierten de los movimientos del primero, por lo que el ratón casi siempre sale airoso de los embates del felino, claro, de vez en cuando le dejan unas sobras para que las presuma a todo el mundo como un gran logro.
La corrupción no ha terminado y esta vez no se trata solo de la policía capitalina, pues ya quedó al descubierto que también la Policía de Investigación está metida hasta las narices en un negocio que poco a poco invadió toda la capital y ahora se ve tan difícil de desterrar de las colonias más pobres de la CDMX, pues ha dado lo que pocos. Trabajo, dinero y poder.
