Ya es octubre, faltan tres meses para que acabe el año y ni vacuna, ni virus y mucho menos semáforo en verde, esto ya perfila a qué ninguna actividad la retomaremos de manera normal o no al menos como las conocíamos, pues de actividades escolares ni hablamos porque ya es un hecho que no habrá regreso a clases, al menos no en la ciudad.
Y es que Justo el viernes anunciaba la jefa de gobierno que esta semana también permaneceríamos en semáforo naranja, pero que otras actividades recreativas, como las ferias, volverían a operar, con muchas medidas de seguridad y con solo el 30 por ciento del aforo, sin embargo esto no abona a la salud de la población.
La cosa es más complicada, pues por un lado se protege a la población de un ya exagerado sobre encierro, pero por el otro lado se expone a un contagio, como sucedió con la apertura de los cines, pero es aún más complicado el tema económico, pues ya está más que demostrado que no hubo quien tuviera la capacidad económica de hacer frente a Yam prolongado encierro.
Si bien no todo es malo, pues ha habido una proliferación de nuevos negocios, no hay tanto dinero circulante que permita hacer crecer a estos negocios, pues definitivamente hay prioridades y sobretodo muchas necesidades de quienes están hasta el final de la cadena económica, quienes están al final del desarrollo y por mal que se lea, los que tienen menos oportunidades.
Aunque hay que señalar que a nivel Ciudad de México está mucho mejor manejada la crisis que a nivel federal, aún sigue siendo la más alta en mortalidad y en contagios, sigue siendo la punta de flecha en la pandemia que nos tiene encerrados desde marzo de este año, por eso es que no debemos confiarnos de que todo saldrá bien, sobretodo si no estamos haciendo nada por evitar los contagios.
Y sobretodo va a seguir siendo el semáforo naranja si no cambiamos la percepción de que la emergencia continúa y seguimos cuidándonos, salir a la calle solo a lo esencial y no como media ciudad lo hace, sin cubrebocas y sin el más mínimo cuidado, como si los primeros cuatro meses de pandemia hayan sido en vano, como si no hubiera sido difícil.
Vienen semanas difíciles porque ya está en la puerta la temporada de influenza y aunque la vacunación ya empezó, no hay manera de que las dosis alcancen para todos y por supuesto, será quien tenga mayor suerte o mejores oportunidades, quien reciba una dosis, lo que viene a complicar más la situación ya de por sí complicada.
Sin duda la mejor prevención sigue siendo quedarse en casa, seguir las recomendaciones de higiene y no sentir que la vida a vuelto a la normalidad pues este exceso de confianza va a hacer que las cosas se compliquen aún más y vaya que lo que necesitamos es que mejore y mejore bastante.