/ jueves 25 de enero de 2024

TENDENCIAS ECONÓMICAS Y FINANCIERAS | Un mundo en guerra

2024 inicia con dos conflictos regionales adicionales, que se suman a la invasión de Rusia a Ucrania y la guerra entre Israel y Hamas. Detrás de cada guerra hay intereses económicos y geopolíticos, producto de un nuevo orden mundial que empieza a gestarse.

Durante 25 años, el planeta gozó de paz. Rusia y China, se unieron al resto del mundo occidental en el proceso de globalización donde los involucrados se beneficiaban de una u otra forma y, en consecuencia, estaba en el interés de todos que las cadenas de suministro no tuvieran contratiempos y ninguna potencia apoyaba a ningún grupo armado para atacar o desestabilizar a otro país.

Sin embargo, la situación cambió en el momento en que China muy probablemente intervino en el Brexit y en las elecciones norteamericanas de 2016. En ese momento, Occidente, principalmente Estados Unidos y Europa, se dieron cuenta que el poder tecnológico de China, ponía en riesgo sus procesos electorales internos y decidieron separarse de China, proceso que se acentuó con la pandemia, que demostró la fragilidad de las rutas comerciales, los cuellos de botella en puertos y carreteras, así como la dependencia que tiene Estados Unidos de los productos manufacturados en China y que se venden en Estados Unidos.

A partir de ese momento, inició el proceso de relocalización de empresas norteamericanas y europeas. Es necesario sacarlas de China y llevarlas a otros países de Asia o incluso de América como México.

Este giro de 180 grados en el comercio mundial, donde la globalización pierde fuerza y se da paso a la regionalización, crea dos bloques comerciales, como sucedía en el siglo pasado, solamente que, en lugar de ser liderados en Asia por Rusia, ahora China ha tomado ese papel de líder, al estar mejor preparado tecnológicamente que Rusia y su economía tener un mayor tamaño.

Una consecuencia de lo anterior, es que los grupos rebeldes ahora pueden buscar a uno de los líderes globales, pedirles apoyo y recibir dinero y armas para financiar sus movimientos bélicos, lo que antes no hubiera ocurrido, ya que ello, afectaría las rutas comerciales y por ende la economía de las dos súper potencias mundiales. Hoy esa afectación sucede, pero el bando contrario estima que el daño es mayor al otro bando.

2024 inicia con la invasión de Rusia a Ucrania, donde China apoya a Rusia; la guerra de Israel y Hamas, donde Israel recibe apoyo de Estados Unidos y Hamas muy probablemente de Irán; mientras que Estados Unidos ataca a rebeldes hutíes en Yemen, apoyados por Irán; e Irán y Pakistán intercambian ataques en su frontera.

El mundo regresa a 1989, con dos bandos claramente definidos, donde por un lado hay que avanzar en el ámbito tecnológico, ahí Estados Unidos lleva la delantera y, por otra parte, hay que generarle problemas al bando contrario para detener su crecimiento y causar descontento entre su población para debilitar a los gobiernos y aminorar su avance


Carlos López Jones

Director de Consultoría en Tendencias.com.mx

Twitter: @Carloslopezjone



2024 inicia con dos conflictos regionales adicionales, que se suman a la invasión de Rusia a Ucrania y la guerra entre Israel y Hamas. Detrás de cada guerra hay intereses económicos y geopolíticos, producto de un nuevo orden mundial que empieza a gestarse.

Durante 25 años, el planeta gozó de paz. Rusia y China, se unieron al resto del mundo occidental en el proceso de globalización donde los involucrados se beneficiaban de una u otra forma y, en consecuencia, estaba en el interés de todos que las cadenas de suministro no tuvieran contratiempos y ninguna potencia apoyaba a ningún grupo armado para atacar o desestabilizar a otro país.

Sin embargo, la situación cambió en el momento en que China muy probablemente intervino en el Brexit y en las elecciones norteamericanas de 2016. En ese momento, Occidente, principalmente Estados Unidos y Europa, se dieron cuenta que el poder tecnológico de China, ponía en riesgo sus procesos electorales internos y decidieron separarse de China, proceso que se acentuó con la pandemia, que demostró la fragilidad de las rutas comerciales, los cuellos de botella en puertos y carreteras, así como la dependencia que tiene Estados Unidos de los productos manufacturados en China y que se venden en Estados Unidos.

A partir de ese momento, inició el proceso de relocalización de empresas norteamericanas y europeas. Es necesario sacarlas de China y llevarlas a otros países de Asia o incluso de América como México.

Este giro de 180 grados en el comercio mundial, donde la globalización pierde fuerza y se da paso a la regionalización, crea dos bloques comerciales, como sucedía en el siglo pasado, solamente que, en lugar de ser liderados en Asia por Rusia, ahora China ha tomado ese papel de líder, al estar mejor preparado tecnológicamente que Rusia y su economía tener un mayor tamaño.

Una consecuencia de lo anterior, es que los grupos rebeldes ahora pueden buscar a uno de los líderes globales, pedirles apoyo y recibir dinero y armas para financiar sus movimientos bélicos, lo que antes no hubiera ocurrido, ya que ello, afectaría las rutas comerciales y por ende la economía de las dos súper potencias mundiales. Hoy esa afectación sucede, pero el bando contrario estima que el daño es mayor al otro bando.

2024 inicia con la invasión de Rusia a Ucrania, donde China apoya a Rusia; la guerra de Israel y Hamas, donde Israel recibe apoyo de Estados Unidos y Hamas muy probablemente de Irán; mientras que Estados Unidos ataca a rebeldes hutíes en Yemen, apoyados por Irán; e Irán y Pakistán intercambian ataques en su frontera.

El mundo regresa a 1989, con dos bandos claramente definidos, donde por un lado hay que avanzar en el ámbito tecnológico, ahí Estados Unidos lleva la delantera y, por otra parte, hay que generarle problemas al bando contrario para detener su crecimiento y causar descontento entre su población para debilitar a los gobiernos y aminorar su avance


Carlos López Jones

Director de Consultoría en Tendencias.com.mx

Twitter: @Carloslopezjone