Ya este lunes es el inminente regreso a clases, y es increíble que ni siquiera los involucrados en primera fila, es decir los maestros, directivos y administrativos, no tienen ni la menor idea de qué van a hacer, no saben si van a recibir o no a los alumnos y mucho menos en qué condiciones, pues hasta el viernes, ni la misma Secretaría de Educación Pública ni la Autoridad Educativa Federal daban un lineamiento claro.
Lo único claro es la orden del mandamás supremo, de quien no le importa lo que dice ni las consecuencias, de quien hace del país lo que dice su “dedito”, su orden fue clara, se regresa a clases el lunes “llueva, truene o relampaguee” y pues sí, volverán los alumnos en medio de una gran lluvia, pero de problemas.
Desde escuelas sin agua, o drenaje, sin infraestructura básica como energía eléctrica, sin línea telefónica e internet y muchas otras cosas, la incertidumbre crece al ni siquiera saber cuál sería la estrategia, pues muchos maestros piensan que va a ser como en el regreso del ciclo anterior, pero es mera suposición.
Y si los docentes tienen dudas, los padres de familia más, pues no saben ni a donde les darán indicaciones, incluso hay. Escuelas donde esperarán al lunes para ver qué es lo que va a suceder, pero lo que sí es un hecho es que la orden del Presidente se tiene que cumplir.
Dirán que uno es catastrófico, pero ya veremos en la segunda mitad de septiembre cuantos niños y maestros terminarán encerrados o en un hospital a consecuencia de los contagios. Esperemos que sean los menos.
FELICIDADES
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