/ martes 7 de mayo de 2024

OPINIÓN POR VICENTE GUTIÉRREZ CAMPOSECO | Doctor Muerte & López Gatell

Lo que todos los mexicanos ya sabíamos, la verdad pues, fue confirmado, lastimosamente, la semana pasada, por la Comisión Independiente de Investigación Sobre la Pandemia de Covid-19, reporte en el cual se ratifica que más de 800 mil mexicanos murieron por la negligencia criminal, no aplicar correctamente los protocolos de sanidad en hospitales y, el mal manejo de la crisis endémica con la campaña “Quédate en Casa” por parte del doctor muerte & López Gatell, a quién, la opinión internacional descalifico para el cargo argumentando que No estaba capacitado para responder a la emergencia sanitaria. El grupo, integrado por científicos de todas las especialidades y encabezado por el doctor Jaime Sepúlveda, parte de tres claves fundamentales: la permanente subestimación del virus, la centralización y personalización de las decisiones y la política de “austeridad” que dejó sin recursos al sector salud.

Es evidente pues que lejos de contener la epidemia, las malas decisiones tomadas por el i-responsable del “manejo” de la pandemia, el doctor muerte, la combinación del desconocimiento de la función pública y del quehacer en una crisis como la vivida en nuestro país en 2020-2021, configuraron un escenario devastador con enormes desventajas estructurales, evidenciando graves y repetidas fallas de liderazgo ante la crisis sanitaria, acrecentando las seculares desigualdades sociales y demostrando, en su conjunto, las debilidades institucionales que, lejos de contener la pandemia, se agudizo más, de acuerdo al informe.

A pesar de la impunidad que se ha dado a las diversas denuncias presentadas por familiares de quienes perdieron la vida por negligencia, omisión y uso indebido de la función pública: los delitos por los cuales López Gatell tendría que estar en la cárcel y que la FGR se negó a iniciar con la investigación en el caso, un juez obligó a la dependencia a proceder con las indagaciones. Por su parte, miles de mexicanos ha manifestado su deseo de justicia para los miles de mexicanos que perdieron un familiar por la falta de atención recibida durante la crisis de salud.

Fueron muchos los delitos ejecutados por el ex subsecretario de Salud de México, Hugo López-Gatell, en principio, contra la salud pública cometiendo un claro atentado hacia la humanidad, según denuncias presentadas nacional e internacionalmente. Las querellas también enfatizan que el doctor muerte “incurrió en la conducta tipificada” en el artículo 159 del Código Penal del Distrito Federal, ya que se presentó en un evento publico luego de haber sido diagnosticado con COVID, además de no portar cubrebocas en un espacio cerrado y tampoco mantenía “la sana distancia con su acompañante, siendo que debió estar en cuarentena obligatoria”. En fin, la verdad es que, la manera como se gestionó la pandemia en México fue muy criticada por comunidades científicas, nacionales e internacionales, la dispersión del virus fue criminal y, muy grave y errónea, la tardía respuesta del doctor muerte. La mayor tragedia, después de la Revolución Mexicana.


Lo que todos los mexicanos ya sabíamos, la verdad pues, fue confirmado, lastimosamente, la semana pasada, por la Comisión Independiente de Investigación Sobre la Pandemia de Covid-19, reporte en el cual se ratifica que más de 800 mil mexicanos murieron por la negligencia criminal, no aplicar correctamente los protocolos de sanidad en hospitales y, el mal manejo de la crisis endémica con la campaña “Quédate en Casa” por parte del doctor muerte & López Gatell, a quién, la opinión internacional descalifico para el cargo argumentando que No estaba capacitado para responder a la emergencia sanitaria. El grupo, integrado por científicos de todas las especialidades y encabezado por el doctor Jaime Sepúlveda, parte de tres claves fundamentales: la permanente subestimación del virus, la centralización y personalización de las decisiones y la política de “austeridad” que dejó sin recursos al sector salud.

Es evidente pues que lejos de contener la epidemia, las malas decisiones tomadas por el i-responsable del “manejo” de la pandemia, el doctor muerte, la combinación del desconocimiento de la función pública y del quehacer en una crisis como la vivida en nuestro país en 2020-2021, configuraron un escenario devastador con enormes desventajas estructurales, evidenciando graves y repetidas fallas de liderazgo ante la crisis sanitaria, acrecentando las seculares desigualdades sociales y demostrando, en su conjunto, las debilidades institucionales que, lejos de contener la pandemia, se agudizo más, de acuerdo al informe.

A pesar de la impunidad que se ha dado a las diversas denuncias presentadas por familiares de quienes perdieron la vida por negligencia, omisión y uso indebido de la función pública: los delitos por los cuales López Gatell tendría que estar en la cárcel y que la FGR se negó a iniciar con la investigación en el caso, un juez obligó a la dependencia a proceder con las indagaciones. Por su parte, miles de mexicanos ha manifestado su deseo de justicia para los miles de mexicanos que perdieron un familiar por la falta de atención recibida durante la crisis de salud.

Fueron muchos los delitos ejecutados por el ex subsecretario de Salud de México, Hugo López-Gatell, en principio, contra la salud pública cometiendo un claro atentado hacia la humanidad, según denuncias presentadas nacional e internacionalmente. Las querellas también enfatizan que el doctor muerte “incurrió en la conducta tipificada” en el artículo 159 del Código Penal del Distrito Federal, ya que se presentó en un evento publico luego de haber sido diagnosticado con COVID, además de no portar cubrebocas en un espacio cerrado y tampoco mantenía “la sana distancia con su acompañante, siendo que debió estar en cuarentena obligatoria”. En fin, la verdad es que, la manera como se gestionó la pandemia en México fue muy criticada por comunidades científicas, nacionales e internacionales, la dispersión del virus fue criminal y, muy grave y errónea, la tardía respuesta del doctor muerte. La mayor tragedia, después de la Revolución Mexicana.