/ domingo 8 de noviembre de 2020

Lo que la pandemia nos dejó

Ya mucho hemos hablado en este espacio de las cosas malas que ha dejado la pandemia, los malos manejos, la imprudencia de mucha gente que decide no cuidarse y demás argumentos que han llevado a que estemos a pocos días de cumplir ocho meses en encierro, ocho meses de supuesto confinamiento que ha traído más consecuencias y cambios que cualquier otra cosa en años.

De entrada, tenemos que hablar de un sistema educativo que ya era un tanto deficiente siendo presencial y que se volvió completamente una burla al querer hacerlo a distancia y no es porque no haya maestros capaces de enseñar a los alumnos a distancia, es porque el sistema educativo tiene fallas que no permite siquiera pensar en una educación a distancia de calidad.

Es un hecho que este ciclo escolar va a ser a distancia de inicio a fin, pues bien lo dije en este espacio, el naranja siempre estuvo más cerca del rojo que del verde y aunque por motivos económicos no se quiera regresar al semáforo rojo, la contingencia sigue y definitivamente no se va a ir pronto, al menos ocupará otro medio año de 2021.

El final del ciclo escolar anterior fue un tanto atropellado, pero existía trabajo previo que permitió evaluar, de alguna manera, lo trabajado por los menores en los planteles escolares, sin embargo, en este ciclo, no hay nada que evaluar, pues el trabajo a distancia, ya sea por la televisión o por llamadas a distancia, ha sido por decir lo menos, chambón, cumplidor a medias, en el mejor de los casos.

No se trata de demeritar el trabajo de quienes están en casa a cargo de la educación de los niños, ni de los maestros que se esfuerzan por dar lo máximo por sus alumnos, ellos se guardan a parte y se les reconoce su esfuerzo, lo malo es que no todos son así, unos van día a día cumpliendo cabalmente la ley del mínimo esfuerzo, y si se puede hacer menos, mejor.

Maestros que de 8 horas que tenían que estar frente a grupo, en escuelas de tiempo completo, solo están dando una, si a caso dos al día, y no es que tengan que tener a los niños todo el tiempo frente a la computadora, pero por lo menos hacer el esfuerzo porque los alumnos aprendan el tema uy no solo lo comenten como lo hacen en la televisión.

Si el ya deformado sistema educativo estaba destruyendo la educación de calidad, el hacerlo por encimita o por cumplir va a terminar por crear puros analfabetos funcionales, esos que no entienden lo que leen y no saben lo que escuchan.

Ya mucho hemos hablado en este espacio de las cosas malas que ha dejado la pandemia, los malos manejos, la imprudencia de mucha gente que decide no cuidarse y demás argumentos que han llevado a que estemos a pocos días de cumplir ocho meses en encierro, ocho meses de supuesto confinamiento que ha traído más consecuencias y cambios que cualquier otra cosa en años.

De entrada, tenemos que hablar de un sistema educativo que ya era un tanto deficiente siendo presencial y que se volvió completamente una burla al querer hacerlo a distancia y no es porque no haya maestros capaces de enseñar a los alumnos a distancia, es porque el sistema educativo tiene fallas que no permite siquiera pensar en una educación a distancia de calidad.

Es un hecho que este ciclo escolar va a ser a distancia de inicio a fin, pues bien lo dije en este espacio, el naranja siempre estuvo más cerca del rojo que del verde y aunque por motivos económicos no se quiera regresar al semáforo rojo, la contingencia sigue y definitivamente no se va a ir pronto, al menos ocupará otro medio año de 2021.

El final del ciclo escolar anterior fue un tanto atropellado, pero existía trabajo previo que permitió evaluar, de alguna manera, lo trabajado por los menores en los planteles escolares, sin embargo, en este ciclo, no hay nada que evaluar, pues el trabajo a distancia, ya sea por la televisión o por llamadas a distancia, ha sido por decir lo menos, chambón, cumplidor a medias, en el mejor de los casos.

No se trata de demeritar el trabajo de quienes están en casa a cargo de la educación de los niños, ni de los maestros que se esfuerzan por dar lo máximo por sus alumnos, ellos se guardan a parte y se les reconoce su esfuerzo, lo malo es que no todos son así, unos van día a día cumpliendo cabalmente la ley del mínimo esfuerzo, y si se puede hacer menos, mejor.

Maestros que de 8 horas que tenían que estar frente a grupo, en escuelas de tiempo completo, solo están dando una, si a caso dos al día, y no es que tengan que tener a los niños todo el tiempo frente a la computadora, pero por lo menos hacer el esfuerzo porque los alumnos aprendan el tema uy no solo lo comenten como lo hacen en la televisión.

Si el ya deformado sistema educativo estaba destruyendo la educación de calidad, el hacerlo por encimita o por cumplir va a terminar por crear puros analfabetos funcionales, esos que no entienden lo que leen y no saben lo que escuchan.

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