Tras lo ocurrido el jueves en la marcha de los cinco años de Ayotzinapa en la que un puñado de encapuchados, dio un puñado porque apenas eran unos cien, nada comparado con los miles que asistieron para acompañar en su dolor a los padres de los 43.
La marcha transcurrió en calma hasta llegar al Senado de la República, ahí la violencia y la falta de sentido común, no veo otra razón, salió a flote y comenzó el desastre anunciado, lo que vendría después durante el camino al primer cuadro ya era bien sabido.
La Secretaria de Seguridad Ciudadana dispuso bastantes adornos, y no es sobajar a los policías, pero solo a eso fueron, a adornar la marcha, porque se quedaron en primera fila viendo los destrozaos que ese puñado de vándalos hizo en la avenida más importante del país.
Si, si hubo policía y bastante, pero el mensaje fue muy claro, hagan lo que hagan, destruyan lo que destruyan, no va a haber acción policiaca, no va a haber quien los reprima, porque eso es de conservadores, de fifis diría ya saben quien, total, los afectados solo son empresarios que paga sus impuestos.
El mensaje del gobierno fue claro, con los rijosos ni meterse, mejor que digan que somos respetuosos que reprensores, perdón, pero el gobierno se debe a todo el pueblo, no nada más a los violentos jovencitos contrarios al sistema.
Cuando ya el destrozo fue demasiado, salió un grupo de policías de lo que habían sido granaderos, a hacer presencia, pero eso hicieron, adornar recibir algunas pedradas y ya, solo se quedaron ahí, mientras los encapuchados destrozaron todo cuanto quisieron. El mensaje es claro, mejor que me digan permisivo a represor, total, que se frieguen los ciudadanos.
