/ domingo 24 de octubre de 2021

Control Financiero VS Anarcocapitalismo

Las criptomonedas son conocidas como una expresión del anarcocapitalismo pues operan libremente sin un Gobierno que las emita ni las regule; es decir que no hay un Banco Nacional que imprima billetes, sino que se trata de una suerte de “dinero” electrónico que consiste en una cadena alfanumérica creada por particulares utilizando equipos de cómputo altamente especializados, que haría las veces de un billete. Al no tener un Banco Central que regule su valor dependen enteramente de la confianza y la adopción de sus usuarios, por lo que su volatilidad es muy elevada y pueden ganar o perder mucho valor en muy poco tiempo. El Bitcoin es la criptomoneda más utilizada y lleva ya 13 años en el mercado.

Una de las características de las criptomonedas es que en la práctica son inembargables. A diferencia del dinero tradicional sobre el que una autoridad puede embargarle a usted sus cuentas en un banco, en las criptomonedas no existe una institución financiera a la que girarle un oficio para que le congelen su dinero por mucho que deba.

Es evidente a las instituciones financieras, hacendarias y a los Bancos Centrales no les conviene que sean utilizadas pues se manejan entre particulares sin su intervención; y ni pueden regular su valor, ni mucho menos las pueden fiscalizar. Sin embargo, El Salvador es de los pocos países que no cuenta con un Banco Central que emita divisas y su moneda de curso legal es el dólar estadounidense, por lo que se saltó todas las trancas del sistema financiero internacional y el 9 de junio expidió la “Ley Bitcoin” que permite su uso a través de un monedero electrónico con el que los salvadoreños pueden hacer transacciones y convertir sus Bitcoins en dólares.

El primero en pronunciarse en contra dos días después fue el Fondo Monetario Internacional pues la aprobación plantearía “una serie de cuestiones macroeconómicas, financieras y legales que requieren un análisis muy cuidadoso”; y a los 15 días la ONU pidió que se regulen las criptomonedas a nivel global argumentando un aumento en la compra de drogas por este medio debido a los confinamientos. A finales de junio el Banco de México, la SHCP y la CNBV también emitieron un comunicado en el que alertan de los riesgos de usar estos activos, reiterando que las criptomonedas están “prohibidas” en nuestro país.

Aun es muy pronto para saber si el uso del Bitcoin en El Salvador será efectivo a mediano y largo plazo, tanto para llevar a inversionistas de esta criptomoneda a su país, como para ahorrar los 400 millones de dólares anuales en comisiones por remesas prometidos por su Presidente, Nayib Bukele. Lo que sí es un hecho es que pone sobre la mesa el ansia irrefrenable de control financiero que ejercen los estados sobre sus ciudadanos.


Twitter: MarinievesGM @gm_marinieves

Las criptomonedas son conocidas como una expresión del anarcocapitalismo pues operan libremente sin un Gobierno que las emita ni las regule; es decir que no hay un Banco Nacional que imprima billetes, sino que se trata de una suerte de “dinero” electrónico que consiste en una cadena alfanumérica creada por particulares utilizando equipos de cómputo altamente especializados, que haría las veces de un billete. Al no tener un Banco Central que regule su valor dependen enteramente de la confianza y la adopción de sus usuarios, por lo que su volatilidad es muy elevada y pueden ganar o perder mucho valor en muy poco tiempo. El Bitcoin es la criptomoneda más utilizada y lleva ya 13 años en el mercado.

Una de las características de las criptomonedas es que en la práctica son inembargables. A diferencia del dinero tradicional sobre el que una autoridad puede embargarle a usted sus cuentas en un banco, en las criptomonedas no existe una institución financiera a la que girarle un oficio para que le congelen su dinero por mucho que deba.

Es evidente a las instituciones financieras, hacendarias y a los Bancos Centrales no les conviene que sean utilizadas pues se manejan entre particulares sin su intervención; y ni pueden regular su valor, ni mucho menos las pueden fiscalizar. Sin embargo, El Salvador es de los pocos países que no cuenta con un Banco Central que emita divisas y su moneda de curso legal es el dólar estadounidense, por lo que se saltó todas las trancas del sistema financiero internacional y el 9 de junio expidió la “Ley Bitcoin” que permite su uso a través de un monedero electrónico con el que los salvadoreños pueden hacer transacciones y convertir sus Bitcoins en dólares.

El primero en pronunciarse en contra dos días después fue el Fondo Monetario Internacional pues la aprobación plantearía “una serie de cuestiones macroeconómicas, financieras y legales que requieren un análisis muy cuidadoso”; y a los 15 días la ONU pidió que se regulen las criptomonedas a nivel global argumentando un aumento en la compra de drogas por este medio debido a los confinamientos. A finales de junio el Banco de México, la SHCP y la CNBV también emitieron un comunicado en el que alertan de los riesgos de usar estos activos, reiterando que las criptomonedas están “prohibidas” en nuestro país.

Aun es muy pronto para saber si el uso del Bitcoin en El Salvador será efectivo a mediano y largo plazo, tanto para llevar a inversionistas de esta criptomoneda a su país, como para ahorrar los 400 millones de dólares anuales en comisiones por remesas prometidos por su Presidente, Nayib Bukele. Lo que sí es un hecho es que pone sobre la mesa el ansia irrefrenable de control financiero que ejercen los estados sobre sus ciudadanos.


Twitter: MarinievesGM @gm_marinieves