/ martes 12 de diciembre de 2023

OPINIÓN POR MARINIEVES GARCÍA-MANZANO | Aprendizajes de un Huracán I: Nunca le creas a las autoridades

El 24 de octubre salí de México para ir a la Convención Nacional de Minería que empezaría esa noche en Acapulco. Sabiendo que la reacción de CFE ante los huracanes siempre es preventiva, me extrañó ver decenas de sus vehículos rumbo a Guerrero, pero al no haber una alerta gubernamental al turismo, no le di importancia y seguí mi camino.

La inauguración de la Convención empezó a las 20:15, y aunque entre los asistentes compartíamos imágenes satelitales con Otis encima de nosotros, el Secretario de Gobierno del Estado inauguró el evento y dijo que la Gobernadora se había “tenido que retirar” porque un Huracán estaba entrando a la entidad, pero que no nos preocupáramos, que podíamos ir tranquilos a todos los brindis, cocteles y cenas programadas para esa noche.

Terminando el evento algunas amigas y yo decidimos mejor ir al hotel a cenar y regresar a la Expo al día siguiente. Cuando llegamos al Princess ya estaba lloviendo fuerte, pero para cuando terminamos de cenar alrededor de las 11 de la noche, toda clase de objetos volaban y chocaban con los cristales del restaurante. Decidimos quedarnos ahí, pues no parecía prudente intentar subir a habitaciones con vista al mar cuando estábamos en medio de un huracán de tal magnitud.

Tras pasar largas horas en el refugio improvisado en la lavandería subterránea con los empleados del hotel, en la madrugada subimos a nuestras habitaciones y pudimos ver la devastación. Desde los pisos más altos se veía la barricada de escombros que Otis había dejado a su paso sobre la ahora estrecha playa, mientras que del otro lado había un lago en lo que otrora fuera el campo de golf. Era prácticamente imposible salir, al menos ese día.

Mientras tratábamos de conciliar el sueño la noche siguiente en los pasillos del hotel que daban al jardín, a las 5:30am nos despertaron a gritos unos sujetos uniformados: con placas al cuello e identificándose como de la “Secretaría de Gobernación del Distrito Federal” pidieron que los extranjeros levantaran la mano y nos dijeron que iban a hacer una “extracción” de un listado de 12 personas, que los demás nos quedaríamos varios días más ahí, que racionáramos el agua y que nos despidiéramos de nuestras pertenencias porque no podríamos sacarlas, pero que podíamos hacerles algunas preguntas. Algunos huéspedes empezaron a preguntarles cosas, pero cuando se dieron cuenta de que las personas que buscaban no estaban entre nosotros, los supuestos funcionarios de una dependencia que no existe desaparecieron sigilosamente.

Pocas horas después pudieron empezar a llegar las camionetas de las empresas mineras a evacuar a los asistentes a la Convención.

Esos días aprendí que todos, incluida yo, tenemos una especie de gen primitivo que nos obliga a creer y confiar en las autoridades; aun cuando la lógica y la evidencia demuestren lo contrario, e incluso pueda ir nuestra vida de por medio. El peligro es que lo saben.

Próximamente Aprendizajes de un Huracán II: Fraternidad y compañerismo

Twitter: MarinievesGM @gm_marinieves

El 24 de octubre salí de México para ir a la Convención Nacional de Minería que empezaría esa noche en Acapulco. Sabiendo que la reacción de CFE ante los huracanes siempre es preventiva, me extrañó ver decenas de sus vehículos rumbo a Guerrero, pero al no haber una alerta gubernamental al turismo, no le di importancia y seguí mi camino.

La inauguración de la Convención empezó a las 20:15, y aunque entre los asistentes compartíamos imágenes satelitales con Otis encima de nosotros, el Secretario de Gobierno del Estado inauguró el evento y dijo que la Gobernadora se había “tenido que retirar” porque un Huracán estaba entrando a la entidad, pero que no nos preocupáramos, que podíamos ir tranquilos a todos los brindis, cocteles y cenas programadas para esa noche.

Terminando el evento algunas amigas y yo decidimos mejor ir al hotel a cenar y regresar a la Expo al día siguiente. Cuando llegamos al Princess ya estaba lloviendo fuerte, pero para cuando terminamos de cenar alrededor de las 11 de la noche, toda clase de objetos volaban y chocaban con los cristales del restaurante. Decidimos quedarnos ahí, pues no parecía prudente intentar subir a habitaciones con vista al mar cuando estábamos en medio de un huracán de tal magnitud.

Tras pasar largas horas en el refugio improvisado en la lavandería subterránea con los empleados del hotel, en la madrugada subimos a nuestras habitaciones y pudimos ver la devastación. Desde los pisos más altos se veía la barricada de escombros que Otis había dejado a su paso sobre la ahora estrecha playa, mientras que del otro lado había un lago en lo que otrora fuera el campo de golf. Era prácticamente imposible salir, al menos ese día.

Mientras tratábamos de conciliar el sueño la noche siguiente en los pasillos del hotel que daban al jardín, a las 5:30am nos despertaron a gritos unos sujetos uniformados: con placas al cuello e identificándose como de la “Secretaría de Gobernación del Distrito Federal” pidieron que los extranjeros levantaran la mano y nos dijeron que iban a hacer una “extracción” de un listado de 12 personas, que los demás nos quedaríamos varios días más ahí, que racionáramos el agua y que nos despidiéramos de nuestras pertenencias porque no podríamos sacarlas, pero que podíamos hacerles algunas preguntas. Algunos huéspedes empezaron a preguntarles cosas, pero cuando se dieron cuenta de que las personas que buscaban no estaban entre nosotros, los supuestos funcionarios de una dependencia que no existe desaparecieron sigilosamente.

Pocas horas después pudieron empezar a llegar las camionetas de las empresas mineras a evacuar a los asistentes a la Convención.

Esos días aprendí que todos, incluida yo, tenemos una especie de gen primitivo que nos obliga a creer y confiar en las autoridades; aun cuando la lógica y la evidencia demuestren lo contrario, e incluso pueda ir nuestra vida de por medio. El peligro es que lo saben.

Próximamente Aprendizajes de un Huracán II: Fraternidad y compañerismo

Twitter: MarinievesGM @gm_marinieves