Tras la derrota que sufrió el PRI a nivel nacional, la lumbre le llegó a los pies de su dirigente Alejandro Moreno Cárdenas, Alito.
Varios elementos se conjugan y le dan argumentos a sus adversarios internos que exigen su renuncia.
Desde el inicio de este gobierno se le criticó su cercanía al Presidente López Obrador, lo que le mereció el mote de “Amlito”.
La catástrofe para el tricolor llegó con la pérdida de ocho estados, incluido Campeche donde es gobernador con licencia Alito.
De inmediato, su más acérrimo adversario interno Ulises Ruiz demandó su renuncia.
“Este año será recordado por la historia como aquel en que el PRI sufrió la más humillante de sus derrotas”, dijo Ruiz.
Tal vez por eso Alito buscó colgarse de los triunfos priistas en la Ciudad de México, donde hubo alianza con el PRD y PAN.
Su dolor de cabeza subió de intensidad, cuando Ulises bloqueó por varios días la sede nacional priista.
En ese contexto se generó una trifulca donde salieron a relucir armas de fuego y que Moreno Cárdenas achacó al ex gobernador de Oaxaca.
De inmediato Cárdenas cobró revancha iniciándole un proceso de expulsión que está en curso.
A ello se suma que López Obrador deslizó la posibilidad de que Morena podría contar con el voto de priistas para aprobar sus iniciativas en la próxima legislatura de la Cámara de Diputados.
¿Acaso Moreno tiene un pacto oculto con López Obrador? ¿Hay algo que no sepan sus aliados el panista Marko Cortés y el perredista Jesús Zambrano?
A lo anterior se suma el surgimiento de una corriente crítica priista encabezada por Fernando Lerdo de Tejada que también exige la renuncia de Alito.
La presión se le incrementa al priista y aún le falta.
PROSPECCIÒN… El espacio de las mañaneras es usado por tiradores disfrazados de informadores, como sucedió con Omar Niño, llegado directo de San Luis Potosí, y quien pretendió confrontar al Presidente López Obrador con su aliado el gobernador electo, Ricardo Gallardo Cardona. Por lo visto los filtros no le funcionan al vocero Jesús Ramírez.
Twitter: @JoelSaucedo
