Hace unos días, se dio a conocer el Informe sobre la Situación del Consumo de Drogas en México y su Atención Integral 2019, y una de las cifras más preocupantes que revelaron fue que a nivel nacional se suman cada día 94 menores –entre 12 a 17 años de edad-, a las listas de consumidores de drogas ilegales.
Como ciudadanos, padres de familia, maestros y autoridades no podemos ignorar esta situación, se requiere urgente que cada quien, desde el ámbito que le corresponda, estemos atentos, hagamos algo para evitar que nuestros adolescentes y jóvenes sean adictos.
No solo se necesitan más políticas públicas para prevenir, sino acciones y programas que contribuyan a reconstruir el tejido social, a proteger a las niños y adolescentes para evitar que sean consumidores, a través de una capacitación para padres y maestros, de mayor información sobre el daño que les causa a su salud, reformas legales y sanciones más severas a quienes vendan drogas.
Este informe más que preocuparnos nos tiene que ocupar a todos, cada uno en el ámbito de responsabilidad que tengamos.
Estoy convencido, al igual que el gobierno federal, que es necesario cambiar el paradigma de atención y prevención al problema de las adicciones, a uno basado en la prevención, al derecho a la salud, a la educación y a la integración de las familias. Hay que generar, además, mayores oportunidades de educación, de salud, de empleo.
De acuerdo a este Informe, durante 2018 los estimulantes de tipo anfetamínico desplazaron a la cannabis al segundo puesto; el alcohol sigue siendo la droga que más requiere atenciones en las áreas de urgencias e ingreso en los hospitales; y la mariguana sigue siendo una de las drogas más consumidas.
Podríamos seguir mencionando cifras y números, hablar de las estrategias de seguridad para combatir al crimen organizado, mencionar reformas legales.
Sin embargo, frente a este tipo de datos solo nos queda prevenir, estar atentos, apoyar a quienes ya son consumidores. Como dije desde un principio, este es un asunto que a todos nos corresponde ocuparnos y atender, ya sea desde la casa, la escuela, la familia. Lo demás, tiene que resolverlo las autoridades y los legisladores.
