/ viernes 2 de febrero de 2024

Asesinato de "El Pirulí": el misterio continúa a 37 años del caso

Víctor Yturbe “El Pirulí”, famoso cantante romántico en la década de los años setenta y ochenta, murió por heridas de bala después de abrir la puerta de su residencia

A 37 años de distancia, el misterio acerca de la muerte de Víctor Iturbe “El Pirulí” no se ha podido develar. El cantante fue asesinado en la puerta de su residencia el 29 de noviembre de 1987. En una primera versión, se dijo que dos habían sido dos matones a sueldo quienes le dispararon a quemarropa de manera sorpresiva.

De acuerdo con las declaraciones de la esposa del cantautor, Irma Pérez de Anda, y de su hijo, Víctor Manuel de Anda Pérez, los hechos se habrían registrado hacia las 23 horas.

LA PRENSA dio amplio seguimiento a las pesquisas policiacas, aunque el caso nunca fue esclarecido y al cabo del tiempo se cerró, debido a la falta de información y cooperación por parte de su familia.

No obstante, las líneas de investigación giraron en torno a diversos móviles, como el pasional, ajuste de cuentas por parte del crimen organizado y por deudas económicas.

La información hemerográfica apunta que aquel domingo por la noche, Víctor de Anda Yturbe, mejor conocido en el medio artístico “El Pirulí”, se encontraba en pijama viendo televisión en su domicilio, ubicado en la calle Río Norte 10, zona residencial Arboledas, en Atizapán de Zaragoza, Estado de México. Mientras tanto, su esposa al igual que su hijo se encontraban en distintas habitaciones.

Lo que sí pudo precisarse porque fue un hecho irrefutable, fue que se escucharon varios toquidos a la puerta del domicilio, por lo que Víctor Yturbe se incorporó y fue a abrir. Luego, se escuchó una serie de detonaciones, por lo que Irma y Víctor Manuel corrieron hacia la planta principal, donde encontraron al cantautor muerto.

Casi de inmediato, se dio aviso a la policía municipal, que luego de tomar conocimiento del asesinato, dio aviso al agente del Ministerio Público de Tlalnepantla.

Agentes y elementos de Servicios Periciales se trasladaron al domicilio para realizar las diligencias correspondientes. En la inspección ocular, el personal de la Procuraduría certificó que el artista recibió cinco disparos en tórax, abdomen y brazo derecho.

El agente Tinoco Álvarez informó a LA PRENSA que tres casquillos percutidos, calibre presumiblemente .45, se localizaron cerca del cadáver.

Por la forma en que se cometió y por las evidencias que aún no se establecen, el MP precisó que el asesinato del cantautor se perfiló como venganza.

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Gatilleros profesionales ultimaron a Víctor Yturbe

De acuerdo con la versión de las autoridades, presumiblemente, el ataque se debió a una venganza por problemas derivados de índole judicial y de inversiones en inmuebles. Informes proporcionados por la Procuraduría de Justicia del Estado de México, señalaron que debido a la manera tan cruel y despiadada en que fue asesinado Víctor Yturbe, los autores fueron consumados gatilleros profesionales.

Entre las pesquisas, se estableció que el artista había iniciado la obra en construcción de un condominio ubicado en el mismo fraccionamiento. Dicha obra se suspendió por conflictos entre los trabajadores y el cantante, quienes lo demandaron ante las autoridades judiciales.

Se supo también que Víctor Yturbe era propietario del rancho denominado El Jilguero, localizado en Cuapinole, municipio de Zipitayal, en Puerto Vallarta, Jalisco. Y en dicha propiedad, el cantante se dedicaba al cultivo de la planta del nopal, cuya producción le dejaba fuertes dividendos. Este diario supo que el cantante contaba con varios socios, con quien estuvo fricciones de tipo económico.

LA PRENSA tuvo conocimiento que el cantante tenía seis socios más con quienes tuvo fricciones por cuestiones económicas, de las cuales no se tenían más datos, pero que sirvieron de base para iniciar las averiguaciones, es decir, se trató de descartar a todos aquellos con quienes pudiera existir diferencias.

De acuerdo con las autoridades judiciales del Estado de México todas las personas conocidas de El Pirulí serían investigadas; esto aplicaba para empleados, socios, amigos, familiares.

“Tenemos conocimiento, dijeron los jefes policiacos, que Víctor Yturbe tenía proyectado la construcción de un restaurante en Puerto Vallarta, donde la inversión de dinero sería fuerte; aún no podemos saber las causas de por qué dicho proyecto fracasó”.

Por otra parte, LA PRENSA, con sus reporteros ávidos por descubrir la verdad, investigó que un grupo de agentes trató de localizar al gerente Próspero López, quien supuestamente se encontraba en Puerto Vallarta.

“Ahorita no podemos afirmar que se tienen pistas, lo que sí podemos decir es que son muchos los móviles por los cuales fue asesinado; ya indicamos que hay algunos que se pueden perfilar como los más viables” precisó la PJEM.

En los informes que proporcionaron las autoridades al diario de las mayorías, se reiteró que los asesinos debieron ser profesionales, puesto que, de otro modo, sería imposible explicar la saña y crueldad con que fue ultimado.

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"El Piruli", gran romántico en la historia de la música mexicana

Víctor Manuel de Anda Yturbe nació en Ciudad Valles, San Luis Potosí, el 8 de mayo de 1936; fue famoso cantante de boleros y considerado como el mejor intérprete de este género en México. Su nacimiento como cantante fue en Puerto Vallarta, por lo que le tenía un profundo amor y arraigo a esa ciudad de la costa de Jalisco.

El apodo de “El Pirulí” nació de un accidente gracioso cuando Víctor era payaso acuático. En un show perdió el equilibrio y como no sabía nadar, se aferró a los esquís para no ahogarse y el locutor que entonces narraba lo que sucedía en el show, empezó a decir:

-¡Miren, éste parece un pirulí!

A lo largo de su extensa carrera grabó numerosos discos, siempre con la colaboración de Chamín Correa, y obtuvo grandes éxitos que, a tantos años de su muerte, siguen despertando el cariño y el afecto del público y consolidan el título que se ganó como el romántico de la historia en la música mexicana contemporánea.

Víctor Yturbe participó en varias ocasiones en el festival OTI y algunas personas lo llamaron el “MIL OTIS”, sobrenombre que lejos de ofenderlo o molestarlo le hacía gracia y mientras esa gente lo llamaba así, él se apodaba “El albañil de la canción” porque trabajaba todos los días, a toda hora y aun así se daba tiempo para atender a su familia y su rancho.

Los servicios periciales certificaron que las balas utilizadas por los criminales fueron de calibre .9 milímetros, expansivas; cuatro de los seis disparos recibidos por el artista, resultaron mortales. Estos fueron en el cuello -que le entró por la espalda y considerado como el tiro de gracia- y tres en el abdomen.

Tres proyectiles fueron encontrados en la casa de El Pirulí, así como un cartucho calibre .9 milímetros expansivo, de la marca Geco, en la jardinera. Y, por último, se informó que el arma utilizada muy probablemente habría sido tipo escuadra.

Tres desconocidos, dos sospechosos

Quizá fueron tres los sujetos que asesinaron al artista; tipos de aspecto descuidado -uno de ellos cubierto con pasamontañas y dos con el cabello largo. Se dijo que la policía contaba con retratos hablados de los homicidas, los cuales se lograron hacer debido a la colaboración de dos testigos oculares, de quienes se reservó la identidad por obvias razones y estuvieron celosamente vigilados por agentes a fin de brindarles toda la protección necesaria.

Los agentes dirigieron sus pesquisas hacia la doméstica de la familia Yturbe, puesto que tenía un puesto fijo y casi siempre estaba en el domicilio. Llamó la atención que durante el breve interrogatorio a que la sometieron, se mostró insegura y misteriosa, como si sintiera algún temor al hablar sobre la muerte del cantautor.

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Dijo que el domingo 29 de noviembre salió a las 10 y regresó hasta las 22 horas: “Me dirigí a mis habitaciones, que se localizan a unos metros de la sala. No me di cuenta de nada, ni escuché ninguna detonación. Sólo sabía que el señor Víctor Yturbe esperaba a uno de sus hijos, creo que era al joven Víctor Manuel”. Y no fue sino hasta el lunes cuando conoció los hechos por los cuales resultó muerto el “patrón”.

La sospecha estaba justificada por dos motivos: el primero, el nerviosismo atípico, como si se reservara algo; y, segundo, porque era sospechoso el no haberse enterado de nada cuando estaba cerca de la sala, cerca de la entrada, negar haber escuchado las detonaciones y, quizás lo más asombroso, que nadie se dio cuenta que ella “estaba en su habitación” mientras ocurrieron todos los hechos, desde el homicidio, la llegada de los servicios de emergencia, la presencia de los agentes.

Y, de acuerdo con lo que declaró Víctor Manuel de Anda Pérez, los hechos sucedieron alrededor de las 22:50 horas aproximadamente. En la casa sólo se encontraban él y sus padres.

Hasta donde recordaba, ellos estaban viendo la televisión en la sala, pero en un momento dado, su madre decidió subir a dormirse y su padre quedó solo. Víctor Manuel permaneció en su cuarto de estudio ajeno a las circunstancias exteriores, pero pronto algo perturbó su concentración.

-De pronto, escuché varias detonaciones. Descendí de la planta alta para cerciorarme de lo que pasaba.

Mi madre me gritó: “¡balacearon a tu padre!” Corrí hacia la calle y no vi a nadie. Regresé al interior de la casa. Mi padre estaba hincado y recargado sobre un sillón.

Al ver que sangraba abundantemente le presté auxilio, le toqué la yugular y aún estaba con vida, opté por recostarlo en el piso y en seguida fui a buscar a los vecinos para pedirles ayuda.

Jesús López, Rafael Herrerías y yo -agregó- nos trasladamos al módulo de vigilancia, pero al regresar, mi padre había muerto.

Pistas e incertidumbre

Por aquellos días, se detuvo a Gregoria Javier Esteban, quien había prestado sus servicios como doméstica de la familia Yturbe. Junto con su esposo, Jesús Pacheco, también detenido, robaron una pistola propiedad del cantante.

La pareja fue consignada al penal de Barrientos, de donde luego de pasar unos meses bajo “la sombra”, obtuvieron su libertad, pero no fue localizada el arma hurtada.

Se supo que el cantautor coleccionaba en su casa valiosas armas, entre pistolas y rifles, que nunca se supo dónde quedaron.

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Llamó la atención que días después, en la “reconstrucción de los hechos”, se reveló que el cuerpo de “El Pirulí” fue arrastrado del lugar donde cayó muerto y la alfombra, donde había rastros de sangre, se mandó lavar para eliminar toda posible evidencia que hubiera ayudado a esclarecer el homicidio, dando pie a que la escena del crimen fuera alterada por su propia familia, en un acto que desconcertó por completo a la policía.

Peritos revelaron que algún miembro de la familia se dio a la tarea de limpiar todo instantes después de que ocurrió el atentado.

El cojinete, donde cayó recargado e hincado luego de ser acribillado a tiros el popular cantante, fue presumiblemente lavado. Al día siguiente del homicidio fue puesto en su mismo lugar; el mueble aún se encontraba húmedo y en una de sus orillas se le observaron pequeñas huellas de sangre. Eso arrojaba muchas interrogantes.

Investigan misterioso telefonazo

El 1 de diciembre de 1987, a dos días del crimen de Víctor Yturbe, su secretario particular, Fernando Aranda, no podía conciliar el sueño. De pronto, el teléfono que estaba a un lado de la cama sonó estrepitosamente.

-Lo tomé en seguida y a través del auricular se escuchó una voz gruesa de hombre maduro que exclamaba: “¡Muerto!”, e inmediatamente se cortó la comunicación.

Aquel detalle lo consideró de gran Interés la policía quien abiertamente confirmó que la muerte de “El Pirulí” era una clara y contundente represalia.

Pero ninguna pista firme había acerca de aquel crimen. Sólo conjeturas. Se hablaba de fuertes altercados entre el artista potosino y su apoderado Walter Vallejo, quien en una ocasión amenazó de muerte al cantautor, a decir de su secretario.

Conforme las pesquisas continuaban, surgieron hipótesis que no condujeron a nada, pero que llevó tiempo desmentir o corroborar. El Pirulí tenía muchas amigas y admiradoras. Una de sus más allegadas fue una mujer de nombre Fanet de Name, a quien el cantante había conocido hacía cuatro años.

-Se conocieron en Acapulco -dijo el secretario Arana-, pero debido a que en una de las ocasiones Víctor Yturbe y su acompañante salieron publicados en una fotografía de un diario capitalino, el artista decidió romper sus relaciones con aquella mujer, por temor a hacerle daño a su esposa e hijos, a quien amaba por sobre todas las cosas.

A través de los años, se ha manejado como uno de los móviles del asesinato del cantautor el de tipo pasional.

Se dice que Yturbe sostuvo una relación con la mujer de un hombre involucrado a la mafia, quien al descubrir dicho romance lo mandó eliminar. La vida azarosa y llena de lujos que tuvo el cantante representaba un rompecabezas que a la postre obstaculizó el esclarecimiento de su muerte.

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Tenía muchos enemigos; su muerte puso en jaque en aquella época a la policía. Puntos oscuros entorpecían las investigaciones. Grupos de agentes eran dados de baja por “ineficientes”. El caso tenía muchas madejas y la policía trataba de hilar cada hebra, inútilmente.

A cinco días de ocurrido el atentado, las autoridades comenzaban a tener más dudas sobre los hechos, tal como los habían narrado los testigos, ya que surgieron algunas incertidumbres sobre ciertas circunstancias o “puntos clave” para llegar al esclarecimiento del caso.

Lo anterior derivó de las observaciones que hicieron los agentes de los Servicios Periciales, al precisar que:

-Es verdaderamente extraño que, a cinco días de ocurrido el asesinato de El Pirulí, dentro de su domicilio, no se haya aplicado la prueba de Harrison a la señora Irma Pérez de Anda y a su hijo […], quienes estaban presentes…

Es extraño también que la pistola, que se dijo estaba sobre la televisión -y que no tuvo tiempo de tomarla para su defensa- no ha sido localizada, al igual que se ignora si era revólver o escuadra, así como el calibre.

Muchas fueron las inconsistencias en que cayeron los declarantes, por lo que la teoría del asalto, a la cual apelaban los familiares, prácticamente se descartó.

Herencia, la clave

Era de mucha importancia para los sabuesos policiacos el contenido del testamento que dejó Víctor Yturbe para no frenar las investigaciones acerca de su violento fin. Ello permitiría saber lo que dejó al morir; de ahí que los bienes no se descartaban, entre otros de los móviles del asesinato.

Sin embargo, la familia del cantante, en todo momento interpuso infinidad de barreras para llegar al contenido del documento notarial. Abogados y el mismo notario entorpecían la labor de los detectives.

El jueves 3 de diciembre se presentaron a declarar la viuda de Víctor Yturbe y su hijo a la procuraduría mexiquense. La reunión “especial” fue a puerta cerrada. Hermetismo total... ¿qué ocultaban?

Dicha reunión originó que el grupo especial de judiciales que tenía a su cargo las investigaciones del crimen del cantante, cesaran, de momento, en las pesquisas.

Mientras tanto, en algunas impresiones recogidas a los vecinos del artista por los detectives asignados al caso, los entrevistados dijeron que a pesar de que era popular, El Pirulí era una persona déspota, grosera y prepotente.

-Siempre andaba armado y a cualquier persona y sin ningún motivo lo insultaba -añadió el vecindario de Las Arboledas.

También se informó que un mes antes de ser asesinado, Víctor Yturbe planeaba vender su obra en construcción -del Fraccionamiento Las Arboledas, límite con el Club de Golf Hacienda- por tener líos de dinero.

Desde hacía siete años, dicha obra estaba abandonada y el cantante tuvo problemas con las asociaciones de colonos porque, entre otras cosas, no contaba con permisos para construir.

Se dijo que el cantante debía grandes cantidades de dinero, debido a su rancho en Puerto Vallarta, que tenía una extensión de 21 hectáreas y un valor de varios millones de pesos, aparte de la inversión. Este aspecto se manejaba también como móvil del crimen.

Y sospechosos en el asesinato del artista emprendían la desbandada con el objeto de evadir toda acción de la justicia. Hasta la familia se fue a Los Ángeles, California.

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Socios, amigos y allegados al famoso cantante desaparecían del mapa.

Durante diciembre de 1987, la Procuraduría anunció el cierre del caso debido a la poca colaboración de la familia del cantante en la investigación del asesinato, debido a su negativa a cooperar y determinar que el homicidio se debió a “un simple asalto”, teoría que se desechó rápidamente debido a que se señaló que “en caso de robo, aun habiendo resistencia de parte de la víctima, los asaltantes no atacan con tanto salvajismo”.

El reportero de LA PRENSA, Gabriel Rodríguez Vázquez, señaló en su nota fechada el 4 de diciembre de 1987 que la falta de profesionalismo por parte de la Procuraduría del estado, así como las múltiples interrogantes surgidas en las declaraciones y la reconstrucción de los hechos, se podía sospechar que detrás de todo había una barrera que se oponía a esclarecer el crimen.

Además, señaló que el caso tomó otro sesgo ya que debido a presiones extrañas, altos funcionarios ordenaron la clásica “mordaza” a su personal. Resultó extraño que -salvo un medio televisivo- ningún otro fue obligado a cerrar la boca.

Hubo muchas pistas, pero ninguna certera. El hermetismo fue absoluto luego que el periódico que dice lo que otros callan dio a conocer oportunamente la información que los ávidos reporteros recopilaban en una extraordinaria investigación por su cuenta. Y esto provocó que surgieran los “ceses” inmediatos para todos aquellos agentes que abrieran la boca en relación con el caso.

Yo no maté a El Pirulí: Jorge Vargas

El 12 de diciembre de 1987, el actor y cantante Jorge Vargas aseguraba que él no tenía que ver con el crimen de Víctor Yturbe, y dijo que la verdad sobre el caso saldría tarde o temprano (lo que no sucedió).

Jorge fue entrevistado en la oficina del primer comandante del Valle de Cuautitlán, donde dijo a los reporteros que, aunque hacía nueve años había tenido problemas con “El Pirulí”, en su momento lo había enfrentado.

-Es ilógico suponer que a estas alturas yo hubiera querido matarlo -dijo Vargas, quien expresó que la Procuraduría de Justicia no la había señalado como sospechoso en ningún momento, y agregó que, en las primeras investigaciones en torno al asesinato del cantante, hubo demasiada negligencia de parte del agente del Ministerio Público que tomó conocimiento del crimen.

Agregó que ayudó a la familia que pasaba por momentos de angustia.

-Fue por humanidad y porque como socio de la ANDA estuve obligado a ello.

Jorge llegó hasta el lugar del crimen y dijo que con todo y la enemistad que tuvo con Víctor Yturbe, reprobaba ese asesinato por la forma bestial y cobarde con que se cometió.

¿Cierran el caso sin resolverlo?

A finales de diciembre de 1987, tras el fracaso rotundo de la Policía Judicial mexiquense, el grupo especial creado para dar con los asesinos del cantautor quedó desintegrado por parte de la Procuraduría General de Justicia de la entidad.

A partir de entonces, el caso comenzó difuminarse, como si no se deseara resolver o no “desearan” ¿quién o quiénes? No se supo.

Ya no se le dio importancia y no se informó qué otra corporación se haría cargo. A partir de entonces, se supo que el grupo denominado como Los Hurones, experimentados y preparados agentes, jamás se presentó en los escenarios de las investigaciones y sólo se dedicaron a recopilar información que se compiló en un grueso expediente que se esperaba algún día ser sacado de los estantes empolvados del archivo policiaco para ser resuelto.

Todos pensaron que el caso quedaba cerrado debido a variadas causas, entre ellas quizá la fundamenta, la poca colaboración e interés de la propia familia para resolver la muerte de El Pirulí.

Y pese a que se pensó pues incluso años después muchos medios han repetido que el la Procuraduría cerró el caso, lo cierto es que en la revisión hemerográfica de los archivos policiacos de LA PRENSA, no se halló una declaración o comunicado oficial que así lo confirme.

Muy por el contrario, las investigaciones sí siguieron su curso, muy sigilosamente, sin reflectores ni grandes grupos especiales, quizá en manos de algún detective novato o un viejo sabueso cuya intuición lo guio por los senderos de la verdad y la justicia.

Aclaran el caso de El Pirulí

El 30 de septiembre de 1988, casi un año después del asesinato, LA PRENSA dio a conocer que los asesinos del célebre artista estaban a punto de caer en manos de la justicia. De acuerdo con la versión impresa de aquel día: “una nube de agentes de la Policía Judicial del Estado de México tiene cercado al autor intelectual del escandaloso homicidio, quien resultó ser un encumbrado ex diputado federal del norte del país”.

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Fuentes de LA PRENSA, revelaron que un grupo selecto de agentes partió rumbo a Nuevo León, donde presuntamente se escondía el responsable, cuyo nombre aún no había sido revelado, puesto que al parecer había muchas personas implicadas.

Presumiblemente, unos días antes del artero crimen, el presunto homicida en compañía de una mujer de nombre Adriana, se presentó en un salón de reconocido hotel del entonces Distrito Federal, ubicado en Reforma, donde presenciaron el show de El Pirulí. La versión extraoficial del diario de las mayorías precisó que, una vez dentro del hotel, la mujer comentó al exdiputado y acaudalado ganadero que tenía una estrecha amistad con el cantante, desde hacía mucho tiempo.

Al parecer, el acaudalado sin poner atención continuó disfrutando de la velada y simplemente dijo a su compañera que no se preocupara “que ya todo estaba arreglado”. Después continuó el espectáculo sin que la pareja comentara más al respecto.

La Procuraduría mexiquense continuaba con el hermetismo y poco se podía saber con certeza. No obstante, se supo que solicitaron la colaboración de las corporaciones policiacas de Nuevo León, para lograr, “así fuera a sangre y fuego, la aprehensión del influyente autor intelectual del homicidio de Víctor Yturbe.

Se tomaron todas las precauciones para evitar un posible enfrentamiento entre los agentes y los gatilleros y guardaespaldas del exdiputado y acaudalado ganadero, cuya identidad se mantuvo en secreto para evitar que huyera rumbo a Estados Unidos.

A casi un año de haberse iniciado las investigaciones, un par de agentes mexiquenses logró concretar la personalidad del presunto autor intelectual del famoso artista.

Y fue debido a las presiones de grupos sociales, artísticos y políticos del país que continuó la investigación para dar con los culpables; por ello, se lograron atar los cabos y después de investigar entre la misma familia y compañeros cercanos, se pudieron obtener los datos que al final permitieron llegar al conocimiento sobre quién y quiénes eran los autores materiales e intelectuales del asesinato.

Las pesquisas también se inclinaron por el lado político, así como del narcotráfico, ya que por un lado el artista deseaba ser alcalde de Puerto Vallarta y por otro se mencionaba que formaba parte del gang de las drogas a nivel nacional e internacional.

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A 37 años de distancia, el misterio acerca de la muerte de Víctor Iturbe “El Pirulí” no se ha podido develar. El cantante fue asesinado en la puerta de su residencia el 29 de noviembre de 1987. En una primera versión, se dijo que dos habían sido dos matones a sueldo quienes le dispararon a quemarropa de manera sorpresiva.

De acuerdo con las declaraciones de la esposa del cantautor, Irma Pérez de Anda, y de su hijo, Víctor Manuel de Anda Pérez, los hechos se habrían registrado hacia las 23 horas.

LA PRENSA dio amplio seguimiento a las pesquisas policiacas, aunque el caso nunca fue esclarecido y al cabo del tiempo se cerró, debido a la falta de información y cooperación por parte de su familia.

No obstante, las líneas de investigación giraron en torno a diversos móviles, como el pasional, ajuste de cuentas por parte del crimen organizado y por deudas económicas.

La información hemerográfica apunta que aquel domingo por la noche, Víctor de Anda Yturbe, mejor conocido en el medio artístico “El Pirulí”, se encontraba en pijama viendo televisión en su domicilio, ubicado en la calle Río Norte 10, zona residencial Arboledas, en Atizapán de Zaragoza, Estado de México. Mientras tanto, su esposa al igual que su hijo se encontraban en distintas habitaciones.

Lo que sí pudo precisarse porque fue un hecho irrefutable, fue que se escucharon varios toquidos a la puerta del domicilio, por lo que Víctor Yturbe se incorporó y fue a abrir. Luego, se escuchó una serie de detonaciones, por lo que Irma y Víctor Manuel corrieron hacia la planta principal, donde encontraron al cantautor muerto.

Casi de inmediato, se dio aviso a la policía municipal, que luego de tomar conocimiento del asesinato, dio aviso al agente del Ministerio Público de Tlalnepantla.

Agentes y elementos de Servicios Periciales se trasladaron al domicilio para realizar las diligencias correspondientes. En la inspección ocular, el personal de la Procuraduría certificó que el artista recibió cinco disparos en tórax, abdomen y brazo derecho.

El agente Tinoco Álvarez informó a LA PRENSA que tres casquillos percutidos, calibre presumiblemente .45, se localizaron cerca del cadáver.

Por la forma en que se cometió y por las evidencias que aún no se establecen, el MP precisó que el asesinato del cantautor se perfiló como venganza.

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Gatilleros profesionales ultimaron a Víctor Yturbe

De acuerdo con la versión de las autoridades, presumiblemente, el ataque se debió a una venganza por problemas derivados de índole judicial y de inversiones en inmuebles. Informes proporcionados por la Procuraduría de Justicia del Estado de México, señalaron que debido a la manera tan cruel y despiadada en que fue asesinado Víctor Yturbe, los autores fueron consumados gatilleros profesionales.

Entre las pesquisas, se estableció que el artista había iniciado la obra en construcción de un condominio ubicado en el mismo fraccionamiento. Dicha obra se suspendió por conflictos entre los trabajadores y el cantante, quienes lo demandaron ante las autoridades judiciales.

Se supo también que Víctor Yturbe era propietario del rancho denominado El Jilguero, localizado en Cuapinole, municipio de Zipitayal, en Puerto Vallarta, Jalisco. Y en dicha propiedad, el cantante se dedicaba al cultivo de la planta del nopal, cuya producción le dejaba fuertes dividendos. Este diario supo que el cantante contaba con varios socios, con quien estuvo fricciones de tipo económico.

LA PRENSA tuvo conocimiento que el cantante tenía seis socios más con quienes tuvo fricciones por cuestiones económicas, de las cuales no se tenían más datos, pero que sirvieron de base para iniciar las averiguaciones, es decir, se trató de descartar a todos aquellos con quienes pudiera existir diferencias.

De acuerdo con las autoridades judiciales del Estado de México todas las personas conocidas de El Pirulí serían investigadas; esto aplicaba para empleados, socios, amigos, familiares.

“Tenemos conocimiento, dijeron los jefes policiacos, que Víctor Yturbe tenía proyectado la construcción de un restaurante en Puerto Vallarta, donde la inversión de dinero sería fuerte; aún no podemos saber las causas de por qué dicho proyecto fracasó”.

Por otra parte, LA PRENSA, con sus reporteros ávidos por descubrir la verdad, investigó que un grupo de agentes trató de localizar al gerente Próspero López, quien supuestamente se encontraba en Puerto Vallarta.

“Ahorita no podemos afirmar que se tienen pistas, lo que sí podemos decir es que son muchos los móviles por los cuales fue asesinado; ya indicamos que hay algunos que se pueden perfilar como los más viables” precisó la PJEM.

En los informes que proporcionaron las autoridades al diario de las mayorías, se reiteró que los asesinos debieron ser profesionales, puesto que, de otro modo, sería imposible explicar la saña y crueldad con que fue ultimado.

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"El Piruli", gran romántico en la historia de la música mexicana

Víctor Manuel de Anda Yturbe nació en Ciudad Valles, San Luis Potosí, el 8 de mayo de 1936; fue famoso cantante de boleros y considerado como el mejor intérprete de este género en México. Su nacimiento como cantante fue en Puerto Vallarta, por lo que le tenía un profundo amor y arraigo a esa ciudad de la costa de Jalisco.

El apodo de “El Pirulí” nació de un accidente gracioso cuando Víctor era payaso acuático. En un show perdió el equilibrio y como no sabía nadar, se aferró a los esquís para no ahogarse y el locutor que entonces narraba lo que sucedía en el show, empezó a decir:

-¡Miren, éste parece un pirulí!

A lo largo de su extensa carrera grabó numerosos discos, siempre con la colaboración de Chamín Correa, y obtuvo grandes éxitos que, a tantos años de su muerte, siguen despertando el cariño y el afecto del público y consolidan el título que se ganó como el romántico de la historia en la música mexicana contemporánea.

Víctor Yturbe participó en varias ocasiones en el festival OTI y algunas personas lo llamaron el “MIL OTIS”, sobrenombre que lejos de ofenderlo o molestarlo le hacía gracia y mientras esa gente lo llamaba así, él se apodaba “El albañil de la canción” porque trabajaba todos los días, a toda hora y aun así se daba tiempo para atender a su familia y su rancho.

Los servicios periciales certificaron que las balas utilizadas por los criminales fueron de calibre .9 milímetros, expansivas; cuatro de los seis disparos recibidos por el artista, resultaron mortales. Estos fueron en el cuello -que le entró por la espalda y considerado como el tiro de gracia- y tres en el abdomen.

Tres proyectiles fueron encontrados en la casa de El Pirulí, así como un cartucho calibre .9 milímetros expansivo, de la marca Geco, en la jardinera. Y, por último, se informó que el arma utilizada muy probablemente habría sido tipo escuadra.

Tres desconocidos, dos sospechosos

Quizá fueron tres los sujetos que asesinaron al artista; tipos de aspecto descuidado -uno de ellos cubierto con pasamontañas y dos con el cabello largo. Se dijo que la policía contaba con retratos hablados de los homicidas, los cuales se lograron hacer debido a la colaboración de dos testigos oculares, de quienes se reservó la identidad por obvias razones y estuvieron celosamente vigilados por agentes a fin de brindarles toda la protección necesaria.

Los agentes dirigieron sus pesquisas hacia la doméstica de la familia Yturbe, puesto que tenía un puesto fijo y casi siempre estaba en el domicilio. Llamó la atención que durante el breve interrogatorio a que la sometieron, se mostró insegura y misteriosa, como si sintiera algún temor al hablar sobre la muerte del cantautor.

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Dijo que el domingo 29 de noviembre salió a las 10 y regresó hasta las 22 horas: “Me dirigí a mis habitaciones, que se localizan a unos metros de la sala. No me di cuenta de nada, ni escuché ninguna detonación. Sólo sabía que el señor Víctor Yturbe esperaba a uno de sus hijos, creo que era al joven Víctor Manuel”. Y no fue sino hasta el lunes cuando conoció los hechos por los cuales resultó muerto el “patrón”.

La sospecha estaba justificada por dos motivos: el primero, el nerviosismo atípico, como si se reservara algo; y, segundo, porque era sospechoso el no haberse enterado de nada cuando estaba cerca de la sala, cerca de la entrada, negar haber escuchado las detonaciones y, quizás lo más asombroso, que nadie se dio cuenta que ella “estaba en su habitación” mientras ocurrieron todos los hechos, desde el homicidio, la llegada de los servicios de emergencia, la presencia de los agentes.

Y, de acuerdo con lo que declaró Víctor Manuel de Anda Pérez, los hechos sucedieron alrededor de las 22:50 horas aproximadamente. En la casa sólo se encontraban él y sus padres.

Hasta donde recordaba, ellos estaban viendo la televisión en la sala, pero en un momento dado, su madre decidió subir a dormirse y su padre quedó solo. Víctor Manuel permaneció en su cuarto de estudio ajeno a las circunstancias exteriores, pero pronto algo perturbó su concentración.

-De pronto, escuché varias detonaciones. Descendí de la planta alta para cerciorarme de lo que pasaba.

Mi madre me gritó: “¡balacearon a tu padre!” Corrí hacia la calle y no vi a nadie. Regresé al interior de la casa. Mi padre estaba hincado y recargado sobre un sillón.

Al ver que sangraba abundantemente le presté auxilio, le toqué la yugular y aún estaba con vida, opté por recostarlo en el piso y en seguida fui a buscar a los vecinos para pedirles ayuda.

Jesús López, Rafael Herrerías y yo -agregó- nos trasladamos al módulo de vigilancia, pero al regresar, mi padre había muerto.

Pistas e incertidumbre

Por aquellos días, se detuvo a Gregoria Javier Esteban, quien había prestado sus servicios como doméstica de la familia Yturbe. Junto con su esposo, Jesús Pacheco, también detenido, robaron una pistola propiedad del cantante.

La pareja fue consignada al penal de Barrientos, de donde luego de pasar unos meses bajo “la sombra”, obtuvieron su libertad, pero no fue localizada el arma hurtada.

Se supo que el cantautor coleccionaba en su casa valiosas armas, entre pistolas y rifles, que nunca se supo dónde quedaron.

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Llamó la atención que días después, en la “reconstrucción de los hechos”, se reveló que el cuerpo de “El Pirulí” fue arrastrado del lugar donde cayó muerto y la alfombra, donde había rastros de sangre, se mandó lavar para eliminar toda posible evidencia que hubiera ayudado a esclarecer el homicidio, dando pie a que la escena del crimen fuera alterada por su propia familia, en un acto que desconcertó por completo a la policía.

Peritos revelaron que algún miembro de la familia se dio a la tarea de limpiar todo instantes después de que ocurrió el atentado.

El cojinete, donde cayó recargado e hincado luego de ser acribillado a tiros el popular cantante, fue presumiblemente lavado. Al día siguiente del homicidio fue puesto en su mismo lugar; el mueble aún se encontraba húmedo y en una de sus orillas se le observaron pequeñas huellas de sangre. Eso arrojaba muchas interrogantes.

Investigan misterioso telefonazo

El 1 de diciembre de 1987, a dos días del crimen de Víctor Yturbe, su secretario particular, Fernando Aranda, no podía conciliar el sueño. De pronto, el teléfono que estaba a un lado de la cama sonó estrepitosamente.

-Lo tomé en seguida y a través del auricular se escuchó una voz gruesa de hombre maduro que exclamaba: “¡Muerto!”, e inmediatamente se cortó la comunicación.

Aquel detalle lo consideró de gran Interés la policía quien abiertamente confirmó que la muerte de “El Pirulí” era una clara y contundente represalia.

Pero ninguna pista firme había acerca de aquel crimen. Sólo conjeturas. Se hablaba de fuertes altercados entre el artista potosino y su apoderado Walter Vallejo, quien en una ocasión amenazó de muerte al cantautor, a decir de su secretario.

Conforme las pesquisas continuaban, surgieron hipótesis que no condujeron a nada, pero que llevó tiempo desmentir o corroborar. El Pirulí tenía muchas amigas y admiradoras. Una de sus más allegadas fue una mujer de nombre Fanet de Name, a quien el cantante había conocido hacía cuatro años.

-Se conocieron en Acapulco -dijo el secretario Arana-, pero debido a que en una de las ocasiones Víctor Yturbe y su acompañante salieron publicados en una fotografía de un diario capitalino, el artista decidió romper sus relaciones con aquella mujer, por temor a hacerle daño a su esposa e hijos, a quien amaba por sobre todas las cosas.

A través de los años, se ha manejado como uno de los móviles del asesinato del cantautor el de tipo pasional.

Se dice que Yturbe sostuvo una relación con la mujer de un hombre involucrado a la mafia, quien al descubrir dicho romance lo mandó eliminar. La vida azarosa y llena de lujos que tuvo el cantante representaba un rompecabezas que a la postre obstaculizó el esclarecimiento de su muerte.

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Tenía muchos enemigos; su muerte puso en jaque en aquella época a la policía. Puntos oscuros entorpecían las investigaciones. Grupos de agentes eran dados de baja por “ineficientes”. El caso tenía muchas madejas y la policía trataba de hilar cada hebra, inútilmente.

A cinco días de ocurrido el atentado, las autoridades comenzaban a tener más dudas sobre los hechos, tal como los habían narrado los testigos, ya que surgieron algunas incertidumbres sobre ciertas circunstancias o “puntos clave” para llegar al esclarecimiento del caso.

Lo anterior derivó de las observaciones que hicieron los agentes de los Servicios Periciales, al precisar que:

-Es verdaderamente extraño que, a cinco días de ocurrido el asesinato de El Pirulí, dentro de su domicilio, no se haya aplicado la prueba de Harrison a la señora Irma Pérez de Anda y a su hijo […], quienes estaban presentes…

Es extraño también que la pistola, que se dijo estaba sobre la televisión -y que no tuvo tiempo de tomarla para su defensa- no ha sido localizada, al igual que se ignora si era revólver o escuadra, así como el calibre.

Muchas fueron las inconsistencias en que cayeron los declarantes, por lo que la teoría del asalto, a la cual apelaban los familiares, prácticamente se descartó.

Herencia, la clave

Era de mucha importancia para los sabuesos policiacos el contenido del testamento que dejó Víctor Yturbe para no frenar las investigaciones acerca de su violento fin. Ello permitiría saber lo que dejó al morir; de ahí que los bienes no se descartaban, entre otros de los móviles del asesinato.

Sin embargo, la familia del cantante, en todo momento interpuso infinidad de barreras para llegar al contenido del documento notarial. Abogados y el mismo notario entorpecían la labor de los detectives.

El jueves 3 de diciembre se presentaron a declarar la viuda de Víctor Yturbe y su hijo a la procuraduría mexiquense. La reunión “especial” fue a puerta cerrada. Hermetismo total... ¿qué ocultaban?

Dicha reunión originó que el grupo especial de judiciales que tenía a su cargo las investigaciones del crimen del cantante, cesaran, de momento, en las pesquisas.

Mientras tanto, en algunas impresiones recogidas a los vecinos del artista por los detectives asignados al caso, los entrevistados dijeron que a pesar de que era popular, El Pirulí era una persona déspota, grosera y prepotente.

-Siempre andaba armado y a cualquier persona y sin ningún motivo lo insultaba -añadió el vecindario de Las Arboledas.

También se informó que un mes antes de ser asesinado, Víctor Yturbe planeaba vender su obra en construcción -del Fraccionamiento Las Arboledas, límite con el Club de Golf Hacienda- por tener líos de dinero.

Desde hacía siete años, dicha obra estaba abandonada y el cantante tuvo problemas con las asociaciones de colonos porque, entre otras cosas, no contaba con permisos para construir.

Se dijo que el cantante debía grandes cantidades de dinero, debido a su rancho en Puerto Vallarta, que tenía una extensión de 21 hectáreas y un valor de varios millones de pesos, aparte de la inversión. Este aspecto se manejaba también como móvil del crimen.

Y sospechosos en el asesinato del artista emprendían la desbandada con el objeto de evadir toda acción de la justicia. Hasta la familia se fue a Los Ángeles, California.

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Socios, amigos y allegados al famoso cantante desaparecían del mapa.

Durante diciembre de 1987, la Procuraduría anunció el cierre del caso debido a la poca colaboración de la familia del cantante en la investigación del asesinato, debido a su negativa a cooperar y determinar que el homicidio se debió a “un simple asalto”, teoría que se desechó rápidamente debido a que se señaló que “en caso de robo, aun habiendo resistencia de parte de la víctima, los asaltantes no atacan con tanto salvajismo”.

El reportero de LA PRENSA, Gabriel Rodríguez Vázquez, señaló en su nota fechada el 4 de diciembre de 1987 que la falta de profesionalismo por parte de la Procuraduría del estado, así como las múltiples interrogantes surgidas en las declaraciones y la reconstrucción de los hechos, se podía sospechar que detrás de todo había una barrera que se oponía a esclarecer el crimen.

Además, señaló que el caso tomó otro sesgo ya que debido a presiones extrañas, altos funcionarios ordenaron la clásica “mordaza” a su personal. Resultó extraño que -salvo un medio televisivo- ningún otro fue obligado a cerrar la boca.

Hubo muchas pistas, pero ninguna certera. El hermetismo fue absoluto luego que el periódico que dice lo que otros callan dio a conocer oportunamente la información que los ávidos reporteros recopilaban en una extraordinaria investigación por su cuenta. Y esto provocó que surgieran los “ceses” inmediatos para todos aquellos agentes que abrieran la boca en relación con el caso.

Yo no maté a El Pirulí: Jorge Vargas

El 12 de diciembre de 1987, el actor y cantante Jorge Vargas aseguraba que él no tenía que ver con el crimen de Víctor Yturbe, y dijo que la verdad sobre el caso saldría tarde o temprano (lo que no sucedió).

Jorge fue entrevistado en la oficina del primer comandante del Valle de Cuautitlán, donde dijo a los reporteros que, aunque hacía nueve años había tenido problemas con “El Pirulí”, en su momento lo había enfrentado.

-Es ilógico suponer que a estas alturas yo hubiera querido matarlo -dijo Vargas, quien expresó que la Procuraduría de Justicia no la había señalado como sospechoso en ningún momento, y agregó que, en las primeras investigaciones en torno al asesinato del cantante, hubo demasiada negligencia de parte del agente del Ministerio Público que tomó conocimiento del crimen.

Agregó que ayudó a la familia que pasaba por momentos de angustia.

-Fue por humanidad y porque como socio de la ANDA estuve obligado a ello.

Jorge llegó hasta el lugar del crimen y dijo que con todo y la enemistad que tuvo con Víctor Yturbe, reprobaba ese asesinato por la forma bestial y cobarde con que se cometió.

¿Cierran el caso sin resolverlo?

A finales de diciembre de 1987, tras el fracaso rotundo de la Policía Judicial mexiquense, el grupo especial creado para dar con los asesinos del cantautor quedó desintegrado por parte de la Procuraduría General de Justicia de la entidad.

A partir de entonces, el caso comenzó difuminarse, como si no se deseara resolver o no “desearan” ¿quién o quiénes? No se supo.

Ya no se le dio importancia y no se informó qué otra corporación se haría cargo. A partir de entonces, se supo que el grupo denominado como Los Hurones, experimentados y preparados agentes, jamás se presentó en los escenarios de las investigaciones y sólo se dedicaron a recopilar información que se compiló en un grueso expediente que se esperaba algún día ser sacado de los estantes empolvados del archivo policiaco para ser resuelto.

Todos pensaron que el caso quedaba cerrado debido a variadas causas, entre ellas quizá la fundamenta, la poca colaboración e interés de la propia familia para resolver la muerte de El Pirulí.

Y pese a que se pensó pues incluso años después muchos medios han repetido que el la Procuraduría cerró el caso, lo cierto es que en la revisión hemerográfica de los archivos policiacos de LA PRENSA, no se halló una declaración o comunicado oficial que así lo confirme.

Muy por el contrario, las investigaciones sí siguieron su curso, muy sigilosamente, sin reflectores ni grandes grupos especiales, quizá en manos de algún detective novato o un viejo sabueso cuya intuición lo guio por los senderos de la verdad y la justicia.

Aclaran el caso de El Pirulí

El 30 de septiembre de 1988, casi un año después del asesinato, LA PRENSA dio a conocer que los asesinos del célebre artista estaban a punto de caer en manos de la justicia. De acuerdo con la versión impresa de aquel día: “una nube de agentes de la Policía Judicial del Estado de México tiene cercado al autor intelectual del escandaloso homicidio, quien resultó ser un encumbrado ex diputado federal del norte del país”.

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Fuentes de LA PRENSA, revelaron que un grupo selecto de agentes partió rumbo a Nuevo León, donde presuntamente se escondía el responsable, cuyo nombre aún no había sido revelado, puesto que al parecer había muchas personas implicadas.

Presumiblemente, unos días antes del artero crimen, el presunto homicida en compañía de una mujer de nombre Adriana, se presentó en un salón de reconocido hotel del entonces Distrito Federal, ubicado en Reforma, donde presenciaron el show de El Pirulí. La versión extraoficial del diario de las mayorías precisó que, una vez dentro del hotel, la mujer comentó al exdiputado y acaudalado ganadero que tenía una estrecha amistad con el cantante, desde hacía mucho tiempo.

Al parecer, el acaudalado sin poner atención continuó disfrutando de la velada y simplemente dijo a su compañera que no se preocupara “que ya todo estaba arreglado”. Después continuó el espectáculo sin que la pareja comentara más al respecto.

La Procuraduría mexiquense continuaba con el hermetismo y poco se podía saber con certeza. No obstante, se supo que solicitaron la colaboración de las corporaciones policiacas de Nuevo León, para lograr, “así fuera a sangre y fuego, la aprehensión del influyente autor intelectual del homicidio de Víctor Yturbe.

Se tomaron todas las precauciones para evitar un posible enfrentamiento entre los agentes y los gatilleros y guardaespaldas del exdiputado y acaudalado ganadero, cuya identidad se mantuvo en secreto para evitar que huyera rumbo a Estados Unidos.

A casi un año de haberse iniciado las investigaciones, un par de agentes mexiquenses logró concretar la personalidad del presunto autor intelectual del famoso artista.

Y fue debido a las presiones de grupos sociales, artísticos y políticos del país que continuó la investigación para dar con los culpables; por ello, se lograron atar los cabos y después de investigar entre la misma familia y compañeros cercanos, se pudieron obtener los datos que al final permitieron llegar al conocimiento sobre quién y quiénes eran los autores materiales e intelectuales del asesinato.

Las pesquisas también se inclinaron por el lado político, así como del narcotráfico, ya que por un lado el artista deseaba ser alcalde de Puerto Vallarta y por otro se mencionaba que formaba parte del gang de las drogas a nivel nacional e internacional.

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