Confirmó la evaluación del Programa para la Evaluación Internacional de los Estudiantes (PISA, por sus siglas en inglés), lo que ya sabíamos desde hace dos décadas: México está reprobado en lectura matemáticas y ciencias.
El menos sorprendido es el secretario de Educación Pública, Esteban Moctezuma Barragán, quien hay que recordar, conoció de cerca el Acuerdo Nacional para la Modernización de la Educación Básica 1992, al colaborar con Ernesto Zedillo en la SEP, durante el sexenio de Carlos Salinas de Gortari.
Así, políticos van y vienen, pero no vemos en el horizonte de la toma de decisiones a los maestros, pedagogos y educadores, quienes están frente a grupo, que nos digan qué hacer y cómo hacerlo, para que nuestros estudiantes aprendan.
Qué resultó del Programa Nacional de Educación 2001-2006, qué pasó con la Reforma Integral de la Educación Básica de 2011, a dónde llevó la Reforma Educativa del sexenio pasado.
Ahora viene otro proyecto. Cuánto tiempo perdemos en planear, en administrar las crisis. Al final del día, sólo queda la frialdad de los números, los cuales revelan que nuestros estudiantes carecen de razonamiento matemático y comprensión lectora, lo que se refleja en las ciencias.
Si bien, se habla de un estancamiento, lo cierto es que damos pasos hacia atrás, como ejemplo están los datos de Módulo de Lectura (MOLEC) 2019 del Inegi, cuyas cifras revelaron una tendencia decreciente de la población lectora en los últimos cinco años.
De cada 100 personas de 18 y más años lectoras de los materiales considerados por el Módulo de Lectura 2019, 42 leyeron al menos un libro. En 2015 la proporción fue de 50 por cada 100. Falta de tiempo (47.9 por ciento) y falta de interés (21.7 por ciento) fueron las principales razones por las que no se lee, en tanto que la población lectora declaró haber leído 3.3 libros en el último año.
El 67.7% de la población alfabeta lee materiales distintos a libros como son revistas, periódicos, historietas o páginas de Internet foros o blogs. El 78.1% de los hombres fue lector de alguno de estos materiales, mientras que en las mujeres lectoras la proporción fue de 71.7 por ciento.
Textualmente hay que decirlo: Es momento de empezar a trabajar por la educación para salir del estancamiento, pero no serán los políticos los que encabecen el proyecto. Ya sabemos que ellos no pueden.
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