Que rápido se le fue lo fosforecente a Movimiento Ciudadano. Los enfrentamientos públicos de su dueño, perdón, dirigente, Dante Delgado, y de los dos únicos gobernadores que tienen, Samuel García y Enrique Alfaro, hacen que cada día se opaque más.
Desde el año pasado, el Gobernador de Jalisco Enrique Alfaro, pintaba su raya con Dante y se descartaba para cualquier posición política, lo cual anticipaba el desastre naranja.
Posteriormente, el debut y despedida del zacatecano Jorge Álvarez Máynez, captado por él mismo en plena borrachera, en palco de estadio con su compadre Samuel García y sus amigos, nos confirmó que esa candidatura presidencial es una vacilada.
Y no era la primera vez, hay que recordar el destape de Jorgito (quien por cierto ya me bloqueó en X) en terraza regia, acompañados de cervezas de marca norteña, también con el Gobernador Samuel García, y en aquella ocasión con su señora esposa Mariana Rodríguez (dueña del fosfo fosfo) que evidenciaban ya, la falsedad del mal llamado Movimiento Ciudadano.
La imagen de borrachín ya no se la quitará Jorge Álvarez Máynez, y hay que recordar que en campañas políticas, la percepción es lo que cuenta.
Desconozco si estos errores de púbero político, obligaron al dueño, perdón, dirigente, Dante Delgado, a dar un nuevo golpe de imagen en la Ciudad de México, o si son parte de la misma simulación que manejaron en Jalisco y Nuevo León.
Por lo pronto, en lo que es en los hechos el nuevo partido verde, ya hubo consecuencias de las postulaciones de Alejandra Barrales y Sandra Cuevas al Senado, y del todavía joven Gibrán Ramirez a la Cámara de Diputados: la renuncia de la Senadora Patricia Mercado a la campaña de Jorgito.
Nadie niega la trayectoria política de Patricia Mercado, pero por lo menos a mí y muchos vecinos de la Alcaldía Benito Juárez, nos engañó con la construcción del Deprimido Mixcoac, obra monumental de corrupción que tiene en la cárcel a su excompañero de gabinete, Edgar Tungüi, quien fuera Secretario de Obras con el también Senador Miguel Ángel Mancera, así que tampoco hay que tirarse al piso, ni magnificar congruencia con este movimiento.
Pero también en Benito Juárez tuvo su daño colateral la catástrofe naranja: hizo que su candidato a la Alcaldía, Rolando Cordera, hijo del economista del mismo nombre, amagara con renunciar por la postulación de Sandra, y que tres doritos después, más bien tres días, saliera a decir que siempre si se quedaba como candidato “porque la lucha hay que darla adentro”. Si tenía simpatía con un 5% del electorado caerá al 2% si le va bien.
El caso más penoso es el de Laura Ballesteros, quien se la pasa siempre acusando violencia política de género, intentando distraer de que fue beneficiada del PAN como diputada local y senadora suplente, candidata del PRI-Verde a la Alcaldía Miguel Hidalgo (que perdió estrepitosamente) y funcionaria del PRD con Mancera, donde se ganó la animadversión de muchos vecinos de la Benito Juárez.
Agréguele que duró menos de un año en el gobierno de Colosio, y que ahora la tuvieron que mandar de pluri a otra circunscripción, porque aquí nomás no. Ahora exige que le hablen de usted, y le llamen “Senadora”. Por cierto, ¿dijo algo de la denuncia de su compañera Indira Kempis? Exacto.
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