/ miércoles 21 de octubre de 2020

La justicia, privilegio de gobiernos

Marisela Escobedo merece un monumento del tamaño del Ángel de la Independencia. Esta mujer, asesinada a sangre fría el 16 de diciembre del 2010 frente al Palacio de Gobierno de Chihuahua, con el impresentable César Duarte como Gobernador, sufrió un calvario que nadie en esta vida se merece.

Su hija de 16 años, Rubí, fue asesinada en Ciudad Juárez en el 2008, por Sergio Rafael Barraza. A partir de entonces, Marisela dio una lucha digna de una madre, enfrentando al Estado y su criminal impunidad y podrido sistema de justicia, que en esos años estrenaba los juicios orales, a quien Marisela bien llamó “animalidad”, en lugar de oralidad.

El magnífico documental “las tres muertes de Marisela Escobedo” (disponible en Netflix), describe puntualmente, la torpeza de las autoridades, o más bien, su complicidad con las organizaciones criminales así como la corrupción en toda su dimensión.

Y va desde los jueces que liberaron al criminal confeso, la tibieza de la Procuradora a quien le correspondía hacer justicia, la complicidad de la policía con “los zetas” y la corrupción a los más altos niveles de gobierno, con un César Duarte que 10 años después está en la cárcel en Miami, evitando a toda costa ser extraditado a México.

Marisela Escobedo, al lado de su familia, amistades, y principalmente su hijo Juan -quien tuvo que buscar asilo en Estados Unidos por peligrar su vida- dieron una lucha y evidenciaron las razones, vigentes aún este 2020, por las cuales sufrimos el 97% de impunidad en los feminicidios cometidos en nuestro país.

Será muy difícil que no derrame lágrimas de coraje si ve este documental y escuche su estremecedor tema musical, con una valiente mujer de protagonista que con conocimiento de causa, afirmó que en México, la justicia es privilegio de gobiernos.

Presidente Andrés Manuel López Obrador, ya se tardó su gobierno en ofrecerle disculpas a nombre del Estado, a Marisela Escobedo in memoriam. Un monumento para ella y más aún, hacerle justicia a su familia, por crímenes que aún siguen impunes.

Marisela Escobedo merece un monumento del tamaño del Ángel de la Independencia. Esta mujer, asesinada a sangre fría el 16 de diciembre del 2010 frente al Palacio de Gobierno de Chihuahua, con el impresentable César Duarte como Gobernador, sufrió un calvario que nadie en esta vida se merece.

Su hija de 16 años, Rubí, fue asesinada en Ciudad Juárez en el 2008, por Sergio Rafael Barraza. A partir de entonces, Marisela dio una lucha digna de una madre, enfrentando al Estado y su criminal impunidad y podrido sistema de justicia, que en esos años estrenaba los juicios orales, a quien Marisela bien llamó “animalidad”, en lugar de oralidad.

El magnífico documental “las tres muertes de Marisela Escobedo” (disponible en Netflix), describe puntualmente, la torpeza de las autoridades, o más bien, su complicidad con las organizaciones criminales así como la corrupción en toda su dimensión.

Y va desde los jueces que liberaron al criminal confeso, la tibieza de la Procuradora a quien le correspondía hacer justicia, la complicidad de la policía con “los zetas” y la corrupción a los más altos niveles de gobierno, con un César Duarte que 10 años después está en la cárcel en Miami, evitando a toda costa ser extraditado a México.

Marisela Escobedo, al lado de su familia, amistades, y principalmente su hijo Juan -quien tuvo que buscar asilo en Estados Unidos por peligrar su vida- dieron una lucha y evidenciaron las razones, vigentes aún este 2020, por las cuales sufrimos el 97% de impunidad en los feminicidios cometidos en nuestro país.

Será muy difícil que no derrame lágrimas de coraje si ve este documental y escuche su estremecedor tema musical, con una valiente mujer de protagonista que con conocimiento de causa, afirmó que en México, la justicia es privilegio de gobiernos.

Presidente Andrés Manuel López Obrador, ya se tardó su gobierno en ofrecerle disculpas a nombre del Estado, a Marisela Escobedo in memoriam. Un monumento para ella y más aún, hacerle justicia a su familia, por crímenes que aún siguen impunes.