/ miércoles 14 de octubre de 2020

La izquierda que México necesita

Citlalli Hernández Mora es una figura emergente nacional, con cualidades que le hacen bien a la tan desprestigiada política mexicana: mujer joven, feminista, preparada, que ha luchado contra los estigmas y la discriminación para ganarse un lugar en el Senado, en su partido y en nuestro país.

Sin librarse de las polémicas normales de quien se dedica a la política, genera consensos en liderazgos de otros partidos y de otros sectores, tanto, que para nadie fue una sorpresa que sin competencia alguna, haya ganado la encuesta que la posiciona ya como la Secretaria General de MORENA.

Mario Delgado, de otra generación, digamos, ochentero o de la llamada generación de la década perdida, es sin duda también un político, que desde que formó parte del Gobierno de Marcelo Ebrard en el extinto Distrito Federal, ganó notabilidad, tanta, que fue finalista para suceder al entonces Jefe de Gobierno.

Paradójicamente, hace 9 años, fue una encuesta la que posicionó a Miguel Ángel Mancera como el entonces candidato, y que cambió la historia política de la Ciudad de México, con lo que ya todos conocemos.

Tras el exilio y cual ave fénix. Mario Delgado retorna a la vida política nacional, nada más y nada menos que como Coordinador de los Diputados Federales del partido en el gobierno, con las confianzas del Presidente Andrés Manuel López Obrador, y formando equipo del muy reconocido Canciller Marcelo Ebrard.

Con una notoria inteligencia, sagacidad política, experto en negociaciones y ubicado como un personaje de diálogo, Mario Delgado representa esa nueva clase política que bien le haría a la izquierda mexicana, encabezada por MORENA.

Porfirio Muñoz Ledo, Don Porfirio, se cuece aparte. Lo único que le hizo falta a este inteligentísimo y cultísimo político, fue llegar a la Presidencia de la República. Perteneciente a esa generación donde los políticos se preparaban y un gran oficio los distinguía.

Qué hará falta para que MORENA se dé cuenta de sus ventajas y cualidades, y dejen de verse sólo al ombligo. Tienen con qué y no se dan cuenta.

Citlalli Hernández Mora es una figura emergente nacional, con cualidades que le hacen bien a la tan desprestigiada política mexicana: mujer joven, feminista, preparada, que ha luchado contra los estigmas y la discriminación para ganarse un lugar en el Senado, en su partido y en nuestro país.

Sin librarse de las polémicas normales de quien se dedica a la política, genera consensos en liderazgos de otros partidos y de otros sectores, tanto, que para nadie fue una sorpresa que sin competencia alguna, haya ganado la encuesta que la posiciona ya como la Secretaria General de MORENA.

Mario Delgado, de otra generación, digamos, ochentero o de la llamada generación de la década perdida, es sin duda también un político, que desde que formó parte del Gobierno de Marcelo Ebrard en el extinto Distrito Federal, ganó notabilidad, tanta, que fue finalista para suceder al entonces Jefe de Gobierno.

Paradójicamente, hace 9 años, fue una encuesta la que posicionó a Miguel Ángel Mancera como el entonces candidato, y que cambió la historia política de la Ciudad de México, con lo que ya todos conocemos.

Tras el exilio y cual ave fénix. Mario Delgado retorna a la vida política nacional, nada más y nada menos que como Coordinador de los Diputados Federales del partido en el gobierno, con las confianzas del Presidente Andrés Manuel López Obrador, y formando equipo del muy reconocido Canciller Marcelo Ebrard.

Con una notoria inteligencia, sagacidad política, experto en negociaciones y ubicado como un personaje de diálogo, Mario Delgado representa esa nueva clase política que bien le haría a la izquierda mexicana, encabezada por MORENA.

Porfirio Muñoz Ledo, Don Porfirio, se cuece aparte. Lo único que le hizo falta a este inteligentísimo y cultísimo político, fue llegar a la Presidencia de la República. Perteneciente a esa generación donde los políticos se preparaban y un gran oficio los distinguía.

Qué hará falta para que MORENA se dé cuenta de sus ventajas y cualidades, y dejen de verse sólo al ombligo. Tienen con qué y no se dan cuenta.