En medio de una pandemia sin precedentes y una crisis económica todavía incuantificable, el Senado de la República dejó en claro que hay prioridades al aprobar la legalización de la marihuana con fines medicinales, recreativos y científicos.
La reforma calificada como “histórica, vanguardista y un gran avance en materia de salud, seguridad, derechos humanos y combate a la delincuencia organizada”, deberá ser aprobada por la Cámara de Diputados; pero desde ahora, el Secretario de Hacienda ya lanzó el aviso de que se gravarán todos los productos avalados y derivados de esta sustancia con el Impuesto Especial sobre Producción y Servicios (IEPS).
“Este tipo de impuestos está pensado para bienes que producen males, es decir, de manera directa o secundaria…por ejemplo: la gasolina genera contaminación, el alcohol y en algunos países, los azúcares. Ese sería el canal para implementar un IEPS si el consumo de la mariguana es legalizado”, dijo Arturo Herrera.
La reforma contempla la creación del Instituto Mexicana para la Regulación y Control del Cannabis, órgano desconcentrado de la Secretaría de Salud que se encargará de expedir licencias para el cultivo, producción, distribución y venta, mientras que el uso médico o paliativo se regirá por lo dispuesto en la Ley General de Salud.
Ojalá el instituto del cannabis tenga mejor suerte de la que ha tenido el Insabi, órgano también desconcentrado de la Secretaría de Salud, que a un año de haber sustituido al Seguro Popular no ha logrado garantizar la atención médica ni el tratamiento farmacológico a niños con cáncer, mujeres con cáncer de mama y miles de pacientes más con enfermedades graves que provocan gastos catastróficos y pueden sumir en la pobreza a mayor número de familias.
Hay que esperar que los “afanositos” legisladores también se pongan a trabajar para ofrecer a los niños y jóvenes mexicanos, oportunidades educativas, deportivas, culturales, artísticas y laborales, que tanto hacen falta.
Ojalá, muestren el mismo interés para garantizar la atención médica y tratamiento a los niños con cáncer; dar atención institucional a las miles de familias damnificadas en Tabasco por las inundaciones y no llevarles solo dádivas clientelares, además de atender la emergencia económica provocada por la pandemia que ha provocado quiebre de empresas y ha dejado a miles de familias sin empleo y sin sustento.