Como pólvora corrió por las redes sociales el video en el que se observa a una enfermera pinchar el brazo de un adulto mayor con una jeringa vacía. Para hacer bien la “piña”, la mujer todavía pide al señor de avanzada edad sostener con su mano el algodoncillo en el lugar, donde supuestamente había aplicado la vacuna contra Covid-19.
El engaño fue descubierto por la sobrina del adulto mayor, quien subió el video a sus redes sociales y denunció el deleznable hecho (ocurrido este sábado) al encargado de la Unidad Macro Vacunadora con sede en la Escuela Nacional de Ciencias Biológicas Unidad Zacatenco, del Instituto Politécnico Nacional (IPN), en la alcaldía de Gustavo A. Madero.
Tras el escándalo, el gobierno de la Ciudad de México, encabezado por Claudia Sheinbaum y el IMSS, que dirige Zoé Robledo, pidieron una disculpa, por lo que calificaron como “un error”. Informaron que se aplicó la vacuna de manera correcta; que fue retirada la enfermera “vacunadora voluntaria” y se comprometieron a reforzar la vigilancia sobre el personal encargado de suministrar la vacuna.
No se trata de un asunto menor. Es un acto criminal puso en riesgo la salud y vida del adulto mayor y de toda su familia. Corrompió la credibilidad y confianza en las autoridades encargadas de proteger el bien más preciado de la población, que es la salud y la vida, y mostró la falta de protocolos, para vigilar, detectar y sancionar cualquier tipo de anomalía que ocurra durante las jornadas de vacunación.
Es inverosímil que la autoridad diga que se trató de “un error”, cuando en el video se observa claramente que la enfermera quita el protector de la jeringa vacía, pincha el brazo del señor, espera unos segundos sin bajar el émbolo, para luego retirar la aguja y colocar un algodoncillo en la zona.
Para toda la ciudadanía resultó difícil creer que se trató de un “error”, como dijeron las autoridades, cuando el video muestra un acto criminal y un engaño intencionado, que nadie en su sano juicio podría atreverse a cometer por motu proprio.
Ahora, falta saber si las autoridades tratarán de echar tierra al asunto –como acostumbra la 4T- o realizarán una investigación exhaustiva, aplicarán sanciones ejemplares y no escatimarán esfuerzos para transparentar todo el proceso de vacunación, que se mantiene en la más completa opacidad, lo cual ya provocó el caso de contrabando y decomiso de vacunas Sputnik V en Campeche, sobre el cual no se ha podido determinar su origen, si son falsas o son parte de los lotes que ha recibido el gobierno mexicano, ya sea por adquisición o donación.