No es sorpresa que las conferencias matutinas sean espacio de controversia y agenda nacional, con actos que también buscan crear juicios en la ciudadanía; y es que en plena mañanera y además en plena época electoral, el Presidente Andrés Manuel López Obrador recibió la primera dosis de la vacuna AstraZeneca contra el COVID-19.
En sus palabras, un mensaje de confianza para las personas con resistencia a vacunarse. Los líderes de las democracias latinoamericanas son particularmente telenovelescos, utilizando su poder para crear opiniones -que en el mejor de los casos- son objetivas. López Obrador lo sabe y así como ha formado un plan de vacunación junto con una estrategia controversial para disminuir contagios en México, utiliza su imagen para mover las redes sociales, y sobre todo a los simpatizantes que consideran mantiene una muy buena imagen.
Aunque no todo es color de rosa, cuando expertos señalan de populistas las decisiones relacionadas al combate del COVID-19. Y aunque pocos entienden que el mandatario no se dirige a esos expertos, habrá que cotejar el discurso de humildad y modestia de quién se muestra como un político confiable, con los resultados de la epidemia en el país. Juzgar en blanco y negro es irracional pero también lo sería olvidar los miles de lamentables fallecimientos por esta pandemia.
La desconfianza también existe, cuando consideramos que una imagen política disruptiva no es suficiente para sacar adelante a México de una crisis que tendrá lenta y dura recuperación.
Como ciudadanos, es importante comparar acciones con resultados, y ello incluye adentrarnos a lo que se dice, se omite y se muestra en las conferencias matutinas, pero también en los dichos de aquellos políticos que salen de sus ratoneras para pedir voto este 6 de junio, ¿serán capaces de obtener el mismo voto de confianza que nuestro mandatario? Y más importante, ¿esa confianza que ya fue otorgada nos ha servido de algo?
Semanas de reflexión, para no regalar ni desperdiciar nuestro voto. Hágalo valer.
Twitter: @floresaquino
