/ jueves 12 de noviembre de 2020

Cero Violencia contra las mujeres

Octavio Rivero, alcalde en Milpa Alta

Milpa Alta es una alcaldía conocida como la Región Suriana Zapatista por su defensa territorial, hombres y mujeres se levantaron para hacer frente y resistir los embates de su tiempo y hoy también estamos dispuestos a enfrentar a la pandemia del Covid-19 y sus consecuencias para salir adelante.

Uno de los desafíos más importantes que tenemos en esta Alcaldía es combatir la violencia hacia las mujeres, ya que el territorio no es sólo un lugar sino que también las mujeres son territorio que se defiende, ya que la mitad de nuestros pueblos lo habitan mujeres y la mitad del mundo es habitado por mujeres, por tanto, les pertenece todos los derechos.

Segundo: todos los derechos son para todas las personas, es una máxima que la humanidad deberíamos respetar y defender, hablando de igualdad y no discriminación. Sin embargo, el derecho a vivir una vida libre de violencia es un derecho y no se respeta en muchas partes del mundo y en el país.

Tercero: el encierro en esta pandemia ha recrudecido las violencias y no somos la excepción desafortunadamente, la violencia contra la mujer como define la ONU es “todo acto de violencia de género que resulte, o pueda tener como resultado un daño físico, sexual o psicológico para la mujer, inclusive las amenazas de tales actos, la coacción o la privación arbitraria de libertad, tanto si se producen en la vida pública como en la privada”.

En Milpa Alta hemos iniciado una campaña contra la violencia que permita llegar a los doce pueblos y las mujeres puedan hacer sus denuncias, hablar de lo que les ocurre y puedan ser orientadas, canalizadas y acompañadas a instancias correspondientes, esta campaña se llama: “Cero Violencia contra las mujeres” y estará en todos los pueblos.

Es sabido que muchas mujeres que han pasado por situaciones violentas han logrado continuar su vida cuando se dota de herramientas adecuadas, apoyo psicoemocional, de trabajo social y de atención jurídica, permite su resiliencia y que puedan reorganizar su vida y hacer emprendimientos.

Sin embargo, reconocemos que hay algunos pendientes, los cuales ya estamos trabajando:

Es necesario prestar atención a la educación que reciben las personas para cambiar esos pensamientos machistas, racistas y discriminatorios desde edades muy pequeñas y cambiar el paradigma para que las mujeres se sientan libres y seguras.

Visibilizar que existen brechas étnicas, de género, y pobreza en las mujeres rurales e indígenas, por lo cual hay que impulsar acciones y programas a su favor.

Otro pendiente es la elaboración de diagnósticos que nos permitan saber la situación y posición de las mujeres sobre las diferentes violencias para la mejor planeación de políticas públicas que nos permita adoptar mejores medidas y recursos financieros.

Alentar a las propias mujeres de diferentes organizaciones a que fomenten una cultura de denuncia y desde luego una cultura de paz para el desarrollo humano de ellas que permita ese cambio de paradigma que necesita la humanidad.

Lo anterior, sin duda, coadyuvará a mejorar la calidad de vida de las mujeres en Milpa Alta, y junto a ellas, vamos a lograr que no haya un solo caso de violencia o actitudes que violen sus derechos, porque esa es nuestra apuesta.


Octavio Rivero, alcalde en Milpa Alta

Milpa Alta es una alcaldía conocida como la Región Suriana Zapatista por su defensa territorial, hombres y mujeres se levantaron para hacer frente y resistir los embates de su tiempo y hoy también estamos dispuestos a enfrentar a la pandemia del Covid-19 y sus consecuencias para salir adelante.

Uno de los desafíos más importantes que tenemos en esta Alcaldía es combatir la violencia hacia las mujeres, ya que el territorio no es sólo un lugar sino que también las mujeres son territorio que se defiende, ya que la mitad de nuestros pueblos lo habitan mujeres y la mitad del mundo es habitado por mujeres, por tanto, les pertenece todos los derechos.

Segundo: todos los derechos son para todas las personas, es una máxima que la humanidad deberíamos respetar y defender, hablando de igualdad y no discriminación. Sin embargo, el derecho a vivir una vida libre de violencia es un derecho y no se respeta en muchas partes del mundo y en el país.

Tercero: el encierro en esta pandemia ha recrudecido las violencias y no somos la excepción desafortunadamente, la violencia contra la mujer como define la ONU es “todo acto de violencia de género que resulte, o pueda tener como resultado un daño físico, sexual o psicológico para la mujer, inclusive las amenazas de tales actos, la coacción o la privación arbitraria de libertad, tanto si se producen en la vida pública como en la privada”.

En Milpa Alta hemos iniciado una campaña contra la violencia que permita llegar a los doce pueblos y las mujeres puedan hacer sus denuncias, hablar de lo que les ocurre y puedan ser orientadas, canalizadas y acompañadas a instancias correspondientes, esta campaña se llama: “Cero Violencia contra las mujeres” y estará en todos los pueblos.

Es sabido que muchas mujeres que han pasado por situaciones violentas han logrado continuar su vida cuando se dota de herramientas adecuadas, apoyo psicoemocional, de trabajo social y de atención jurídica, permite su resiliencia y que puedan reorganizar su vida y hacer emprendimientos.

Sin embargo, reconocemos que hay algunos pendientes, los cuales ya estamos trabajando:

Es necesario prestar atención a la educación que reciben las personas para cambiar esos pensamientos machistas, racistas y discriminatorios desde edades muy pequeñas y cambiar el paradigma para que las mujeres se sientan libres y seguras.

Visibilizar que existen brechas étnicas, de género, y pobreza en las mujeres rurales e indígenas, por lo cual hay que impulsar acciones y programas a su favor.

Otro pendiente es la elaboración de diagnósticos que nos permitan saber la situación y posición de las mujeres sobre las diferentes violencias para la mejor planeación de políticas públicas que nos permita adoptar mejores medidas y recursos financieros.

Alentar a las propias mujeres de diferentes organizaciones a que fomenten una cultura de denuncia y desde luego una cultura de paz para el desarrollo humano de ellas que permita ese cambio de paradigma que necesita la humanidad.

Lo anterior, sin duda, coadyuvará a mejorar la calidad de vida de las mujeres en Milpa Alta, y junto a ellas, vamos a lograr que no haya un solo caso de violencia o actitudes que violen sus derechos, porque esa es nuestra apuesta.