/ martes 5 de julio de 2022

Opinión Armando Zúñiga Salinas | Algo tiene que cambiar

La inseguridad es el pan nuestro de cada día en todo el país. A pesar de que al inicio de la actual administración se creó la Guardia Nacional, entidades como Michoacán y Guanajuato viven momentos complicados en cuanto a los altos índices delictivos.

Informes del Secretariado Ejecutivo del Sistema Nacional de Seguridad Pública indican que, de enero a mayo del 2022, se han registrado a nivel nacional 13 mil 133 víctimas de homicidios dolosos, incluyendo feminicidios.

Destaca lo ocurrido en entidades como Michoacán, con mil 216 homicidios y Guanajuato, con mil 300.

Datos de la Encuesta Nacional de Seguridad Urbana, publicado por el Instituto Nacional de Estadística, Geografía e Informática (INEGI), publicada en abril de este año, indican que 66.2% de la población mayor a 18 años consideró que vivir en su ciudad es inseguro.

El mismo INEGI estimó para el 2020 una tasa de 36,601 delitos por cada cien mil habitantes, mientras que el delito más cometido fue el robo en la calle o en el transporte público.

¿Qué es lo que nos dice la información y los datos que tenemos a la fecha, no sólo a nivel local sino nacional?

Que a tres años y medio de iniciada la actual administración, los niveles de criminalidad no han disminuido en forma significativa. Contamos, por ejemplo, con cifras de entre 33 y 35 mil homicidios dolosos por cuarto año consecutivo. Algo tiene que cambiar y corregirse para darle vuelta a esta situación.

Regresando a la misma medición del INEGI, las ciudades con la mayor percepción de inseguridad son, en el primer lugar Fresnillo, Zacatecas con 97.1 por ciento; en segundo lugar, Ciudad Obregón con 94.1 y Zacatecas con el 91.7.

Percepción que coincide con las altas tasas de homicidio doloso que se registran en los correspondientes estados en los últimos 12 meses de entre las 60 y 95 víctimas por cada 100 mil habitantes.

Contrastan esos datos con estados cuyas tasas son menores a 10 casos como Yucatán, Coahuila, Aguascalientes o, incluso, la Ciudad de México.

Al margen de que efectivamente las situaciones en cada entidad son distintas y sus realidades sociales, económicas y políticas obedecen a factores no totalmente comparables, vale la pena hacer un esfuerzo para entender y copiar aquello que ha dado buenos resultados.

Por ejemplo, entidades como la Ciudad de México en los primeros cinco meses del 2022, se tuvo la mitad de los homicidios dolosos de los que se tuvieron en el mismo lapso del 2018.

Al ver la reducción de los números y la mejora de la percepción ciudadana, dentro de la propia ciudad hay diferencias, destacando en estos primeros meses del año las alcaldías de Benito Juárez y Venustiano Carranza que contrastan con Iztapalapa o Azcapotzalco, en los que la percepción de inseguridad se encuentra entre las más altas del país.

En el estudio “La seguridad ciudadana en la CDMX: ¿un paradigma innovador?”, de Alejandra Lourdes Alaniz Bleisen y Rebeca Cuevas Zavaleta, publicado por palermo.edu, se destaca que si bien en la actualidad se incorpora el paradigma de la seguridad ciudadana, ésta se encuentra poco presente entre los habitantes de la CDMX.

Las autoras señalan que “no alcanza con que la normativa considere la “seguridad ciudadana”, sino que es necesario que los mismos se involucren con un rol más activo que considere la cultura de la prevención entre ellos. En sentido similar, las OSC, las empresas de seguridad privada y todas las organizaciones presentes en la CDMX”.

Sin lugar a duda, ciudadanos, empresarios, Organizaciones de la Sociedad Civil, académicos, especialistas, autoridades, por supuesto, debemos trabajar coordinados para tener mejores resultados en esta gran tarea.

Fundamental es dar seguimiento a la evolución de los datos y la exigencia publica de la reducción de los índices delictivos, con métricas y metas puntuales en cada localidad con las cuales las autoridades deben comprometerse.

¿Y las empresas?

La seguridad, más bien dicho, la inseguridad, no sólo pega a los ciudadanos. Las empresas, los empresarios y trabajadores son víctimas habituales. Decenas de empresas cierran día a día, entre otras cosas, por temas relacionados a la falta de seguridad.

Datos del estudio “La delincuencia sale cada vez más cara a los empresarios”, de México Evalúa, destacan que si se analiza a las empresas por tipo de sector, la extorsión es el delito más frecuente en la industria y los servicios, mientras que el robo o asalto a mercancías, dinero, insumos o bienes afecta más a los comercios.

El documento agrega que por lo que concierne a la incidencia delictiva, la extorsión empresarial es el delito que más se comete a nivel nacional, con 911 mil 506 delitos perpetrados. En el 92.5% de los casos, las extorsiones se cometen vía telefónica.

Información del Consejo Ciudadano para la Seguridad y Justicia de la Ciudad de México revelan que 59 por ciento de los reportes sobre extorsión son de mujeres, 56 por ciento provienen de llamadas telefónicas y, un dato muy importante, 42 por ciento se hacen por WhatsApp.

“Nueve de cada 10 intentos entran por teléfono celular en cuestión de fraude; entre extorsión y fraude, la gente se puede confundir pero son dos cosas diferentes: el fraude es el engaño y la extorsión es tratar de forzar la voluntad de otro para que entregue algo”, sostiene el presidente del Consejo Salvador Guerrero Chiprés.

¿Y cuánto cuesta la inseguridad a las empresas? El estudio de México Evalúa descubre que, a nivel nacional, aunque los delitos contra las empresas disminuyeron en tres puntos porcentuales, su costo aumentó en un 34% de 2017 a 2019. Es decir, la delincuencia es menos frecuente, pero más ‘cara’.

En 2019 el gasto de los empresarios en medidas preventivas —como cambiar o colocar cerraduras, instalar alarmas o videocámaras— aumentó en un 11% con respecto a 2017.

Si se suma el gasto en medidas preventivas y las pérdidas económicas a consecuencia de los delitos, el costo promedio por empresa durante 2019 ascendió a 85 mil 329 pesos, mientras que en 2017 fue de 66 mil 31 pesos a nivel nacional.

En Coparmex Ciudad de México sabemos que el trabajo realizado por la actual administración en esta materia va en el camino correcto.

Con todo, es tiempo de redoblar esfuerzos, verificar estrategias para que los frutos positivos se multipliquen.

Nosotros seguiremos señalando y siendo críticos cuando la situación evolucione desfavorablemente y reconociendo, por supuesto, los avances. Los empresarios capitalinos tenemos toda la disposición para trabajar unidos y dar mejores resultados.

La inseguridad es el pan nuestro de cada día en todo el país. A pesar de que al inicio de la actual administración se creó la Guardia Nacional, entidades como Michoacán y Guanajuato viven momentos complicados en cuanto a los altos índices delictivos.

Informes del Secretariado Ejecutivo del Sistema Nacional de Seguridad Pública indican que, de enero a mayo del 2022, se han registrado a nivel nacional 13 mil 133 víctimas de homicidios dolosos, incluyendo feminicidios.

Destaca lo ocurrido en entidades como Michoacán, con mil 216 homicidios y Guanajuato, con mil 300.

Datos de la Encuesta Nacional de Seguridad Urbana, publicado por el Instituto Nacional de Estadística, Geografía e Informática (INEGI), publicada en abril de este año, indican que 66.2% de la población mayor a 18 años consideró que vivir en su ciudad es inseguro.

El mismo INEGI estimó para el 2020 una tasa de 36,601 delitos por cada cien mil habitantes, mientras que el delito más cometido fue el robo en la calle o en el transporte público.

¿Qué es lo que nos dice la información y los datos que tenemos a la fecha, no sólo a nivel local sino nacional?

Que a tres años y medio de iniciada la actual administración, los niveles de criminalidad no han disminuido en forma significativa. Contamos, por ejemplo, con cifras de entre 33 y 35 mil homicidios dolosos por cuarto año consecutivo. Algo tiene que cambiar y corregirse para darle vuelta a esta situación.

Regresando a la misma medición del INEGI, las ciudades con la mayor percepción de inseguridad son, en el primer lugar Fresnillo, Zacatecas con 97.1 por ciento; en segundo lugar, Ciudad Obregón con 94.1 y Zacatecas con el 91.7.

Percepción que coincide con las altas tasas de homicidio doloso que se registran en los correspondientes estados en los últimos 12 meses de entre las 60 y 95 víctimas por cada 100 mil habitantes.

Contrastan esos datos con estados cuyas tasas son menores a 10 casos como Yucatán, Coahuila, Aguascalientes o, incluso, la Ciudad de México.

Al margen de que efectivamente las situaciones en cada entidad son distintas y sus realidades sociales, económicas y políticas obedecen a factores no totalmente comparables, vale la pena hacer un esfuerzo para entender y copiar aquello que ha dado buenos resultados.

Por ejemplo, entidades como la Ciudad de México en los primeros cinco meses del 2022, se tuvo la mitad de los homicidios dolosos de los que se tuvieron en el mismo lapso del 2018.

Al ver la reducción de los números y la mejora de la percepción ciudadana, dentro de la propia ciudad hay diferencias, destacando en estos primeros meses del año las alcaldías de Benito Juárez y Venustiano Carranza que contrastan con Iztapalapa o Azcapotzalco, en los que la percepción de inseguridad se encuentra entre las más altas del país.

En el estudio “La seguridad ciudadana en la CDMX: ¿un paradigma innovador?”, de Alejandra Lourdes Alaniz Bleisen y Rebeca Cuevas Zavaleta, publicado por palermo.edu, se destaca que si bien en la actualidad se incorpora el paradigma de la seguridad ciudadana, ésta se encuentra poco presente entre los habitantes de la CDMX.

Las autoras señalan que “no alcanza con que la normativa considere la “seguridad ciudadana”, sino que es necesario que los mismos se involucren con un rol más activo que considere la cultura de la prevención entre ellos. En sentido similar, las OSC, las empresas de seguridad privada y todas las organizaciones presentes en la CDMX”.

Sin lugar a duda, ciudadanos, empresarios, Organizaciones de la Sociedad Civil, académicos, especialistas, autoridades, por supuesto, debemos trabajar coordinados para tener mejores resultados en esta gran tarea.

Fundamental es dar seguimiento a la evolución de los datos y la exigencia publica de la reducción de los índices delictivos, con métricas y metas puntuales en cada localidad con las cuales las autoridades deben comprometerse.

¿Y las empresas?

La seguridad, más bien dicho, la inseguridad, no sólo pega a los ciudadanos. Las empresas, los empresarios y trabajadores son víctimas habituales. Decenas de empresas cierran día a día, entre otras cosas, por temas relacionados a la falta de seguridad.

Datos del estudio “La delincuencia sale cada vez más cara a los empresarios”, de México Evalúa, destacan que si se analiza a las empresas por tipo de sector, la extorsión es el delito más frecuente en la industria y los servicios, mientras que el robo o asalto a mercancías, dinero, insumos o bienes afecta más a los comercios.

El documento agrega que por lo que concierne a la incidencia delictiva, la extorsión empresarial es el delito que más se comete a nivel nacional, con 911 mil 506 delitos perpetrados. En el 92.5% de los casos, las extorsiones se cometen vía telefónica.

Información del Consejo Ciudadano para la Seguridad y Justicia de la Ciudad de México revelan que 59 por ciento de los reportes sobre extorsión son de mujeres, 56 por ciento provienen de llamadas telefónicas y, un dato muy importante, 42 por ciento se hacen por WhatsApp.

“Nueve de cada 10 intentos entran por teléfono celular en cuestión de fraude; entre extorsión y fraude, la gente se puede confundir pero son dos cosas diferentes: el fraude es el engaño y la extorsión es tratar de forzar la voluntad de otro para que entregue algo”, sostiene el presidente del Consejo Salvador Guerrero Chiprés.

¿Y cuánto cuesta la inseguridad a las empresas? El estudio de México Evalúa descubre que, a nivel nacional, aunque los delitos contra las empresas disminuyeron en tres puntos porcentuales, su costo aumentó en un 34% de 2017 a 2019. Es decir, la delincuencia es menos frecuente, pero más ‘cara’.

En 2019 el gasto de los empresarios en medidas preventivas —como cambiar o colocar cerraduras, instalar alarmas o videocámaras— aumentó en un 11% con respecto a 2017.

Si se suma el gasto en medidas preventivas y las pérdidas económicas a consecuencia de los delitos, el costo promedio por empresa durante 2019 ascendió a 85 mil 329 pesos, mientras que en 2017 fue de 66 mil 31 pesos a nivel nacional.

En Coparmex Ciudad de México sabemos que el trabajo realizado por la actual administración en esta materia va en el camino correcto.

Con todo, es tiempo de redoblar esfuerzos, verificar estrategias para que los frutos positivos se multipliquen.

Nosotros seguiremos señalando y siendo críticos cuando la situación evolucione desfavorablemente y reconociendo, por supuesto, los avances. Los empresarios capitalinos tenemos toda la disposición para trabajar unidos y dar mejores resultados.