En México el cáncer infantil es un problema de salud pública, más de dos mil infantes fallecen cada año por este mal en el país, esa es una triste realidad; la otra es que hay desabasto de medicamentos, no sólo para esta enfermedad, sino para muchas otras. El primer paso para resolver un problema, es reconocerlo.
De tal manera, para dejar atrás los dimes y diretes, así como la politiquería, es necesario un informe claro y contundente del Gobierno federal a dos preguntas: ¿Cuántos casos hay de niños con cáncer en México?
Y más allá, de los diagnósticos positivos ¿cuántos infantes reciben el tratamiento adecuado?
La Asociación Mexicana de Ayuda a Niños con Cáncer (AMANC) denunció que, del 11 de diciembre de 2019 al 3 de septiembre de 2020, mil 608 niños fallecieron a causa de esa enfermedad.
Ahora es necesario que el Gobierno federal explique por qué decidió establecer nuevas reglas de producción, distribución y comercialización de medicamentos, a la par de transformar el Seguro Popular en INSABI; falta una elemental estrategia para reemplazar a tiempo el suministro de fármacos. El desabasto de medicamentos es otra triste realidad.
De acuerdo con cifras del Centro Nacional para la Salud de la Infancia y Adolescencia (Censia), cada año fallecen más de dos mil infantes por este mal. En México el cáncer infantil es un problema de salud pública y constituye la segunda causa de muerte y la primera por enfermedad en niños de cinco a 14 años de edad.
La tasa de mortalidad en menores es de 5.3 por cada cien mil, mientras que en adolescentes es de 8.5 debido a que entre cinco y 50 por ciento de ellos abandonan el tratamiento.
El 70% de los casos de cáncer infantil son curables si se detectan a tiempo, pero existe el problema de la detección tardía en México, además de que hay poca inversión en proyectos de investigación. Existen en México 264 oncólogos pediatras certificados por cada 7 mil pacientes por año.
Textualmente hay que decirlo: El Estado debe garantizar atención oportuna, completa y de calidad, desde los servicios públicos de salud, a todas las niñas y todos los niños con cáncer. Hay que eliminar las verdades a medias, evitar apasionamientos y lograr soluciones de fondo.
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