/ martes 16 de junio de 2020

Ozzihel, tatuador en tiempos de Covid-19

Admite tener miedo de contagiarse, pero el deber de proveer de sustento a su familia lo ha llevado a asimilar ese temor

Hace casi 90 días que el Covid 19 provocó que millones de mexicanos abandonaran su rutina diaria para permanecer en casa y evitar un contagio multitudinario que abarrotara los hospitales; por ello, el gobierno obligó a negocios que no son esenciales a cerrar, no obstante, la economía no les dio para aguantar tantos días sin poder trabajar.

Así como miles de habitantes de la Ciudad de México, Ociel García, tatuador profesional, tiene miedo de contagiarse, pero el deber de proveer de sustento a su familia, lo ha llevado a asimilar ese temor y ajustarse a las medidas de seguridad para poder desempeñar su labor y conseguir el sustento para su familia.

Por más de una década, Ociel se ha dedicado al arte del tatuaje y la modificación corporal, a lo largo de todo este tiempo, ha tenido que tomar diversos cursos, desde primeros auxilios, hasta certificaciones en salubridad, todos requeridos por la autoridad sanitaria para que su trabajo no solo sea bueno, sino también seguro.


No obstante, tanto para el como para sus compañeros en el estudio, la higiene siempre ha sido parte medular de su trabajo, pues no solo la salud de quien acude a realizarse alguna modificación corporal está en juego, también la suya, sin embargo, la situación provocada por el Covid 19 ha venido a cambiarles todo su esquema.

“Al principio de la pandemia, mis compañeros en el estudio y yo tomamos la determinación de cerrar el local por el miedo de contagiarnos, pero principalmente, de llevar el virus a nuestras casas y contagiar a nuestras familias”.

“Obviamente a nosotros también nos dio miedo, muchos de nosotros somos padres, tenemos familia y nos sugestiona y da miedo llegar a afectar a alguien en nuestro hogar”.

Superar el miedo a contagiarse no era algo sencillo, pues, aseguró, pudo más la necesidad de llevar el sustento a su casa que el temor a enfermar, pues señaló que de alguna manera tendrían que enfrentarlo, porque los gastos no se detienen.

“No podemos darnos el lujo de quedarnos sin trabajar, porque no tenemos un sueldo fijo, prestaciones, o incluso alguien que nos apoye económicamente, nosotros vivimos al día. Aguantamos el primer mes, pero después de eso, tuvimos que buscar opciones para poder trabajar y generar ingresos”.

DE TENER MUCHOS CLIENTES PASARON AL CIERRE DEL LOCAL

Antes de que la contingencia orillara a cerrar negocios considerados no esenciales, el estudio donde Ociel trabaja era, como él mismo lo señaló, un lugar de puertas abiertas, donde pasaban al menos medio centenar de personas al día, algunas para realizarse un tatuaje o perforación corporal y otras simplemente sus acompañantes.

“Cuando la autoridad dijo que teníamos que tener mayor precaución todo cambió, nos afectó demasiado pues al cerrar las puertas, los clientes que acudían sin cita, fuente principal de sus ingresos, dejaron de asistir, nos tuvimos que ajustar a las normas”.

Desde evitar las visitas y los acompañantes hasta cerrar por completo y suspender las citas, Ociel y sus compañeros tuvieron que tomar medidas más drásticas para poder buscar el sustento y realizar su trabajo con el mínimo de riesgos. “fueron aproximadamente 30 días los que nos quedamos sin trabajar.

Además de las medidas de higiene que ya se seguían antes de la pandemia, el artista dijo a La Prensa que implementaron muchas otras, como el uso obligatorio de cubrebocas, tanto para clientes como para ellos mismos, googles, así como la desinfección de los usuarios al ingresar y una sanitización semanal por parte de una empresa profesional.

“Nosotros extremamos medidas y precauciones, el miedo no se nos quita, ni se nos va a quitar, el virus está en presente y estamos expuestos a contagiarnos, pero tenemos que estar seguros de que aquí no lo tenemos y darle esa seguridad a los clientes que vienen a atenderse”.

EL FUTURO ES INCIERTO

Para Ociel, la vida después de la pandemia, y más en su negocio, ya no será la misma, pues aunque antes atendía a varias personas, ahora ya no será así, tendrá que agendar citas; “considero que asegurarnos de que cada cliente tome su responsabilidad dentro de esta contingencia, tenemos que hacer las medidas de seguridad parte de nuestro trabajo diario.

El método de trabajo no va a cambiar, la higiene y la disciplina rigurosa no tiene porqué cambiar, pero este virus viene a aumentar las medidas de salubridad para evitar que el lugar se convierta en un foco de contagio “la toma de temperatura de los clientes será ahora parte del protocolo”, sentenció.

TENEMOS MIEDO E INSEGURIDAD

Considero en lo personal que más que extremar precauciones, tenemos que conocer el virus para aprender a trabajar con una distancia adecuada, usar el cubrebocas y hasta una careta que nos mantenga alejados de un posible contagio, evitar ya el contacto cercano con el cliente tendrá que ajustarse, señaló.

“Si es un cliente que ya notamos que presenta algún síntoma, vamos a tener que negarle el servicio, no podemos exponernos ni darnos el lujo de no trabajar, hasta que se calme la contingencia, pues los gastos son al día, si no trabajamos, no comemos”.

La contingencia ya afectó mucho el negocio, señaló que el miedo de las personas a salir ha bajado la clientela, pero lo que más afecta es que la falta de trabajo, pues al no tener dinero, no disponen de los recursos para efectuarse alguna modificación.

“Como están las puertas cerradas, nos tenemos que conformar con los clientes que tienen nuestro teléfono, aunado a eso, tenemos que lidiar con el aumento en los precios de los insumos que utilizamos, los clientes no están viniendo y muchos de nosotros solo sabemos hacer esto para vivir”.

Tras más de una década de trabajar en la modificación corporal, Ociel no se ve trabajando en otra cosa, pues la experiencia y conocimientos adquiridos lo han llevado a dedicarse a la modificación corporal, “no vemos como opción buscar otra alternativa, porque es como empezar de cero, ya sea arte, oficio o profesión, el tatuaje es nuestra manera de vivir”.

No nos queda más que extremar precauciones y adaptarnos a como está cambiando la sociedad, porque nada va a volver a ser igual, el virus se quedó y tenemos que adaptarnos para poder sobrevivir”, finalizó.

Hace casi 90 días que el Covid 19 provocó que millones de mexicanos abandonaran su rutina diaria para permanecer en casa y evitar un contagio multitudinario que abarrotara los hospitales; por ello, el gobierno obligó a negocios que no son esenciales a cerrar, no obstante, la economía no les dio para aguantar tantos días sin poder trabajar.

Así como miles de habitantes de la Ciudad de México, Ociel García, tatuador profesional, tiene miedo de contagiarse, pero el deber de proveer de sustento a su familia, lo ha llevado a asimilar ese temor y ajustarse a las medidas de seguridad para poder desempeñar su labor y conseguir el sustento para su familia.

Por más de una década, Ociel se ha dedicado al arte del tatuaje y la modificación corporal, a lo largo de todo este tiempo, ha tenido que tomar diversos cursos, desde primeros auxilios, hasta certificaciones en salubridad, todos requeridos por la autoridad sanitaria para que su trabajo no solo sea bueno, sino también seguro.


No obstante, tanto para el como para sus compañeros en el estudio, la higiene siempre ha sido parte medular de su trabajo, pues no solo la salud de quien acude a realizarse alguna modificación corporal está en juego, también la suya, sin embargo, la situación provocada por el Covid 19 ha venido a cambiarles todo su esquema.

“Al principio de la pandemia, mis compañeros en el estudio y yo tomamos la determinación de cerrar el local por el miedo de contagiarnos, pero principalmente, de llevar el virus a nuestras casas y contagiar a nuestras familias”.

“Obviamente a nosotros también nos dio miedo, muchos de nosotros somos padres, tenemos familia y nos sugestiona y da miedo llegar a afectar a alguien en nuestro hogar”.

Superar el miedo a contagiarse no era algo sencillo, pues, aseguró, pudo más la necesidad de llevar el sustento a su casa que el temor a enfermar, pues señaló que de alguna manera tendrían que enfrentarlo, porque los gastos no se detienen.

“No podemos darnos el lujo de quedarnos sin trabajar, porque no tenemos un sueldo fijo, prestaciones, o incluso alguien que nos apoye económicamente, nosotros vivimos al día. Aguantamos el primer mes, pero después de eso, tuvimos que buscar opciones para poder trabajar y generar ingresos”.

DE TENER MUCHOS CLIENTES PASARON AL CIERRE DEL LOCAL

Antes de que la contingencia orillara a cerrar negocios considerados no esenciales, el estudio donde Ociel trabaja era, como él mismo lo señaló, un lugar de puertas abiertas, donde pasaban al menos medio centenar de personas al día, algunas para realizarse un tatuaje o perforación corporal y otras simplemente sus acompañantes.

“Cuando la autoridad dijo que teníamos que tener mayor precaución todo cambió, nos afectó demasiado pues al cerrar las puertas, los clientes que acudían sin cita, fuente principal de sus ingresos, dejaron de asistir, nos tuvimos que ajustar a las normas”.

Desde evitar las visitas y los acompañantes hasta cerrar por completo y suspender las citas, Ociel y sus compañeros tuvieron que tomar medidas más drásticas para poder buscar el sustento y realizar su trabajo con el mínimo de riesgos. “fueron aproximadamente 30 días los que nos quedamos sin trabajar.

Además de las medidas de higiene que ya se seguían antes de la pandemia, el artista dijo a La Prensa que implementaron muchas otras, como el uso obligatorio de cubrebocas, tanto para clientes como para ellos mismos, googles, así como la desinfección de los usuarios al ingresar y una sanitización semanal por parte de una empresa profesional.

“Nosotros extremamos medidas y precauciones, el miedo no se nos quita, ni se nos va a quitar, el virus está en presente y estamos expuestos a contagiarnos, pero tenemos que estar seguros de que aquí no lo tenemos y darle esa seguridad a los clientes que vienen a atenderse”.

EL FUTURO ES INCIERTO

Para Ociel, la vida después de la pandemia, y más en su negocio, ya no será la misma, pues aunque antes atendía a varias personas, ahora ya no será así, tendrá que agendar citas; “considero que asegurarnos de que cada cliente tome su responsabilidad dentro de esta contingencia, tenemos que hacer las medidas de seguridad parte de nuestro trabajo diario.

El método de trabajo no va a cambiar, la higiene y la disciplina rigurosa no tiene porqué cambiar, pero este virus viene a aumentar las medidas de salubridad para evitar que el lugar se convierta en un foco de contagio “la toma de temperatura de los clientes será ahora parte del protocolo”, sentenció.

TENEMOS MIEDO E INSEGURIDAD

Considero en lo personal que más que extremar precauciones, tenemos que conocer el virus para aprender a trabajar con una distancia adecuada, usar el cubrebocas y hasta una careta que nos mantenga alejados de un posible contagio, evitar ya el contacto cercano con el cliente tendrá que ajustarse, señaló.

“Si es un cliente que ya notamos que presenta algún síntoma, vamos a tener que negarle el servicio, no podemos exponernos ni darnos el lujo de no trabajar, hasta que se calme la contingencia, pues los gastos son al día, si no trabajamos, no comemos”.

La contingencia ya afectó mucho el negocio, señaló que el miedo de las personas a salir ha bajado la clientela, pero lo que más afecta es que la falta de trabajo, pues al no tener dinero, no disponen de los recursos para efectuarse alguna modificación.

“Como están las puertas cerradas, nos tenemos que conformar con los clientes que tienen nuestro teléfono, aunado a eso, tenemos que lidiar con el aumento en los precios de los insumos que utilizamos, los clientes no están viniendo y muchos de nosotros solo sabemos hacer esto para vivir”.

Tras más de una década de trabajar en la modificación corporal, Ociel no se ve trabajando en otra cosa, pues la experiencia y conocimientos adquiridos lo han llevado a dedicarse a la modificación corporal, “no vemos como opción buscar otra alternativa, porque es como empezar de cero, ya sea arte, oficio o profesión, el tatuaje es nuestra manera de vivir”.

No nos queda más que extremar precauciones y adaptarnos a como está cambiando la sociedad, porque nada va a volver a ser igual, el virus se quedó y tenemos que adaptarnos para poder sobrevivir”, finalizó.

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