/ domingo 20 de octubre de 2019

La onda de la alegría

No se sabe con precisión si el bolero nos llegó de España o de Cuba. Lo cierto es que en México alcanzó su mayor relieve y tomó carta de naturalización, a grado tal que el país atrajo la presencia de grandes compositores como Rafael Hernández “El jibarito”; hoy símbolo musical de Puerto Rico.

Después del arranque eminentemente romántico de los años 30, la nueva generación de compositores busca en el bolero la motivación para su inspiración. Ya apunta un nuevo grupo de jóvenes creativos que van a enriquecer el arte musical de México, apoyándose fundamentalmente en las melodiosas notas y textos románticos de este género.

Empiezan a sonar nombres de jóvenes veinteañeros que se lanzan a la competencia de la creación de los temas musicales que la moda ha impuesto y surgen creadores como Chucho Monge, Luis Arcaraz, Gonzalo Curiel, Miguel Prado, Gabriel Ruiz, Alfredo Núñez de Borbón, Federico Baena, Felipe Bermejo, sólo por citar a unos cuantos.

El Bolero mexicano está ya de moda en todas las regiones del continente y algunas melodías como las canciones del chiapaneco Alberto Domínguez se incorporan a las grandes orquestas norteamericanas que están en boga en el mundo entero. “Perfidia” y “Frenesí” son temas habituales del repertorio de las llamadas grandes bandas, aquellas que nos remiten a la sonoridad de alientos y maderas en fino ensamble de jazz, como el caso de Glenn Miller, Tommy Dorsey, Ray Anthony o Artie Shaw.

No podemos negar que en este impulso que se da a la música mexicana está la presencia de un incansable promotor de nuevos valores de la composición y la belleza de sus melodías: La Radio.

A través de la XEW “La voz de la América Latina desde México” y el talento expresivo de un grupo de jóvenes locutores, don Emilio Azcárraga Vidaurreta proyecta las grandes melodías y a sus intérpretes para hacer de México una especie de tierra prometida en la materia.

El país es el receptor de todas las corrientes de América Latina. México es la mejor opción para la divulgación del arte hispanoparlante y para su propio enriquecimiento, cantantes y compositores de todo el continente saben que la mejor manera de proyectar suerte es a través del triunfo en México. El impulso otorgado al talento artístico es una garantía de calidad y éxito además de una forma de fortalecer la ilusión que cada nuevo valor alienta.

La W, como cariñosamente la nombró el público, se convierte a partir del 18 de septiembre de 1930 en la mejor plataforma de difusión del arte como el mejor vehículo de promoción cultural. Buque insignia de la radio comercial. Esta emisora radiofónica cubre elaboradas funciones que impulsan la inteligencia en sus muy diversos aspectos. Es la escuela de enseñanza, perfeccionamiento y desarrollo del talento. Los mejores locutores coadyuvan en la transmisión de ideas y apoyos a una generación que otorga al radioescucha los elementos indispensables para la expansión de sus conocimientos en las más diversas áreas.

La declamación en la voz de Manuel Bernal nos lleva al encuentro con los grandes poetas que cubrieron la vida de México en sus mejores momentos y en sus terribles turbulencias que la azotaron. El bachiller Álvaro Gálvez y Fuentes es el gran divulgador de la historia y Pedro de Lille, a través de su amenidad e ingenio, logra que los programas ilustrados de la estación sean muy accesibles al radioescucha.

Ellos no son las únicas figuras que llenan la programación cotidiana de XEW. Los actores, los escritores de novelas radiofónicas y el simple aficionado que busca una plataforma para manifestar sus facultades artísticas encuentran en la prodigiosa estación el medio para desarrollar una carrera profesional.

Don Emilio Azcárraga no escatima esfuerzo alguno para impulsar los nuevos valores que han surgido intempestivamente y cuyo talento se mantenía oculto por falta de un medio difusor. Así, muy pronto, la verdadera genialidad de la composición musical, de la interpretación vocal, de la actuación teatral, del conocimiento, van apareciendo ante el asombro del pueblo que ya hace de la radio un elemento indispensable para la integración familiar.

Los programas musicales abren la puerta a la inspiración de los compositores y de los cantantes juveniles. Para el creador de temas melódicos no hay mejores plataformas que “La hora de la aficionado”, “La hora azul” o “La hora íntima” en que la genialidad de Agustín Lara y otros grandes se manifiesta en la versatilidad que se advierte en su temática general. Lara ya es una figura universal. Sus canciones románticas por excelencia se apoderan del gusto popular. Como todo triunfador, no escapa la crítica acerba de sus impugnadores que en cada una de sus canciones triunfadoras encuentran fallas, metáforas incoherentes y, lo que es peor, plagios inexistentes. Lara responde con su indudable talento y nada hay en México y en América Latina que lo baje del pedestal en que se ha situado.

Pero hay muchas cosas más imposibles de ser enumeradas manteniendo un orden cronológico. Entre estos hombres excepcionales está Francisco Gabilondo Soler, sin duda una de las figuras más distinguidas en materia de ingenio y creatividad, quien llega a W en 1935. Cri-Crí es un personaje y es el relator de las más delicadas canciones que se pueden crear para el desarrollo y el deleite de la población infantil.

También los adultos disfrutan de los temas que hicieron la delicia de la niñez de la década de los 30 en que “El grillito cantor” se incorpora a los elencos de la joven estación que capitaliza el talento y el ingenio. A través de los animales, los protagonistas de sus canciones, Cri-Crí nos acerca a los valores humanos, a la filosofía de la vida y sus respectivos misterios. El creador no sólo se ha apoderado de la sensibilidad infantil: también la generación adulta encuentra en sus historias melódicas motivos de placer, nostalgia, esparcimiento y reflexión.

Las grandes composiciones de Cri-Crí no tienen época. El niño al que el tiempo convirtió en adulto sigue soñando con emoción cuando escucha “la muñeca fea”, “el chorrito”, “los tres cochinitos”, y temas que parece que Gabilondo Soler convirtió en cuentos orientales para enriquecimiento de “Las mil y una noches” o de las historias de los hermanos Grimm, Hans Christian Andersen o Collody.

El adulto no puede menos que reflexionar y tratar de entender la vida cuando escucha las preguntas esenciales que el niño, imperativamente, hace a la abuela, víctima ya de los estragos que el tiempo nos causa a los seres humanos: ¿Di por qué, dime abuelita?

Los inicios de la radio

En materia de radio, este útil invento desarrollado previamente por destacados personajes como el ilustre inventor serbio Nicola Tesla y patentado por Guglielmo Marconi se desarrolla y establece en México gracias a personajes como Constantino de Tárnava, los hermanos Enrique y Clemente Serna Martínez, Adolfo Enrique Gómez Fernández, José de la Herrán, José J Reynosa y el mismo Emilio Azcárraga Vidaurreta.

Mención aparte en la historia de la radiodifusión nacional merecen las emisoras que antecedieron el milagro de la W, tal es el caso de emisoras como la XEH y XET de Monterrey o nuestra XEB, la estación del Buen Tono, fundada en 1923, misma que sobrevive -estoica- hasta la fecha como “La B grande de México”; un auténtico oasis en el cuadrante.

Aquí mi top 10 de Boleros que surgieron de la mano con la radio a partir de 1930

1. Aventurera (Agustín Lara, 1930)

2. No hagas llorar a esa mujer (Joaquín Pardavé, 1931)

3. Cuando vuelva a tu lado (María Grever, 1932)

4. Temor (Gonzalo Curiel y Alfonso Espriú Jr., 1933)

5. Sacrificio (Chucho Monge, 1934)

6. Perfume de Gardenias (Rafael Hernández, 1935)

7. Vereda tropical (Gonzalo Curiel, 1936)

8. Nocturnal (José Sabre Marroquín, 1937)

9. Qué te importa (Rafael Hernández, 1938)

10. Perfidia (Alberto Domínguez, 1939)

No dejes de escribirme, querido lector, recuerda que yo siempre contesto: rodrigodelacadena@yahoo.com

No se sabe con precisión si el bolero nos llegó de España o de Cuba. Lo cierto es que en México alcanzó su mayor relieve y tomó carta de naturalización, a grado tal que el país atrajo la presencia de grandes compositores como Rafael Hernández “El jibarito”; hoy símbolo musical de Puerto Rico.

Después del arranque eminentemente romántico de los años 30, la nueva generación de compositores busca en el bolero la motivación para su inspiración. Ya apunta un nuevo grupo de jóvenes creativos que van a enriquecer el arte musical de México, apoyándose fundamentalmente en las melodiosas notas y textos románticos de este género.

Empiezan a sonar nombres de jóvenes veinteañeros que se lanzan a la competencia de la creación de los temas musicales que la moda ha impuesto y surgen creadores como Chucho Monge, Luis Arcaraz, Gonzalo Curiel, Miguel Prado, Gabriel Ruiz, Alfredo Núñez de Borbón, Federico Baena, Felipe Bermejo, sólo por citar a unos cuantos.

El Bolero mexicano está ya de moda en todas las regiones del continente y algunas melodías como las canciones del chiapaneco Alberto Domínguez se incorporan a las grandes orquestas norteamericanas que están en boga en el mundo entero. “Perfidia” y “Frenesí” son temas habituales del repertorio de las llamadas grandes bandas, aquellas que nos remiten a la sonoridad de alientos y maderas en fino ensamble de jazz, como el caso de Glenn Miller, Tommy Dorsey, Ray Anthony o Artie Shaw.

No podemos negar que en este impulso que se da a la música mexicana está la presencia de un incansable promotor de nuevos valores de la composición y la belleza de sus melodías: La Radio.

A través de la XEW “La voz de la América Latina desde México” y el talento expresivo de un grupo de jóvenes locutores, don Emilio Azcárraga Vidaurreta proyecta las grandes melodías y a sus intérpretes para hacer de México una especie de tierra prometida en la materia.

El país es el receptor de todas las corrientes de América Latina. México es la mejor opción para la divulgación del arte hispanoparlante y para su propio enriquecimiento, cantantes y compositores de todo el continente saben que la mejor manera de proyectar suerte es a través del triunfo en México. El impulso otorgado al talento artístico es una garantía de calidad y éxito además de una forma de fortalecer la ilusión que cada nuevo valor alienta.

La W, como cariñosamente la nombró el público, se convierte a partir del 18 de septiembre de 1930 en la mejor plataforma de difusión del arte como el mejor vehículo de promoción cultural. Buque insignia de la radio comercial. Esta emisora radiofónica cubre elaboradas funciones que impulsan la inteligencia en sus muy diversos aspectos. Es la escuela de enseñanza, perfeccionamiento y desarrollo del talento. Los mejores locutores coadyuvan en la transmisión de ideas y apoyos a una generación que otorga al radioescucha los elementos indispensables para la expansión de sus conocimientos en las más diversas áreas.

La declamación en la voz de Manuel Bernal nos lleva al encuentro con los grandes poetas que cubrieron la vida de México en sus mejores momentos y en sus terribles turbulencias que la azotaron. El bachiller Álvaro Gálvez y Fuentes es el gran divulgador de la historia y Pedro de Lille, a través de su amenidad e ingenio, logra que los programas ilustrados de la estación sean muy accesibles al radioescucha.

Ellos no son las únicas figuras que llenan la programación cotidiana de XEW. Los actores, los escritores de novelas radiofónicas y el simple aficionado que busca una plataforma para manifestar sus facultades artísticas encuentran en la prodigiosa estación el medio para desarrollar una carrera profesional.

Don Emilio Azcárraga no escatima esfuerzo alguno para impulsar los nuevos valores que han surgido intempestivamente y cuyo talento se mantenía oculto por falta de un medio difusor. Así, muy pronto, la verdadera genialidad de la composición musical, de la interpretación vocal, de la actuación teatral, del conocimiento, van apareciendo ante el asombro del pueblo que ya hace de la radio un elemento indispensable para la integración familiar.

Los programas musicales abren la puerta a la inspiración de los compositores y de los cantantes juveniles. Para el creador de temas melódicos no hay mejores plataformas que “La hora de la aficionado”, “La hora azul” o “La hora íntima” en que la genialidad de Agustín Lara y otros grandes se manifiesta en la versatilidad que se advierte en su temática general. Lara ya es una figura universal. Sus canciones románticas por excelencia se apoderan del gusto popular. Como todo triunfador, no escapa la crítica acerba de sus impugnadores que en cada una de sus canciones triunfadoras encuentran fallas, metáforas incoherentes y, lo que es peor, plagios inexistentes. Lara responde con su indudable talento y nada hay en México y en América Latina que lo baje del pedestal en que se ha situado.

Pero hay muchas cosas más imposibles de ser enumeradas manteniendo un orden cronológico. Entre estos hombres excepcionales está Francisco Gabilondo Soler, sin duda una de las figuras más distinguidas en materia de ingenio y creatividad, quien llega a W en 1935. Cri-Crí es un personaje y es el relator de las más delicadas canciones que se pueden crear para el desarrollo y el deleite de la población infantil.

También los adultos disfrutan de los temas que hicieron la delicia de la niñez de la década de los 30 en que “El grillito cantor” se incorpora a los elencos de la joven estación que capitaliza el talento y el ingenio. A través de los animales, los protagonistas de sus canciones, Cri-Crí nos acerca a los valores humanos, a la filosofía de la vida y sus respectivos misterios. El creador no sólo se ha apoderado de la sensibilidad infantil: también la generación adulta encuentra en sus historias melódicas motivos de placer, nostalgia, esparcimiento y reflexión.

Las grandes composiciones de Cri-Crí no tienen época. El niño al que el tiempo convirtió en adulto sigue soñando con emoción cuando escucha “la muñeca fea”, “el chorrito”, “los tres cochinitos”, y temas que parece que Gabilondo Soler convirtió en cuentos orientales para enriquecimiento de “Las mil y una noches” o de las historias de los hermanos Grimm, Hans Christian Andersen o Collody.

El adulto no puede menos que reflexionar y tratar de entender la vida cuando escucha las preguntas esenciales que el niño, imperativamente, hace a la abuela, víctima ya de los estragos que el tiempo nos causa a los seres humanos: ¿Di por qué, dime abuelita?

Los inicios de la radio

En materia de radio, este útil invento desarrollado previamente por destacados personajes como el ilustre inventor serbio Nicola Tesla y patentado por Guglielmo Marconi se desarrolla y establece en México gracias a personajes como Constantino de Tárnava, los hermanos Enrique y Clemente Serna Martínez, Adolfo Enrique Gómez Fernández, José de la Herrán, José J Reynosa y el mismo Emilio Azcárraga Vidaurreta.

Mención aparte en la historia de la radiodifusión nacional merecen las emisoras que antecedieron el milagro de la W, tal es el caso de emisoras como la XEH y XET de Monterrey o nuestra XEB, la estación del Buen Tono, fundada en 1923, misma que sobrevive -estoica- hasta la fecha como “La B grande de México”; un auténtico oasis en el cuadrante.

Aquí mi top 10 de Boleros que surgieron de la mano con la radio a partir de 1930

1. Aventurera (Agustín Lara, 1930)

2. No hagas llorar a esa mujer (Joaquín Pardavé, 1931)

3. Cuando vuelva a tu lado (María Grever, 1932)

4. Temor (Gonzalo Curiel y Alfonso Espriú Jr., 1933)

5. Sacrificio (Chucho Monge, 1934)

6. Perfume de Gardenias (Rafael Hernández, 1935)

7. Vereda tropical (Gonzalo Curiel, 1936)

8. Nocturnal (José Sabre Marroquín, 1937)

9. Qué te importa (Rafael Hernández, 1938)

10. Perfidia (Alberto Domínguez, 1939)

No dejes de escribirme, querido lector, recuerda que yo siempre contesto: rodrigodelacadena@yahoo.com