/ jueves 2 de mayo de 2019

Falla el Estado

Adalberto Villasana

Salen de casa, pero quién sabe si regresen. Las madres se quedan con “el Jesús en la boca”; en la Ciudad de México y zona conurbada los gobiernos locales le fallan a los jóvenes en su tarea esencial de brindarles seguridad. Ahora, hasta dentro de un salón de clases puede ser la escena de un homicidio.

El caso de la estudiante Aideé, del CCH Oriente de la UNAM, es una nueva llamada de atención, a un problema que no se quiere, o no se puede resolver.

Está claro que la Universidad Nacional no está exenta de ser víctima de la violencia que padece todo el país y en este caso la Ciudad de México. La Alcaldía de Iztapalapa es una de las más inseguras, apenas hace unos días Semáforo Delictivo indicó que fue la demarcación más violenta de la capital, durante el primer trimestre del año. Tan sólo en marzo registró 32 homicidios.

La violencia es sistemática en la zona y, en el entorno del plantel universitario. Hay que recordar que en marzo pasado la estudiante Jennifer desapareció a penas salió y, tras seis días de búsqueda, las autoridades del Edomex hallaron el cuerpo en Chicoloapan.

Y el 20 de agosto de 2018, Miranda quien también estudiaba en el CCH Oriente fue secuestrada al salir del plantel y horas más tarde, sus padres recibieron una llamada exigiendo rescate de 5 millones de pesos. La joven de 18 años no pudo ser rescatada y el 3 de septiembre pobladores del municipio de Cocotitlán en el Estado de México hallaron el cuerpo calcinado.

Esto es sólo en el CCH Oriente: Imagínese amigo lector si hacemos el recuento de todos los planteles educativos, de los barrios y las colonias. Las “autoridades” están rebasadas.

Textualmente hay que decirlo: Hay un estado fallido. Hablamos de los casos de alto impacto en torno a un plantel educativo, pero enumerar los asaltos diarios, las agresiones, el acoso contra la comunidad estudiantil, no acabaríamos. Urge una solución de fondo, con decisión y el compromiso, el involucramiento de la sociedad en su conjunto. Porque ya vimos que los “gobiernos” no pueden.

En Twitter @TXTUALes

Adalberto Villasana

Salen de casa, pero quién sabe si regresen. Las madres se quedan con “el Jesús en la boca”; en la Ciudad de México y zona conurbada los gobiernos locales le fallan a los jóvenes en su tarea esencial de brindarles seguridad. Ahora, hasta dentro de un salón de clases puede ser la escena de un homicidio.

El caso de la estudiante Aideé, del CCH Oriente de la UNAM, es una nueva llamada de atención, a un problema que no se quiere, o no se puede resolver.

Está claro que la Universidad Nacional no está exenta de ser víctima de la violencia que padece todo el país y en este caso la Ciudad de México. La Alcaldía de Iztapalapa es una de las más inseguras, apenas hace unos días Semáforo Delictivo indicó que fue la demarcación más violenta de la capital, durante el primer trimestre del año. Tan sólo en marzo registró 32 homicidios.

La violencia es sistemática en la zona y, en el entorno del plantel universitario. Hay que recordar que en marzo pasado la estudiante Jennifer desapareció a penas salió y, tras seis días de búsqueda, las autoridades del Edomex hallaron el cuerpo en Chicoloapan.

Y el 20 de agosto de 2018, Miranda quien también estudiaba en el CCH Oriente fue secuestrada al salir del plantel y horas más tarde, sus padres recibieron una llamada exigiendo rescate de 5 millones de pesos. La joven de 18 años no pudo ser rescatada y el 3 de septiembre pobladores del municipio de Cocotitlán en el Estado de México hallaron el cuerpo calcinado.

Esto es sólo en el CCH Oriente: Imagínese amigo lector si hacemos el recuento de todos los planteles educativos, de los barrios y las colonias. Las “autoridades” están rebasadas.

Textualmente hay que decirlo: Hay un estado fallido. Hablamos de los casos de alto impacto en torno a un plantel educativo, pero enumerar los asaltos diarios, las agresiones, el acoso contra la comunidad estudiantil, no acabaríamos. Urge una solución de fondo, con decisión y el compromiso, el involucramiento de la sociedad en su conjunto. Porque ya vimos que los “gobiernos” no pueden.

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