Padece México la crisis de seguridad más severa desde que se tiene registro; el número de ejecusiones al cierre del 2019 será cercano a los 36 mil casos. A partir de 1980 se inicio el recuento anual que ahora alcanza cifras escalofriantes.
Si bien es cierto y respetable que una parte importante de la sociedad confìa en el Presidente de la República, también hay una verdad lapidaria en que, el gabinete federal ha dejado mucho que desear y, no está a la altura de los retos que presenta la nación.
La “estrategia” emprendida por el Gobierno Federal fracaso a todas luces. Los números que no entienden de ideologías ni colores partidistas son testimonio indiscutible de la necesidad urgente de cambios en el gabinete de seguridad nacional.
Como en el beisbol, tan de moda en estos tiempos, en materia de seguridad, hay que cambiar al picher, ni un lanzamiento antes ni uno después, como diría el siempre bien recordado Mago Septien.
En tiempos moderos de administración federal buscan defender lo idenfendible, aceptar lo inaceptable y, negar la realidad que se vive en las calles.
Hay que recordar que el Secretariado Ejecutivo del Sistema Nacional de Seguridad Pública (SESNSP) informó que durante el pasado mes de noviembre se registraron 2,995 ejecuciones, de las cuales son 2,921 homicidios dolosos y 74 feminicidios.
La asociacion civil Causa en común reportó que, de enero a noviembre, el número de personas asesinadas alcanzó los 32,604, si se toman en cuenta ambos delitos: 31,688 del muertes violentas y 916 feminicidios.
"El país vive la crisis más grave de inseguridad de la que se tenga registro. Se ha acelerado la militarización del país, por las vías legal, presupuestal y operativa. No existe de hecho ninguna línea clara que separe a las Fuerzas Armadas de la Guardia Nacional", destaca el informe.
Y, en 2019 queda la frialdad de los números: 32,565 víctimas de homicidio, 3% más que en 2018; 933 feminicidios, 17% más que en 2018; 1,565 secuestros ,13% más que en 2018 y 7,915 actos de extorsión, 35% más que en 2018.
Textualmente hay que decirlo: Fracasó la “estrategia” de seguridad, urgen cambios. Lo peor que nos podría pasar como sociedad y nación es cerrar los ojos a la realidad, con un “no pasa nada” y, seguir culpando al pasado sin asumir la responsabilidad del presente.
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