/ domingo 24 de diciembre de 2023

En esta Navidad convoca a iglesia católica a tener más empatía con los migrantes

La iglesia católica indicó que esa condición de migrante de la Sagrada Familia, según la Escritura, no terminó con el nacimiento

Cuando se piensa en la Navidad, “solemos recordar momentos agradables con la familia, en ocasiones regalos y vacaciones; esto derivado de que en todo el mundo creyente y no creyente se ha difundido la fiesta de la Navidad como un momento de reflexión, unión familiar y descanso”.

Sin embargo, en el mundo hay muchas injusticias, donde muchos sectores de la población sufren, buscan la justicia o una oportunidad de vivir mejor; escena nos debe recordar siempre las necesidades y precariedades que están sufriendo nuestros hermanos migrantes, quienes dejan su hogar y buscan refugio cotidiano mientras intentan llegar a su destino final, resaltó la Arquidiócesis Primada de México.

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Pero resaltó que mientras, hay pensamientos que los reducen a personas que estorban o afean los lugares, algunos más los clasifican de delincuentes y por lo tanto se cierran fronteras y se les captura como prófugos de la justicia. Ellos no dejan en ningún momento de ser hijos de Dios buscando una vida mejor para sí y su familia.

El Creador de todo lo que existe, de nuestra propia vida, llegaba a este mundo con toda la humildad posible, se hizo frágil, con hambre y con frío, como nosotros mismos.

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En ese contexto, podemos reflexionar sobre este momento de la vida de Nuestro Señor Jesucristo: Su nacimiento, subrayó.

En el editorial titulado “La Navidad”, publicado en la revista católica Desde la Fe, resaltó que junto con Su muerte y Resurrección, que son parte del fundamento de nuestra fe, su nacimiento está lleno de una riqueza pastoral que no podemos hacer a un lado para llenar de contenido esta fiesta.

Para iniciar, María y José estaban de camino, fuera de su hogar, cuando se dio el nacimiento de Jesús. Buscaban un refugio para pasar la noche, y lo encuentran en un humilde establo.

La iglesia católica indicó que esa condición de migrante de la Sagrada Familia, según la Escritura, no terminó con el nacimiento, continuó cuando San José toma a María y Jesús, y huyen a Egipto para proteger al bebé de la persecución de Herodes.

Todo en su vida había cambiado, y no se trataba de situaciones bajo su control, sólo confiaban en Dios y continuaban. ¿Cómo les habrán recibido en Egipto? ¿Cómo habrán vivido esos años alejados de su hogar? No lo sabemos a ciencia cierta, pero no deja de ser inquietante el solo hecho de pensar en ponernos en su lugar y vivir lo que vivieron.

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En tanto en Judea, Herodes mandó matar a los bebés creyendo que con ello se eliminaba de su futuro la posibilidad de perder la Corona. ¿Qué habrán sentido las madres de esos bebés al ver como perdían la vida sus pequeños hijos, y de manera totalmente salvaje?

¿Será acaso cercano a lo que sienten nuestras madres buscadoras de sus hijos desaparecidos en la actualidad? Sí, en plena primera Navidad se efectuaba un asesinato de inocentes, provocado por la avaricia y la sed de poder de un rey perdido en sí mismo.

¿A qué nos llaman estas reflexiones? ¿Es válido que disfrutemos y celebremos la Navidad existiendo la injusticia? La respuesta tiene que ser sí, porque en medio de la injusticia Dios se presentó para darnos la Esperanza, con sus enseñanzas, con su Amor, con su Resurrección final.

Lo que tenemos que hacer es buscar compartir esa Buena Nueva, esa Esperanza, con el que sufre, porque Dios sufre con nosotros nuestros sufrimientos, y se alegra con nosotros en nuestras alegrías, y sin duda, recordar el nacimiento de Dios en este mundo humano hace dos mil años, es la mejor noticia que puede haber pasado en la historia”, finalizó.

Gloria a Dios en el cielo, y paz a los hombres de buena voluntad.

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Cuando se piensa en la Navidad, “solemos recordar momentos agradables con la familia, en ocasiones regalos y vacaciones; esto derivado de que en todo el mundo creyente y no creyente se ha difundido la fiesta de la Navidad como un momento de reflexión, unión familiar y descanso”.

Sin embargo, en el mundo hay muchas injusticias, donde muchos sectores de la población sufren, buscan la justicia o una oportunidad de vivir mejor; escena nos debe recordar siempre las necesidades y precariedades que están sufriendo nuestros hermanos migrantes, quienes dejan su hogar y buscan refugio cotidiano mientras intentan llegar a su destino final, resaltó la Arquidiócesis Primada de México.

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Pero resaltó que mientras, hay pensamientos que los reducen a personas que estorban o afean los lugares, algunos más los clasifican de delincuentes y por lo tanto se cierran fronteras y se les captura como prófugos de la justicia. Ellos no dejan en ningún momento de ser hijos de Dios buscando una vida mejor para sí y su familia.

El Creador de todo lo que existe, de nuestra propia vida, llegaba a este mundo con toda la humildad posible, se hizo frágil, con hambre y con frío, como nosotros mismos.

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En ese contexto, podemos reflexionar sobre este momento de la vida de Nuestro Señor Jesucristo: Su nacimiento, subrayó.

En el editorial titulado “La Navidad”, publicado en la revista católica Desde la Fe, resaltó que junto con Su muerte y Resurrección, que son parte del fundamento de nuestra fe, su nacimiento está lleno de una riqueza pastoral que no podemos hacer a un lado para llenar de contenido esta fiesta.

Para iniciar, María y José estaban de camino, fuera de su hogar, cuando se dio el nacimiento de Jesús. Buscaban un refugio para pasar la noche, y lo encuentran en un humilde establo.

La iglesia católica indicó que esa condición de migrante de la Sagrada Familia, según la Escritura, no terminó con el nacimiento, continuó cuando San José toma a María y Jesús, y huyen a Egipto para proteger al bebé de la persecución de Herodes.

Todo en su vida había cambiado, y no se trataba de situaciones bajo su control, sólo confiaban en Dios y continuaban. ¿Cómo les habrán recibido en Egipto? ¿Cómo habrán vivido esos años alejados de su hogar? No lo sabemos a ciencia cierta, pero no deja de ser inquietante el solo hecho de pensar en ponernos en su lugar y vivir lo que vivieron.

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En tanto en Judea, Herodes mandó matar a los bebés creyendo que con ello se eliminaba de su futuro la posibilidad de perder la Corona. ¿Qué habrán sentido las madres de esos bebés al ver como perdían la vida sus pequeños hijos, y de manera totalmente salvaje?

¿Será acaso cercano a lo que sienten nuestras madres buscadoras de sus hijos desaparecidos en la actualidad? Sí, en plena primera Navidad se efectuaba un asesinato de inocentes, provocado por la avaricia y la sed de poder de un rey perdido en sí mismo.

¿A qué nos llaman estas reflexiones? ¿Es válido que disfrutemos y celebremos la Navidad existiendo la injusticia? La respuesta tiene que ser sí, porque en medio de la injusticia Dios se presentó para darnos la Esperanza, con sus enseñanzas, con su Amor, con su Resurrección final.

Lo que tenemos que hacer es buscar compartir esa Buena Nueva, esa Esperanza, con el que sufre, porque Dios sufre con nosotros nuestros sufrimientos, y se alegra con nosotros en nuestras alegrías, y sin duda, recordar el nacimiento de Dios en este mundo humano hace dos mil años, es la mejor noticia que puede haber pasado en la historia”, finalizó.

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