/ jueves 4 de junio de 2020

El desconfinamiento y el impacto en la salud mental

La pandemia por COVID-19 ha generado en la población un estrés agregado al estrés con el que ya se vivía antes de la contingencia

El desconfinamiento y la reanudación de actividades en la llamada “nueva normalidad”, después de la prolongada cuarentena por el COVID-19, tendrá efectos en la salud mental, en prácticamente, toda la población.

El doctor José Javier Mendoza Velásquez, Coordinador de Investigación del Departamento de Psiquiatría y Salud Mental de la UNAM indicó que este proceso de adaptación durará aproximadamente un mes en la mayoría de las personas y será completamente normal “sentirnos algo extraños”.

Sin embargo, el especialista advirtió que algunas personas pueden presentar dificultades en este proceso de adaptación e incluso requerir ayuda, por lo que recomendó estar pendiente de ciertos cambios de conducta que podrían ser las primeras señales para debutar con un trastorno mental.

“Como primer punto debemos aceptar que la dinámica del virus afectó al 100% de las personas y que no hay nadie que no haya sido afectado. Si alguien piensa que no le afectó, muy probablemente es que no se ha dado cuenta”, explicó el especialista.

El otro punto importante es identificar que es normal sentirse diferente, porque estamos frente a una situación muy anormal y nuestro cerebro, que sí es normal, está tratando de responder para adaptarse a esto, indicó.

ALGO CAMBIÓ

El doctor José Javier Mendoza Velásquez, Coordinador de Investigación del Departamento de Psiquiatría y Salud Mental de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) explicó que en los últimos días muchas cosas han cambiado y, conforme va pasando el tiempo nuestra percepción se va acostumbrando a esos cambios.

Explicó que los cambios que las personas han vivido desde el inició de la pandemia, como fue el permanecer en casa, la sana distancia y el uso de cubrebocas, han generado ansiedad, por lo que previó que lo mismo ocurra con el regreso a las actividades.

Además, destacó que el regreso no será en las circunstancias que se tenían antes de la pandemia, pues el proceso de desconfinamiento se llevará a cabo de manera secuencial, gradual y con sana distancia y uso de cubrebocas en los centros de trabajo.

Foto: Ignacio Huitzil | La Prensa

“Eventualmente nos vamos a ir acostumbrando a todo esto, pero eso no significa que dicho proceso esté libre de síntomas. El problema es que cuando nos acostumbramos a la ansiedad, no es porque se nos quita, sino porque aprendemos a vivir con ella”, explicó.

SENTIRSE DIFERENTE

La pandemia por COVID-19 ha generado en la población un estrés agregado al estrés con el que ya se vivía antes de la contingencia, indicó el doctor en psiquiatría José Javier Mendoza Velásquez.

“El confinamiento sumó estrés de diferentes formas, muchas personas que ya estaban presentando sintomatología antes del COVID pero que aún no establecían un trastorno, debutaron con trastornos durante el confinamiento, y estos casos van a tener un poco más de complicaciones a futuro para adaptarse”, indicó el catedrático de la UNAM.

Otro grupo de personas se ha ido sobreponiendo durante la contingencia, pero en el regreso a la normalidad, si no toman el tiempo correcto y se dan la oportunidad de estar evaluando continuamente su salud mental y su autocuidado, probablemente pueden presentar un trastorno, indicó el doctor Mendoza.

A pesar de que la gran mayoría de las personas no va a presentar un trastorno definitivo, el especialista sí previó un aumento en casos de depresión e incluso ideación suicida.

Durante la cuarentena hubo personas que estuvieron aguantando, pero que por las circunstancias adversas, sociales y económicas que se han ido sumando, podrían debutar con algún trastorno, principalmente, depresión, consumo de drogas e incluso intento de suicidio, indicó el doctor Mendoza Vásquez.

El 100% de las personas han estado sometidas a ansiedad y a todos llevará un tiempo volvernos a adaptar, como ocurrió cuando empezó la cuarentena, indicó el doctor José Javier Mendoza al comentar que los cambios más evidentes pueden darse en los patrones de alimentación o de sueño.

“Vamos a tener nuevamente que reajustar nuestros horarios, quizá no vamos a poder dormir durante los primeros días, pero tenemos que visualizarnos desde ahorita, porque el peor de los panoramas no es que nos pase, sino que no nos demos cuenta”, destacó el doctor Mendoza Vásquez.

¿CUÁNDO SE PUEDE CONVERTIR EN UN PROBLEMA?

La mayoría de las personas se sentirán algo extrañas y diferentes durante un mes, aproximadamente, señaló el doctor José Javier Mendoza al considerar que este proceso se presentará con episodios de adaptación que podrán estar dentro de lo normal o pueden convertirse en un trastorno, dependiendo de la intensidad.

El investigador universitario indicó que para identificar cuando este proceso de adaptación ya se está convirtiendo en un problema es necesario que las personas observen algunos signos, como son aquellos que tienen que ver con los cambios anímicos, como dormir, comer o estar irritable.

El doctor Mendoza destacó que puede ser normal presentar alteraciones de sueño un par de días, pero no que esto se extienda a dos o más semanas. Indicó que lo mismo ocurre con la irritabilidad y la violencia. “Podemos sentirnos irritables un par de veces, pero si esto se convierte en algo frecuente es necesario buscar ayuda”, puntualizó.

Otra situación que debe llamar la atención es el consumo de sustancias o sí se piensa que la vida no vale la pena. Ante cualquiera de estas circunstancias hay que pedir ayuda, recalcó.

El doctor Mendoza Vásquez subrayó que la población no debe perder de vista que todo este proceso de adaptación es temporal, además de tener mucha paciencia y comprender que en todos los países del mundo “todos estamos viviendo algo totalmente nuevo”.

Comentó que en los países de menores ingresos, los cambios a la salud que se sufran después de la pandemia dependerán, en gran parte, de la reactivación económica y del sustento que puedan tener muchas familias.

AUTOCUIDADO DE LA SALUD MENTAL

El regreso a la normalidad debe ser paulatino, las personas deben aprender a tener paciencia con sí mismas y no tratar de recuperar el tiempo perdido, recomendó el doctor José Javier Mendoza.

Asimismo, aconsejo mantener todo lo positivo que cada quien haya aprendido durante la cuarentena, como el lavado de manos, comer de forma más nutritiva y balanceada, realizar actividades de relajación y evitar el consumo excesivo de alcohol.

“Debemos tenernos un poquito de paciencia, sobre todo aquellos que por su trabajo requieren mayor concentración y que van a tener un poquito de dificultad para concentrarse nuevamente y entrar a la dinámica de la actividad normal”, comentó.

“Esta relajación de las medidas, también debe reflejarse en una relajación de nosotros mismos, para que de manera escalonada también nos vayamos enfrentando a nuestras actividades y esto debe incluir muchas cosas, como no tratar de recuperar el tiempo perdido y poco a poco ir acostumbrándose a lo que nos está enfrentando la normalidad”, señaló.

El especialista destacó que las medidas de cuidado de la salud física implican también el autocuidado de las emociones. “Tenemos que darnos espacios para sentirnos más tranquilos y tener más periodos de relajación, que no se deben confundir con el descanso o dormir, sino hacer actividades que relajen y, si esto fue algo positivo que ya hicimos durante la cuarentena, lo conveniente es no dejarlo”, agregó.

“Muchas de las cosas que hicimos para manejar el estrés durante la cuarentena tenemos que continuarlas”, señaló el doctor Mendoza al recomendar a la población mantener una mente positiva, sin perder de vista que todo esto va a costar trabajo y que se puede pedir ayuda.

El desconfinamiento y la reanudación de actividades en la llamada “nueva normalidad”, después de la prolongada cuarentena por el COVID-19, tendrá efectos en la salud mental, en prácticamente, toda la población.

El doctor José Javier Mendoza Velásquez, Coordinador de Investigación del Departamento de Psiquiatría y Salud Mental de la UNAM indicó que este proceso de adaptación durará aproximadamente un mes en la mayoría de las personas y será completamente normal “sentirnos algo extraños”.

Sin embargo, el especialista advirtió que algunas personas pueden presentar dificultades en este proceso de adaptación e incluso requerir ayuda, por lo que recomendó estar pendiente de ciertos cambios de conducta que podrían ser las primeras señales para debutar con un trastorno mental.

“Como primer punto debemos aceptar que la dinámica del virus afectó al 100% de las personas y que no hay nadie que no haya sido afectado. Si alguien piensa que no le afectó, muy probablemente es que no se ha dado cuenta”, explicó el especialista.

El otro punto importante es identificar que es normal sentirse diferente, porque estamos frente a una situación muy anormal y nuestro cerebro, que sí es normal, está tratando de responder para adaptarse a esto, indicó.

ALGO CAMBIÓ

El doctor José Javier Mendoza Velásquez, Coordinador de Investigación del Departamento de Psiquiatría y Salud Mental de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) explicó que en los últimos días muchas cosas han cambiado y, conforme va pasando el tiempo nuestra percepción se va acostumbrando a esos cambios.

Explicó que los cambios que las personas han vivido desde el inició de la pandemia, como fue el permanecer en casa, la sana distancia y el uso de cubrebocas, han generado ansiedad, por lo que previó que lo mismo ocurra con el regreso a las actividades.

Además, destacó que el regreso no será en las circunstancias que se tenían antes de la pandemia, pues el proceso de desconfinamiento se llevará a cabo de manera secuencial, gradual y con sana distancia y uso de cubrebocas en los centros de trabajo.

Foto: Ignacio Huitzil | La Prensa

“Eventualmente nos vamos a ir acostumbrando a todo esto, pero eso no significa que dicho proceso esté libre de síntomas. El problema es que cuando nos acostumbramos a la ansiedad, no es porque se nos quita, sino porque aprendemos a vivir con ella”, explicó.

SENTIRSE DIFERENTE

La pandemia por COVID-19 ha generado en la población un estrés agregado al estrés con el que ya se vivía antes de la contingencia, indicó el doctor en psiquiatría José Javier Mendoza Velásquez.

“El confinamiento sumó estrés de diferentes formas, muchas personas que ya estaban presentando sintomatología antes del COVID pero que aún no establecían un trastorno, debutaron con trastornos durante el confinamiento, y estos casos van a tener un poco más de complicaciones a futuro para adaptarse”, indicó el catedrático de la UNAM.

Otro grupo de personas se ha ido sobreponiendo durante la contingencia, pero en el regreso a la normalidad, si no toman el tiempo correcto y se dan la oportunidad de estar evaluando continuamente su salud mental y su autocuidado, probablemente pueden presentar un trastorno, indicó el doctor Mendoza.

A pesar de que la gran mayoría de las personas no va a presentar un trastorno definitivo, el especialista sí previó un aumento en casos de depresión e incluso ideación suicida.

Durante la cuarentena hubo personas que estuvieron aguantando, pero que por las circunstancias adversas, sociales y económicas que se han ido sumando, podrían debutar con algún trastorno, principalmente, depresión, consumo de drogas e incluso intento de suicidio, indicó el doctor Mendoza Vásquez.

El 100% de las personas han estado sometidas a ansiedad y a todos llevará un tiempo volvernos a adaptar, como ocurrió cuando empezó la cuarentena, indicó el doctor José Javier Mendoza al comentar que los cambios más evidentes pueden darse en los patrones de alimentación o de sueño.

“Vamos a tener nuevamente que reajustar nuestros horarios, quizá no vamos a poder dormir durante los primeros días, pero tenemos que visualizarnos desde ahorita, porque el peor de los panoramas no es que nos pase, sino que no nos demos cuenta”, destacó el doctor Mendoza Vásquez.

¿CUÁNDO SE PUEDE CONVERTIR EN UN PROBLEMA?

La mayoría de las personas se sentirán algo extrañas y diferentes durante un mes, aproximadamente, señaló el doctor José Javier Mendoza al considerar que este proceso se presentará con episodios de adaptación que podrán estar dentro de lo normal o pueden convertirse en un trastorno, dependiendo de la intensidad.

El investigador universitario indicó que para identificar cuando este proceso de adaptación ya se está convirtiendo en un problema es necesario que las personas observen algunos signos, como son aquellos que tienen que ver con los cambios anímicos, como dormir, comer o estar irritable.

El doctor Mendoza destacó que puede ser normal presentar alteraciones de sueño un par de días, pero no que esto se extienda a dos o más semanas. Indicó que lo mismo ocurre con la irritabilidad y la violencia. “Podemos sentirnos irritables un par de veces, pero si esto se convierte en algo frecuente es necesario buscar ayuda”, puntualizó.

Otra situación que debe llamar la atención es el consumo de sustancias o sí se piensa que la vida no vale la pena. Ante cualquiera de estas circunstancias hay que pedir ayuda, recalcó.

El doctor Mendoza Vásquez subrayó que la población no debe perder de vista que todo este proceso de adaptación es temporal, además de tener mucha paciencia y comprender que en todos los países del mundo “todos estamos viviendo algo totalmente nuevo”.

Comentó que en los países de menores ingresos, los cambios a la salud que se sufran después de la pandemia dependerán, en gran parte, de la reactivación económica y del sustento que puedan tener muchas familias.

AUTOCUIDADO DE LA SALUD MENTAL

El regreso a la normalidad debe ser paulatino, las personas deben aprender a tener paciencia con sí mismas y no tratar de recuperar el tiempo perdido, recomendó el doctor José Javier Mendoza.

Asimismo, aconsejo mantener todo lo positivo que cada quien haya aprendido durante la cuarentena, como el lavado de manos, comer de forma más nutritiva y balanceada, realizar actividades de relajación y evitar el consumo excesivo de alcohol.

“Debemos tenernos un poquito de paciencia, sobre todo aquellos que por su trabajo requieren mayor concentración y que van a tener un poquito de dificultad para concentrarse nuevamente y entrar a la dinámica de la actividad normal”, comentó.

“Esta relajación de las medidas, también debe reflejarse en una relajación de nosotros mismos, para que de manera escalonada también nos vayamos enfrentando a nuestras actividades y esto debe incluir muchas cosas, como no tratar de recuperar el tiempo perdido y poco a poco ir acostumbrándose a lo que nos está enfrentando la normalidad”, señaló.

El especialista destacó que las medidas de cuidado de la salud física implican también el autocuidado de las emociones. “Tenemos que darnos espacios para sentirnos más tranquilos y tener más periodos de relajación, que no se deben confundir con el descanso o dormir, sino hacer actividades que relajen y, si esto fue algo positivo que ya hicimos durante la cuarentena, lo conveniente es no dejarlo”, agregó.

“Muchas de las cosas que hicimos para manejar el estrés durante la cuarentena tenemos que continuarlas”, señaló el doctor Mendoza al recomendar a la población mantener una mente positiva, sin perder de vista que todo esto va a costar trabajo y que se puede pedir ayuda.

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