Integrantes de la comisión de la Cuenca Presa Madín afirmaron que se requieren al menos 870 millones de pesos para sanear ese cuerpo de agua y contrarrestar la contaminación proveniente de descargas de aguas negras y diversos residuos tóxicos.
Tras pronunciarse porque el Congreso de la Unión busque etiquetar de alguna bolsa de financiamiento dicho monto para rescatar a la Presa Madín, Esther Tapia Vázquez, asesora de la mencionada comisión dijo que es urgente salvar de la contaminación la zona hídrica al ser una de las más importantes del Valle de México.
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Durante una mesa de trabajo para discutir el nivel de gravedad que aqueja a la presa, añadió que para poder rescatar la pureza del agua, hoy plagada de distintos contaminantes, se necesita un colector marginal, cuyo costo aproximado es de 270 millones de pesos, así como la construcción de una planta tratadora de aguas negras, la cual se estima en 600 millones de pesos.
Aseveró que estos proyectos pueden restaurar la zona y evitar que cada vez más empresas sigan vertiendo de manera indiscriminada descargas al cuerpo de agua, bajo la complacencia de los gobiernos municipales de los alrededores de la presa Madín.
Los integrantes la cuenca afirmaron que se tienen detectados también unos 17 canales de aguas contaminadas que llegan a la presa, provenientes de fraccionamientos ubicados en Tlalnepantla y Naucalpan, donde dos rellenos sanitarios de este último municipio arrojan lixiviados y todo tipo de desechos.
Madín, Esther Tapia Vázquez, quien también es una activista social, subrayó que si bien han existido esfuerzos coordinador entre los organismos de agua potable de Atizapán y Naucalpan, así como la Comisión de Agua del Estado de México y la Comisión Nacional del Agua, éstos no han sido suficientes para rescatar del estado nocivo en el que se halla la presa.
Reclamó que se tienen identificadas las descargas clandestinas que llegan al cuerpo de agua y de los responsables que contaminan en embalse, por lo que urgió a frenar de una vez por todas el daño causado a la Presa Madín.
Los miembros de dicha cuenca recordaron que especialistas del Instituto Politécnico Nacional y de la Universidad Nacional Autónoma de México, además de otras instituciones, han documentado los niveles de toxicidad, de impacto y de riesgo existentes en la presa Madín.
Los estudios confirman que en la presa prevalece un "cóctel de tóxicos" de sustancias como aluminio, metformina, ibuprofeno, entre otros, en el que los análisis confirman que peces registran mutaciones, estrés oxidativo, malformaciones congénitas, entre otras afectaciones.
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La Presa Madín tiene una superficie de 190 hectáreas, una profundidad de 18 metros, y una capacidad de almacenamiento de 600 litros por segundo, y abastece de agua a los municipios de Atizapán, Tlalnepantla y Naucalpan, sobre todo, a la vez de Santa Ana Jilotzingo y Xonacatlán.
Indicaron que la presa Madín, ubicada en la zona metropolitana del Valle de México, es un tema que debería de atender una preocupación nacional no sólo por un aspecto ambiental, sino también por un desarrollo urbano gentrificador que agota los recursos naturales de una comunidad a expensas de un fenómeno inmobiliario desmedido.
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