/ martes 8 de agosto de 2023

Templo de San Sebastián en la CDMX cumple 500 años; fue el primer santo contra las pandemias

A unos pasos de Tepito se puede conocer a los tres Sebastianes que hay en su interior

Entre la multitud de cientos de personas que se dedican al Comercio Ambulante, que invadió la calle de Bolivia en el Centro Histórico, hay un templo que nos habla sobre la historia de esta gran ciudad: la parroquia de San Sebastián Atzacoalco, edificada en lo que alguna vez fue la casa de infancia de Moctezuma, tlatoani de Tenochtitlan. A pocas cuadras del Barrio de Tepito.

Atzacoalco significa “lugar donde llega el agua” en náhuatl. Es uno de los cuatro barrios originales en los que se dividió el antiguo México-Tenochtitlán. Con la llegada de los españoles, estos pasaron a llamarse Santa María Cuepopan, San Sebastián Atzacoalco, San Juan Moyotlan, San Pedro Teopan.

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San Sebastián es el único de esos antiguos barrios, que conserva la capilla de indios, aunque a la fecha ya es una nave completa. Se dice que esa zona de principales, de los nobles caciques.

En un recorrido que realizó La Prensa, la historiadora Iraís Cruz, con el coordinador de Estudios Patrimoniales sobre la Cuenca de México, Horacio Báez Jiménez, y el Padre Martín Cabrera, párroco de la capilla de San Sebastián, se pudo conocer la grandeza de la parroquia, donde se inauguró el Museo de Sitio de “San Sebastián Atzacoalco. 500 años de la presencia Franciscana”, muestra los primeros pasos de la Evangelización en México.

Se cree que la devoción a San Sebastián arraigó tanto en la Nueva España, por las pandemias, las enfermedades, la mortandad que se da desde 1520 y todo el siglo XVI, y fue un lugar muy visitado por las personas que buscaban una cura milagrosa para su salud y quizá un refugio de enfermos.

Por cierto, en ese templo se pueden apreciar tres figuras de San Sebastián; una un hombre blanco, otra un indígena y la que se encuentra en el altar mayor.

Foto: cortesía

En su austero interior se puede estar en calma y el silencio de un recinto religioso, aunque a su entrada, el bullicio de cientos de personas que acuden a realizar sus compras a esta abarrotada zona de vendedores ambulantes. Dos realidades que conviven paralelas, ambas se entienden una con otra y no se pueden concebir una de la otra.

Cruz Macedonio informó que hicieron un trabajo de rescate de estabilización del archivo histórico parroquial. Por primera vez, en ese templo se puede apreciar arte sacro, documentos notables y fotografías de la historia arquitectónica de una de las parroquias más antiguas.

La experta en estudios mesoamericanos explicó que se realizó un trabajo conjunto entre varias autoridades como la Arquidiócesis Primada de México a través de su Dimensión de Bienes Culturales y la Coordinación de Estudios Patrimoniales de la Cuenca de México, en conjunto con Autoridades del Centro Histórico y trabajo con la ciudad gemela de Tlatelolco.

El padre Martín Cabrera, quien tiene 3 años en esa parroquia, -y está a cargo de tres templos: San Sebastián, Nuestra Señora de Loreto y Santa Teresa La Nueva-, comentó que al estar enclavado en una zona comercial, hay pocos feligreses que vive en la zona y acuden a esa iglesia. Además, los que viven en el Centro tienen muchas opciones, porque hay muchos templos.

El párroco de la capilla de San Sebastián Mártir refirió que con la exposición se pueden reconocer las raíces tanto prehispánicas como hispánicas, ya que a la fecha, los mexicanos “somos la suma de eso”.

La maestra Iraís explicó que la exposición tiene cinco salas. Que incluyen los antecedentes arqueológicos de Atzacoalco y la casa de infancia de Moctezuma. Una hagiografía, la vida de San Sebastián, en donde se puede apreciar una pila bautismal del Siglo XVIII.

Los 500 años de la presencia de la franciscana. Incluye trabajo de archivo como la historia del barrio de San Sebastián Atzacolco. Su fundación como barrio y doctrina de indios, donde se muestra una reliquia de 1523, el libro de fundaciones, así como de bautismo de indios, defunciones y matrimonios.

En la última se podrán apreciar al convento con su claustro, al Hospital de Indios, la casa parroquial en donde a través de fotografías se puede apreciar la vida de la historia del templo parroquial de San Sebastián Mártir.

La capilla de San Sebastián había servido como templo, convento, noviciado, escuela, y como centro de administración de los sacramentos a toda la parroquia de San Sebastián, en su mayoría indígenas. A la fecha también atiende a un grupo de indigentes de la zona.

La historiadora narró que en 1325 llegaron los mexicas es cuando comenzó el poderío Tenochca, el cual se dividió en 4 parcialidades Teopan, Xoquipan (hoy es día es San Pablo por La Merced, Moyotla, la parte de San Juan, donde hoy se ubica la Torre Latinoamericana, Cuepopan, del lado de Santa María de la Ribera y San Sebastián Atzacoalco.

Cabrera Joya describió que San Sebastián fue un soldado romano, desde su juventud se adhirió a la fe cristiana y a él le tocó vivir la época de la persecución de los emperadores.

Logró que varios soldados se convirtieran a la fe, por lo que el emperador Diocleciano ordenó que lo ejecutaran; lo desnudan, lo amarran a un árbol y le lanzan saetas. El abogó por la libertad religiosa ante el emperador. También se le atribuye haber detenido una peste. Se extiende su devoción a España y luego a la Nueva España.

Narró que el 13 de agosto de 1523, llegaron a estas tierras los tres primeros frailes franciscanos en calidad de capellanes: Pedro de Gante, Juan de Tecto y Juan de Aora. Fueron los confesores de Hernán Cortés, incluso uno de ellos es el primer y único confesor de Cuauhtémoc, en su lecho de muerte.

Fray Pedro de Gante trazó la primera configuración eclesiástica de San Juan Tenochtitlán e invocó a San Juan Bautista como el protector del pueblo. En ese entonces existían cuatro barrios, que los frailes franciscanos respetaron, para dar paso a las primeras cuatro capillas: San Sebastián Atzacoalco, San Pablo Teopan o Zoquipan, Santa María Cuepopan y San Juan Moyotla.

Fue hasta 1524, cuando Hernán Cortés recibió a la una segunda generación de 12 franciscanos liderados por Fray Martín de Valencia, que llegaron con un decreto del Papa de evangelizar de manera formal. Ahí llegaron Motolinia, Fray Toribio de Benavente, Fray Bernardino de Sahagún.

Los franciscanos por su doctrina son los primeros que rescatan la cultura indígena. Se comienzan a tener los primeros diccionarios de español a náhuatl, crónicas y primeros libros de historia.

Foto: cortesía

En esas fechas, comenzaron a edificar las primeras enramadas, luego se convierten en ermitas, al paso de los años se convirtieron en capillas o parroquias. “Aquí llegaron franciscanos, al paso de los años le dan la batuta a los carmelitas, llegaron los agustinos”.

Horacio Báez, experto en estudios novohispanos, citó que no siempre San Sebastián fue el patrono de esa región. Fue hasta 1527, la devoción se da a raíz de la segunda real audiencia, cuando Sebastián Ramírez de Fuenleal llegó y pidió que la capilla llevara su nombre. San Sebastián se convirtió el patrón contra la peste, una serie de enfermedades.

Se conserva una nave del siglo XVI, todo el ápside, una capilla abierta del citado siglo, que cubrió 500 años. La otra nave es de principios del siglo XVII, cuando llegó el gobierno agustino, que trajeron la devoción al Cristo de Burgos, quien preside el altar mayor.

Los historiadores, así como la antropóloga Amalia Montoya, que forma parte del equipo multidisciplinario que integrò el Museo de Sitio y realizan el rescate del archivo del Templo, describieron el cuadro del siglo XVIII llamado “La Virgen del Carmen y las Ánimas del Purgatorio” que se encuentra en el altar. Aunque los expertos le llaman el cuadro del tránsito, porque están todas las órdenes religiosas que tuvieron injerencia en la vida de San Sebastián.

El templo está ubicado en la calle de República de Bolivia número 46, esquina Rodríguez Puebla, en el Centro Histórico. Frente a la Plaza Gregorio Torres Quintero. La exposición abrió sus puertas al público en general el pasado 16 de julio en un horario de martes a domingo de las 10:00 a 17:00 horas.

Síguenos en Facebook: La Prensa Oficial y en Twitter: @laprensaoem

Entre la multitud de cientos de personas que se dedican al Comercio Ambulante, que invadió la calle de Bolivia en el Centro Histórico, hay un templo que nos habla sobre la historia de esta gran ciudad: la parroquia de San Sebastián Atzacoalco, edificada en lo que alguna vez fue la casa de infancia de Moctezuma, tlatoani de Tenochtitlan. A pocas cuadras del Barrio de Tepito.

Atzacoalco significa “lugar donde llega el agua” en náhuatl. Es uno de los cuatro barrios originales en los que se dividió el antiguo México-Tenochtitlán. Con la llegada de los españoles, estos pasaron a llamarse Santa María Cuepopan, San Sebastián Atzacoalco, San Juan Moyotlan, San Pedro Teopan.

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San Sebastián es el único de esos antiguos barrios, que conserva la capilla de indios, aunque a la fecha ya es una nave completa. Se dice que esa zona de principales, de los nobles caciques.

En un recorrido que realizó La Prensa, la historiadora Iraís Cruz, con el coordinador de Estudios Patrimoniales sobre la Cuenca de México, Horacio Báez Jiménez, y el Padre Martín Cabrera, párroco de la capilla de San Sebastián, se pudo conocer la grandeza de la parroquia, donde se inauguró el Museo de Sitio de “San Sebastián Atzacoalco. 500 años de la presencia Franciscana”, muestra los primeros pasos de la Evangelización en México.

Se cree que la devoción a San Sebastián arraigó tanto en la Nueva España, por las pandemias, las enfermedades, la mortandad que se da desde 1520 y todo el siglo XVI, y fue un lugar muy visitado por las personas que buscaban una cura milagrosa para su salud y quizá un refugio de enfermos.

Por cierto, en ese templo se pueden apreciar tres figuras de San Sebastián; una un hombre blanco, otra un indígena y la que se encuentra en el altar mayor.

Foto: cortesía

En su austero interior se puede estar en calma y el silencio de un recinto religioso, aunque a su entrada, el bullicio de cientos de personas que acuden a realizar sus compras a esta abarrotada zona de vendedores ambulantes. Dos realidades que conviven paralelas, ambas se entienden una con otra y no se pueden concebir una de la otra.

Cruz Macedonio informó que hicieron un trabajo de rescate de estabilización del archivo histórico parroquial. Por primera vez, en ese templo se puede apreciar arte sacro, documentos notables y fotografías de la historia arquitectónica de una de las parroquias más antiguas.

La experta en estudios mesoamericanos explicó que se realizó un trabajo conjunto entre varias autoridades como la Arquidiócesis Primada de México a través de su Dimensión de Bienes Culturales y la Coordinación de Estudios Patrimoniales de la Cuenca de México, en conjunto con Autoridades del Centro Histórico y trabajo con la ciudad gemela de Tlatelolco.

El padre Martín Cabrera, quien tiene 3 años en esa parroquia, -y está a cargo de tres templos: San Sebastián, Nuestra Señora de Loreto y Santa Teresa La Nueva-, comentó que al estar enclavado en una zona comercial, hay pocos feligreses que vive en la zona y acuden a esa iglesia. Además, los que viven en el Centro tienen muchas opciones, porque hay muchos templos.

El párroco de la capilla de San Sebastián Mártir refirió que con la exposición se pueden reconocer las raíces tanto prehispánicas como hispánicas, ya que a la fecha, los mexicanos “somos la suma de eso”.

La maestra Iraís explicó que la exposición tiene cinco salas. Que incluyen los antecedentes arqueológicos de Atzacoalco y la casa de infancia de Moctezuma. Una hagiografía, la vida de San Sebastián, en donde se puede apreciar una pila bautismal del Siglo XVIII.

Los 500 años de la presencia de la franciscana. Incluye trabajo de archivo como la historia del barrio de San Sebastián Atzacolco. Su fundación como barrio y doctrina de indios, donde se muestra una reliquia de 1523, el libro de fundaciones, así como de bautismo de indios, defunciones y matrimonios.

En la última se podrán apreciar al convento con su claustro, al Hospital de Indios, la casa parroquial en donde a través de fotografías se puede apreciar la vida de la historia del templo parroquial de San Sebastián Mártir.

La capilla de San Sebastián había servido como templo, convento, noviciado, escuela, y como centro de administración de los sacramentos a toda la parroquia de San Sebastián, en su mayoría indígenas. A la fecha también atiende a un grupo de indigentes de la zona.

La historiadora narró que en 1325 llegaron los mexicas es cuando comenzó el poderío Tenochca, el cual se dividió en 4 parcialidades Teopan, Xoquipan (hoy es día es San Pablo por La Merced, Moyotla, la parte de San Juan, donde hoy se ubica la Torre Latinoamericana, Cuepopan, del lado de Santa María de la Ribera y San Sebastián Atzacoalco.

Cabrera Joya describió que San Sebastián fue un soldado romano, desde su juventud se adhirió a la fe cristiana y a él le tocó vivir la época de la persecución de los emperadores.

Logró que varios soldados se convirtieran a la fe, por lo que el emperador Diocleciano ordenó que lo ejecutaran; lo desnudan, lo amarran a un árbol y le lanzan saetas. El abogó por la libertad religiosa ante el emperador. También se le atribuye haber detenido una peste. Se extiende su devoción a España y luego a la Nueva España.

Narró que el 13 de agosto de 1523, llegaron a estas tierras los tres primeros frailes franciscanos en calidad de capellanes: Pedro de Gante, Juan de Tecto y Juan de Aora. Fueron los confesores de Hernán Cortés, incluso uno de ellos es el primer y único confesor de Cuauhtémoc, en su lecho de muerte.

Fray Pedro de Gante trazó la primera configuración eclesiástica de San Juan Tenochtitlán e invocó a San Juan Bautista como el protector del pueblo. En ese entonces existían cuatro barrios, que los frailes franciscanos respetaron, para dar paso a las primeras cuatro capillas: San Sebastián Atzacoalco, San Pablo Teopan o Zoquipan, Santa María Cuepopan y San Juan Moyotla.

Fue hasta 1524, cuando Hernán Cortés recibió a la una segunda generación de 12 franciscanos liderados por Fray Martín de Valencia, que llegaron con un decreto del Papa de evangelizar de manera formal. Ahí llegaron Motolinia, Fray Toribio de Benavente, Fray Bernardino de Sahagún.

Los franciscanos por su doctrina son los primeros que rescatan la cultura indígena. Se comienzan a tener los primeros diccionarios de español a náhuatl, crónicas y primeros libros de historia.

Foto: cortesía

En esas fechas, comenzaron a edificar las primeras enramadas, luego se convierten en ermitas, al paso de los años se convirtieron en capillas o parroquias. “Aquí llegaron franciscanos, al paso de los años le dan la batuta a los carmelitas, llegaron los agustinos”.

Horacio Báez, experto en estudios novohispanos, citó que no siempre San Sebastián fue el patrono de esa región. Fue hasta 1527, la devoción se da a raíz de la segunda real audiencia, cuando Sebastián Ramírez de Fuenleal llegó y pidió que la capilla llevara su nombre. San Sebastián se convirtió el patrón contra la peste, una serie de enfermedades.

Se conserva una nave del siglo XVI, todo el ápside, una capilla abierta del citado siglo, que cubrió 500 años. La otra nave es de principios del siglo XVII, cuando llegó el gobierno agustino, que trajeron la devoción al Cristo de Burgos, quien preside el altar mayor.

Los historiadores, así como la antropóloga Amalia Montoya, que forma parte del equipo multidisciplinario que integrò el Museo de Sitio y realizan el rescate del archivo del Templo, describieron el cuadro del siglo XVIII llamado “La Virgen del Carmen y las Ánimas del Purgatorio” que se encuentra en el altar. Aunque los expertos le llaman el cuadro del tránsito, porque están todas las órdenes religiosas que tuvieron injerencia en la vida de San Sebastián.

El templo está ubicado en la calle de República de Bolivia número 46, esquina Rodríguez Puebla, en el Centro Histórico. Frente a la Plaza Gregorio Torres Quintero. La exposición abrió sus puertas al público en general el pasado 16 de julio en un horario de martes a domingo de las 10:00 a 17:00 horas.

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