Los habitantes de Naucalpan podrán cremar a sus difuntos por un costo de 4 mil 500 pesos, y en aquellas familias, en donde la autoridad municipal compruebe condición de vulnerabilidad, con escasos recursos económicos, el servicio será gratuito.
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Lo anterior fue dado a conocer por el titular de la dirección de Servicios Públicos del gobierno local, Marco Ernesto Delgado Barrera, durante la inauguración de un crematorio en el panteón municipal de San Andrés Atoto.
Explicó que los servicios gratuitos serán proporcionados previo estudio socioeconómico realizado por el Sistema para el Desarrollo Integral de la Familia local.
En el evento, que estuvo encabezado por la alcaldesa Angélica Moya Marin, el funcionario dijo que en la construcción de ese espacio se invirtieron 2.5 millones de pesos.
Mencionó que el crematorio respeta las normas sanitarias vigentes del Estado de México y municipales, cuenta con la tecnología necesaria para asegurar la salud de quienes viven en zonas aledañas.
El funcionario detalló que el crematorio se construyó en dos meses, cuenta con planta baja y un primer piso donde se ubican oficinas, sala de espera, área de horno y baños.
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Además, dijo, se realizaron trabajos de mantenimiento al panteón como: rehabilitación de la fachada con cantera del pueblo de Los Remedios, colocación de adoquín en el acceso principal, arreglo de tumbas, pinta de barda exterior y trabajos de bacheo en la colonia.
Al respecto, la presidenta municipal resaltó la importancia de unir esfuerzos y dar resultados de la mano con la iniciativa privada para regresarle la dignidad a Naucalpan.
“En este caso se dará un servicio que no se tenía, es inadmisible que el gobierno anterior durante la pandemia no brindará los servicios esenciales a quienes perdieron algún familiar, trayéndolos de un lado para otro sin respetar su duelo”, indicó.
“La cremación se ha vuelto una medida indispensable para cualquier gobierno municipal ante la saturación que registran los panteones, pero hoy logramos un gran paso”, indicó la alcaldesa, quien estuvo acompañada del diputado Enrique Jacob Rocha, cuyo abuelo Enrique Jacob Gutiérrez donó en 1813 el terreno, de lo que antes era el Rancho de San Andrés Atoto, para la creación del panteón.
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