/ martes 28 de agosto de 2018

Los hermanos Villar Lledías

La Prensa en Línea

Esta historia tiene su origen en la céntrica calle deRepública del Salvador, donde vivían tres acaudalados hermanos, aquienes la vejez ya había alcanzado.

En 1945 había bellas casas de estilo porfiriano.

Una mañana de octubre, se interrumpió la calma del vecindariocercano a la casa 66, casi esquina con Isabel La Católica. Losvecinos despertaron con la noticia fatal: ¡Horrendo crimen de loshermanos Villar Lledías!

En el periódico La Prensa se leía que “despiadadosasaltantes penetraron violentamente en la casona de los tresancianos indefensos.

Dieron terrible muerte a Miguel y Ángel y lesionaron a golpes asu hermana María. Encontraron los criminales un deslumbrantetesoro… pero no lo pudieron robar totalmente por su gran peso yvolumen.

Miles de pesos en monedas de oro y plata y gruesos fajos debilletes fueron abandonados por los hampones en su precipitadoescape.

Varios policías se apoderaron después de buena parte de lafortuna que no se llevaron los ladrones.

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Se dijo que con el dinero obtenido por un elefante de oro, conojos de rubíes, un jefe policiaco compró una plaza de toros enpuebla y todavía le sobró para adquirir una casa. La valiosafigura había sido traída de europa por los Villar Lledías yjamás fue recuperada.

Muchos curiosos intentaron entrar a esa casona… buscaban laparte del tesoro que, se rumoraba, todavía estaba allí.

El caso fue el escándalo del año y dio tremendo vuelco cuandoel ministerio público envió a prisión a la hermanasobreviviente.

Se les ocurrió que como no lloraba ni se entristecía, entoncesdebería ser culpable. Pero la verdad era que maría no podíallorar porque la habían operado de los ojos y ya no le brotabanlágrimas.

Los Villar Lledías eran propietarios de edificios y vecindades.Desconfiaban de los bancos y preferían guardar su dinero en lacasa. Los finos roperos de cedro tallado y otros muebles de caobase vencían por el peso de las monedas que a duras penascontenían. Los cajones se atoraban con la riqueza queencerraban.

Y es que los inquilinos llevaban la renta. Los villar envolvíanel dinero en pañuelos y simplemente lo arrojaban a donde mejorcayera.

Según los vecinos, los hermanos no gastaban dinero más quepara comprar alimentos enlatados, leche y pan… también pagabanel servicio del restaurante “Principal”, donde comían todoslos días. En su juventud, los Villar Lledías viajaron por Europay hasta ofrecían comidas privadas al Papa. Compraban valiososobjetos y coleccionaban costosas joyas.

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Pero al paso del tiempo, los hermanos perdieron a sus parientes,se acabaron las fiestas en la mansión. Sus carrozas fueronestacionadas para no moverse más. Los ancianos se alejaron delmundo.

La enorme casona era demasiado grande para los tres y fuerontapiando cuartos, con sus riquezas guardadas.

En los últimos años, la única diversión de los hermanossolitarios era el programa “Alma de España” con la hispanaConchita Martínez, que se transmitía desde el teatro estudio dela XEW.

Pasaron tres meses y la banda de los temibles ladrones fuecapturada.

El investigador Silvestre Fernández y sus detectives delservicio secreto obtuvieron el merito.

María Villar Lledías salió libre y temerosos abogadoshicieron que la señora firmara una carta disculpando al procuradorque la envió a prisión. Se había cometido una infamia contra lapobre hermana.

Se recuperó gran parte del botín. Y peritos de la secretaríade hacienda calculaban en más de 24 millones de pesos de aquellaépoca la fortuna de María, quien murió en 1963.

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La Prensa en Línea

Esta historia tiene su origen en la céntrica calle deRepública del Salvador, donde vivían tres acaudalados hermanos, aquienes la vejez ya había alcanzado.

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Una mañana de octubre, se interrumpió la calma del vecindariocercano a la casa 66, casi esquina con Isabel La Católica. Losvecinos despertaron con la noticia fatal: ¡Horrendo crimen de loshermanos Villar Lledías!

En el periódico La Prensa se leía que “despiadadosasaltantes penetraron violentamente en la casona de los tresancianos indefensos.

Dieron terrible muerte a Miguel y Ángel y lesionaron a golpes asu hermana María. Encontraron los criminales un deslumbrantetesoro… pero no lo pudieron robar totalmente por su gran peso yvolumen.

Miles de pesos en monedas de oro y plata y gruesos fajos debilletes fueron abandonados por los hampones en su precipitadoescape.

Varios policías se apoderaron después de buena parte de lafortuna que no se llevaron los ladrones.

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Se dijo que con el dinero obtenido por un elefante de oro, conojos de rubíes, un jefe policiaco compró una plaza de toros enpuebla y todavía le sobró para adquirir una casa. La valiosafigura había sido traída de europa por los Villar Lledías yjamás fue recuperada.

Muchos curiosos intentaron entrar a esa casona… buscaban laparte del tesoro que, se rumoraba, todavía estaba allí.

El caso fue el escándalo del año y dio tremendo vuelco cuandoel ministerio público envió a prisión a la hermanasobreviviente.

Se les ocurrió que como no lloraba ni se entristecía, entoncesdebería ser culpable. Pero la verdad era que maría no podíallorar porque la habían operado de los ojos y ya no le brotabanlágrimas.

Los Villar Lledías eran propietarios de edificios y vecindades.Desconfiaban de los bancos y preferían guardar su dinero en lacasa. Los finos roperos de cedro tallado y otros muebles de caobase vencían por el peso de las monedas que a duras penascontenían. Los cajones se atoraban con la riqueza queencerraban.

Y es que los inquilinos llevaban la renta. Los villar envolvíanel dinero en pañuelos y simplemente lo arrojaban a donde mejorcayera.

Según los vecinos, los hermanos no gastaban dinero más quepara comprar alimentos enlatados, leche y pan… también pagabanel servicio del restaurante “Principal”, donde comían todoslos días. En su juventud, los Villar Lledías viajaron por Europay hasta ofrecían comidas privadas al Papa. Compraban valiososobjetos y coleccionaban costosas joyas.

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Pero al paso del tiempo, los hermanos perdieron a sus parientes,se acabaron las fiestas en la mansión. Sus carrozas fueronestacionadas para no moverse más. Los ancianos se alejaron delmundo.

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En los últimos años, la única diversión de los hermanossolitarios era el programa “Alma de España” con la hispanaConchita Martínez, que se transmitía desde el teatro estudio dela XEW.

Pasaron tres meses y la banda de los temibles ladrones fuecapturada.

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María Villar Lledías salió libre y temerosos abogadoshicieron que la señora firmara una carta disculpando al procuradorque la envió a prisión. Se había cometido una infamia contra lapobre hermana.

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