/ martes 28 de agosto de 2018

El Capitán fantasma

LA PRENSA en Línea

  • No había reja que lo detuviera; era un ser despiadado
  • Fue famoso por engañar a la policía disfrazado demilitar

Santiago Reyes Quezada era un ladrón irredento. Fue un malvadopersonaje que tuvo una muy larga carrera criminal. Asesino sincorazón. Se distinguió de otros delincuentes famosos por suaudacia y habilidad para fugarse de todas las prisiones a las quecayó.

Fue conocido como “El Capitán Fantasma” y se convirtió enleyenda.

Aunque no tenía mucha imaginación para cometer sus fechorías,poseía una gran malicia a la hora de planear sus espectacularesfugas.

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En marzo de 1939 tenía Santiago 16 años de edad y su vida yaestaba marcada por la senda del mal.

Se relacionó con suripantas y gente de baja estofa. Los antrosde vicio de la calle del órgano, lo introdujeron en el terriblemundo de las drogas.

Comenzó su actividad hamponil desvalijando autos, luego asaltócomercios y casas.

No había reja que lo detuviera. Fue huésped asiduo encorreccionales y en el mismo lecumberri, de donde escapó variasveces.

Una vez, en 1945, Santiago entró a robar un negocio en Moreliay acribilló a tiros a la propietaria.

Escapó hacia Jalisco, donde fue detenido. Ofreció dinero atres custodios y no sólo lo dejaron libre, sino que se fueron conél. Los cómplices se separaron y Santiago regresó al distritofederal.

Compró tres uniformes de capitán del ejército, con sus barrasrelucientes y toda la cosa. Mandó hacer unas placas con el escudode la secretaría de la defensa nacional. También adquirió unacredencial falsa, para las emergencias.

El delincuente ensayó el paso marcial de los militares, lafrialdad en el rostro, dureza en la voz, el porte distinguido, y selanzó a la calle a conquistar muchachas y a engañargendarmes.

Por aquella época Santiago ya era muy conocido como “ElCapitán”. Se aparecía sorpresivamente a los policías y lesordenaba vigilar supuestas casas de funcionarios. El uniforme y suporte convencían.

Se dijo que por esas apariciones fugaces fue que le agregaron asu mote lo de “fantasma”. Pero otra versión señala que esofue a raíz de sus fugas fantásticas. Ya nadie dudaba que estecapitán era en verdad un fantasma y su fama creció.

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En esos tiempos integró una banda que sembró desconciertoentre civiles y enojo entre militares por desprestigiarlos.

Los periódicos publicaban sus golpes y los jefes policiacos semorían de coraje.

En la década de los cincuentas se aceleró su actividaddelictiva. Era tanta la fama del “Capitán Fantasma” y lasganas que le traían los policías, que todo crimen feo yescandaloso se lo atribuían.

Pero él era cínico y soberbio. Aceptó ser culpable dediecisiete asesinatos. Y entre bromas y verdades confesó que losautos los vendía a agentes del servicio secreto, quienes lepagaban tres mil pesos por un último modelo.

En 1971, después de tantas recapturas y escapes, el capitánfantasma entró a la penitenciaría de puebla. Se enfermó de todo.Y en 1981 su estado de salud empeoró.

Fue llevado al hospital y de la cama huyó descolgándose de unmuro con una cuerda que le vendió en veinte mil pesos el polícíaque lo custodiaba.

Pero la cuerda de diez metros no alcanzó para que llegara alsuelo… le faltaron tres metros. El policía corrupto habíatirado al prófugo cuando se balanceaba en la soga.

Se rompió las piernas, y con sus casi sesenta años a cuestas,se arrastró hasta un basurero. Se ocultó entre la inmundicia yperdió el conocimiento. Lo encontraron y fue llevadao otra vez alhospital.

El Capitán Fantasma reingresó a la penitenciaría poblana enfebrero de 1982 y pocos días después murió.

Más de cuarenta años había militado en las filas de ladelincuencia. Poco quedaba de aquel hábil hampón que fuera vistoen lujosos automóviles acompañado de exhuberantes rubias yprotegido por mujeres de la vida galante.

El Capitán Fantasma tuvo una vida turbulenta, siempre huyendode la justicia y burlando a la policía.

90 AÑOS DE LAPRENSA 

LA PRENSA en Línea

  • No había reja que lo detuviera; era un ser despiadado
  • Fue famoso por engañar a la policía disfrazado demilitar

Santiago Reyes Quezada era un ladrón irredento. Fue un malvadopersonaje que tuvo una muy larga carrera criminal. Asesino sincorazón. Se distinguió de otros delincuentes famosos por suaudacia y habilidad para fugarse de todas las prisiones a las quecayó.

Fue conocido como “El Capitán Fantasma” y se convirtió enleyenda.

Aunque no tenía mucha imaginación para cometer sus fechorías,poseía una gran malicia a la hora de planear sus espectacularesfugas.

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En marzo de 1939 tenía Santiago 16 años de edad y su vida yaestaba marcada por la senda del mal.

Se relacionó con suripantas y gente de baja estofa. Los antrosde vicio de la calle del órgano, lo introdujeron en el terriblemundo de las drogas.

Comenzó su actividad hamponil desvalijando autos, luego asaltócomercios y casas.

No había reja que lo detuviera. Fue huésped asiduo encorreccionales y en el mismo lecumberri, de donde escapó variasveces.

Una vez, en 1945, Santiago entró a robar un negocio en Moreliay acribilló a tiros a la propietaria.

Escapó hacia Jalisco, donde fue detenido. Ofreció dinero atres custodios y no sólo lo dejaron libre, sino que se fueron conél. Los cómplices se separaron y Santiago regresó al distritofederal.

Compró tres uniformes de capitán del ejército, con sus barrasrelucientes y toda la cosa. Mandó hacer unas placas con el escudode la secretaría de la defensa nacional. También adquirió unacredencial falsa, para las emergencias.

El delincuente ensayó el paso marcial de los militares, lafrialdad en el rostro, dureza en la voz, el porte distinguido, y selanzó a la calle a conquistar muchachas y a engañargendarmes.

Por aquella época Santiago ya era muy conocido como “ElCapitán”. Se aparecía sorpresivamente a los policías y lesordenaba vigilar supuestas casas de funcionarios. El uniforme y suporte convencían.

Se dijo que por esas apariciones fugaces fue que le agregaron asu mote lo de “fantasma”. Pero otra versión señala que esofue a raíz de sus fugas fantásticas. Ya nadie dudaba que estecapitán era en verdad un fantasma y su fama creció.

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En esos tiempos integró una banda que sembró desconciertoentre civiles y enojo entre militares por desprestigiarlos.

Los periódicos publicaban sus golpes y los jefes policiacos semorían de coraje.

En la década de los cincuentas se aceleró su actividaddelictiva. Era tanta la fama del “Capitán Fantasma” y lasganas que le traían los policías, que todo crimen feo yescandaloso se lo atribuían.

Pero él era cínico y soberbio. Aceptó ser culpable dediecisiete asesinatos. Y entre bromas y verdades confesó que losautos los vendía a agentes del servicio secreto, quienes lepagaban tres mil pesos por un último modelo.

En 1971, después de tantas recapturas y escapes, el capitánfantasma entró a la penitenciaría de puebla. Se enfermó de todo.Y en 1981 su estado de salud empeoró.

Fue llevado al hospital y de la cama huyó descolgándose de unmuro con una cuerda que le vendió en veinte mil pesos el polícíaque lo custodiaba.

Pero la cuerda de diez metros no alcanzó para que llegara alsuelo… le faltaron tres metros. El policía corrupto habíatirado al prófugo cuando se balanceaba en la soga.

Se rompió las piernas, y con sus casi sesenta años a cuestas,se arrastró hasta un basurero. Se ocultó entre la inmundicia yperdió el conocimiento. Lo encontraron y fue llevadao otra vez alhospital.

El Capitán Fantasma reingresó a la penitenciaría poblana enfebrero de 1982 y pocos días después murió.

Más de cuarenta años había militado en las filas de ladelincuencia. Poco quedaba de aquel hábil hampón que fuera vistoen lujosos automóviles acompañado de exhuberantes rubias yprotegido por mujeres de la vida galante.

El Capitán Fantasma tuvo una vida turbulenta, siempre huyendode la justicia y burlando a la policía.

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