/ martes 23 de enero de 2024

OPINIÓN POR VICENTE GUTIÉRREZ CAMPOSECO | Carreteras malditas

Como ya se ha dicho e incluso documentalmente comprobado, en los últimos diez años México se ha convertido en nido de la delincuencia y el crimen organizado, los aumentos en los niveles de violencia son escalofriantes: 45 asaltos diarios, mismos que han desarrollado medios predadores para demostrar su poder, acreditar el control territorial, político y policiaco, en sus tres niveles de gobierno. Desafortunadamente para los mexicanos las malas noticias siguen, la creciente corrupción en nuestro país, la impunidad y complicidad de la Guardia Nacional y las policías; Federal, Estatales y Municipales, con el crimen organizado están estrangulando la economía nacional, principalmente en las carreteras, donde transportistas y conductores se han vuelto el objetivo de la desbordada actividad delictiva.

Si por alguna razón tiene la necesidad de viajar por las carreteras que corren a lo largo y ancho de México, tome sus precauciones, la mayoría de ellas se han convertido en puntos peligrosos al transitarlas. Desde operación para la delincuencia organizada, robos de mercancías, secuestros, fatales accidentes e, incluso, asesinatos, van en aumento en estas zonas. Un ejemplo de ello es la carretera Monterrey–Nuevo Laredo, una de las vialidades más peligrosas para transitar en México, y hasta es conocida como ‘la carretera de la muerte’, ya que han reportado secuestros y asaltos al transporte, conductores, turistas, Etc. Y, al menos 200 desapariciones, de las cuales solo 18 personas fueron encontradas con vida.

Entre los desaparecidos hay choferes de tráiler, conductores de autos particulares, choferes de empresas privadas, conductores de apps y taxistas. La mayor parte de las víctimas fueron hombres de entre 18 y 40 años de edad, y eran oriundas de Nuevo León, Tamaulipas, Coahuila, Estado de México, San Luis Potosí y Veracruz. Aunque el “gobierno de la 4 T” dice que todo va bien en el país, México ocupa el tercer lugar con más crimen organizado en el mundo, por delitos de alcance trasnacional, de acuerdo con el informe Índice Mundial de Crimen Organizado 2023.

El pasado 22 de agosto, Estados Unidos alertó a sus ciudadanos a no visitar los estados de Baja California, Colima, Durango, Guerrero, Estado de México, Morelos, Guanajuato, Michoacán, Puebla, Veracruz, Sinaloa, Tamaulipas y Zacatecas, debido a las olas de violencias, ejercidas por organizaciones criminales,, que azotan en dichos territorios, y es que viajar en carretera se ha convertido en una acción peligrosa para los habitantes de México.

Así pues, la presencia del crimen organizado que se ha apoderado de las carreteras en el país, responde a la omisión y complicidad de las autoridades, en sus tres niveles de gobierno por hacerse de “la vista gorda” en puntos donde se conoce están apostados los grupos para atacar las unidades de carga y particulares. Y es que la Guardia Nacional, lejos de garantizar la seguridad, forma parte del problema, pues a este flagelo también se suma el tráfico de indocumentados, un negocio boyante del que los “abrazos” de la autoridad también participan.


Como ya se ha dicho e incluso documentalmente comprobado, en los últimos diez años México se ha convertido en nido de la delincuencia y el crimen organizado, los aumentos en los niveles de violencia son escalofriantes: 45 asaltos diarios, mismos que han desarrollado medios predadores para demostrar su poder, acreditar el control territorial, político y policiaco, en sus tres niveles de gobierno. Desafortunadamente para los mexicanos las malas noticias siguen, la creciente corrupción en nuestro país, la impunidad y complicidad de la Guardia Nacional y las policías; Federal, Estatales y Municipales, con el crimen organizado están estrangulando la economía nacional, principalmente en las carreteras, donde transportistas y conductores se han vuelto el objetivo de la desbordada actividad delictiva.

Si por alguna razón tiene la necesidad de viajar por las carreteras que corren a lo largo y ancho de México, tome sus precauciones, la mayoría de ellas se han convertido en puntos peligrosos al transitarlas. Desde operación para la delincuencia organizada, robos de mercancías, secuestros, fatales accidentes e, incluso, asesinatos, van en aumento en estas zonas. Un ejemplo de ello es la carretera Monterrey–Nuevo Laredo, una de las vialidades más peligrosas para transitar en México, y hasta es conocida como ‘la carretera de la muerte’, ya que han reportado secuestros y asaltos al transporte, conductores, turistas, Etc. Y, al menos 200 desapariciones, de las cuales solo 18 personas fueron encontradas con vida.

Entre los desaparecidos hay choferes de tráiler, conductores de autos particulares, choferes de empresas privadas, conductores de apps y taxistas. La mayor parte de las víctimas fueron hombres de entre 18 y 40 años de edad, y eran oriundas de Nuevo León, Tamaulipas, Coahuila, Estado de México, San Luis Potosí y Veracruz. Aunque el “gobierno de la 4 T” dice que todo va bien en el país, México ocupa el tercer lugar con más crimen organizado en el mundo, por delitos de alcance trasnacional, de acuerdo con el informe Índice Mundial de Crimen Organizado 2023.

El pasado 22 de agosto, Estados Unidos alertó a sus ciudadanos a no visitar los estados de Baja California, Colima, Durango, Guerrero, Estado de México, Morelos, Guanajuato, Michoacán, Puebla, Veracruz, Sinaloa, Tamaulipas y Zacatecas, debido a las olas de violencias, ejercidas por organizaciones criminales,, que azotan en dichos territorios, y es que viajar en carretera se ha convertido en una acción peligrosa para los habitantes de México.

Así pues, la presencia del crimen organizado que se ha apoderado de las carreteras en el país, responde a la omisión y complicidad de las autoridades, en sus tres niveles de gobierno por hacerse de “la vista gorda” en puntos donde se conoce están apostados los grupos para atacar las unidades de carga y particulares. Y es que la Guardia Nacional, lejos de garantizar la seguridad, forma parte del problema, pues a este flagelo también se suma el tráfico de indocumentados, un negocio boyante del que los “abrazos” de la autoridad también participan.