/ viernes 1 de mayo de 2020

Obesidad y mala nutrición

Debe dejarnos la pandemia un momento de reflexión y propósitos para el futuro; uno de ellos debe ser cuidar nuestra salud y la de quienes más queremos, los niños. Más allá de los problemas económicos que enfrentamos, primero está el bienestar físico y mental, la prevención es la mejor medicina.

Junto con el panorama del Covid-19 se agudiza el desorden alimenticio, ajeno a nuestra tración. Ahora, México enfrenta un doble reto: malnutrición y obesidad.

Y es que a pesar de los enormes avances que en general ha experimentado México en los últimos años, la desnutrición -por un lado- y la obesidad infantil -por otro-, son un problema a solucionar.

Éramos un pueblo heredero de una gran cocina con platillos sabrosos y nutritivos, pero, llegó la comida chatarra.

El panorama se agrava cuando se sabe que la diabetes infantil aumentó en un 35 por ciento en los últimos años.

Ahora, la infancia mexicana está más cautiva de la publicidad de comida chatarra durante el confinamiento preventivo en casa; los menores son víctimas de las estrategias publicitarias de la industria de alimentos y bebidas ultra procesados, que busca incrementar la venta de sus productos que promueven la obesidad, principal causa de comorbilidad en las muertes por Covid-19.

Alejandro Calvillo, director de El Poder del Consumidor; Ana Munguía, investigadora del Centro de Investigación en Nutrición y Salud y, Carola García Calderón, de la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales de la UNAM, en el foro Exposición de niñas y niños a la publicidad de comida chatarra durante el confinamiento, alertaron de la situación.

Porque el consumo de bebidas y alimentos ultraprocesados es una de las principales causas de la obesidad, diabetes e hipertensión que afecta la salud de millones de mexicanos, en un entorno donde 4 de cada 10 niños ya tienen problemas de sobrepeso y obesidad.

Carola García advierte que la publicidad está enfocada a los niños.

Con base en la Encuesta Nacional de Salud y Nutrición ENSANUT 2012, en los niños en edad escolar, a nivel primaria -es decir entre 5 y 11 años-, la prevalencia combinada de sobrepeso y obesidad es del 34.4%.

Mientras que la prevalencia de sobrepeso es del 19.8%, la de sobrepeso en niñas 20.2%; en niños 19.5%; mientras que la prevalencia de obesidad es del 14.6%, por género: obesidad en niñas 11.8%; en niños 17.4%.

Hay casos, incluso de niños con sobrepeso y malnutridos. Como sociedad debemos emprender acciones que lleven a mejorar las condiciones de vida de las futuras generaciones, los menores de edad son nuestra responsabilidad.

En el grupo de edad de cinco a catorce años la desnutrición crónica es de 7.25% en las poblaciones urbanas, y la cifra se duplica en las rurales. El riesgo de que un niño o niña indígena se muera por diarrea, desnutrición o anemia es tres veces mayor que entre la población no indígena.

Hay que resaltar que tanto obesidad como sobrepeso pueden ser detonantes de la diabetes; además de otras enfermedades.

Al paso de los años la situación no cambia mucho, la misma ENSANUT nos indican que uno de cada tres adolescentes de entre 12 y 19 años presenta sobrepeso u obesidad. Para los escolares, la prevalencia combinada de sobrepeso y obesidad ascendió un promedio del 26% para ambos sexos, lo cual representa más de 4.1 millones de escolares conviviendo con este problema.

Textualmente hay que decirlo: La Federación Mexicana de Diabetes, A.C. nos indica que el incremento en actividad física, dieta adecuada y reducción de peso, disminuyen el riesgo de desarrollar diabetes entre 34% y 43%, efecto que puede durar de 10 a 20 años después de concluida la intervención. La pandemia del Covid-19 nos confrontó con el espejo; nos volvimos vulnerables por basar nuestra dieta en alimentos procesados, muchos chatarra. El sedentarismo es otro problema. Cuando salgamos de este reto, hay que tener claro el comer sano y el hacer ejercicio. Como lo era históricamente el pueblo mexicano.

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