En medio de todo lo que ocurre en este país, cuando la principal preocupación es cómo controlar el coronavirus, los diputados tuvieron la grandiosa idea de darle madruguete a la población y aprobaron reformas para establecer la elección continua de las y los legisladores federales.
Con una votación de 254 votos a favor, 20 en contra y tres abstenciones, pasaron ayer las reformas a las leyes generales de Instituciones y Procedimientos Electorales, y la de Partidos Políticos, para establecer la elección continua de legisladores federales.
El único que criticó esta sesión, fue Porfirio Muñoz Ledo, al decir que esta Cámara esta sesionado contra toda recomendación, pero, parece que a nadie le importó y continuaron para avalar esta reforma que les permite ser electos, participar en el proceso sin siquiera dejar el cargo.
Eso sí, sin poder hacer actos anticipados de campaña, precampaña o hacer proselitismo político.
Tampoco podrán disponer de recursos públicos en su campaña o en cualquier evento de proselitismo político, así sean humanos, materiales o económicos.
Qué grandes candados se impusieron estos señores, quienes contra todo pronóstico lograron acabar de un plumazo con la no reelección.
Esto aún no termina, el documento debe pasar al Senado de la República para sus efectos constitucionales.
Aunque cabe señalar, que de ahí deriva una iniciativa a la que se le dispensaron todos los trámites, la cual establece que las senadoras y los senadores podrán ser electos hasta por dos periodos consecutivos, mientras que las diputadas y los diputados al Congreso de la Unión, hasta en cuatro ocasiones seguidas, en los términos y condiciones que determine la ley.
Esto sí que es un acto grotesco contra la democracia, o que alguien me diga lo contrario.
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