/ miércoles 24 de junio de 2020

Del trueno al sismo, pasando por el polvo de Sahara

Cuando creímos que el Covid-19 era lo peor que nos podía suceder, con sus miles de muertos, el confinamiento y los contagios, llegaron otros fenómenos que demostraron que siempre se puede estar peor.

Todo esto ocurre cuando el pico de la pandemia de coronavirus crece y nada que se aplana, como quisiera el subsecretario de saludo Hugo López-Gatell, cuyo equipo dio a conocer este martes que el número de muertos llegó a 23 mil 377.

Hasta ahora, sólo esperábamos la llegada de la normalidad, el día que pudiéramos salir a dar la vuelta, los hijos ir a la escuela, la salida familiar, nosotros al bar con los amigos, pero dicen que eso no va ocurrir nunca más.

Y no es que haya llegado el apocalipsis o el fin del mundo, sino que esa “nueva normalidad” nos obliga a mantener el confinamiento y las medidas de sanidad, quien sabe por cuánto tiempo.

Pero mientras esperamos, hay que lidiar con otros fenómenos como el trueno que despertó a la Ciudad de México, producto del clima lluvioso con que amanecimos este lunes 22 de junio.

Apenas nos estábamos reponiendo y tratando de entender qué demonios pasó en el cielo, cuando nos dicen que viene una nube de polvo directo desde el desierto del Sahara, este no representa peligro alguno, es más, cada año llega este terregal, es como si viviéramos en Texcoco o Ecatepec cuando hace mucho aire, pero con arena.

El Centro Nacional de Prevención de Desastres (CENAPRED), dependiente de la Coordinación Nacional de Protección Civil, dijo que: Una de las principales características o indicios del polvo africano es que el día se torna grisáceo, los atardeceres rojizos y hay escasa nubosidad.

Aún no se sabe si esta nube pasará por México, pese a ello se han dado a conocer algunas medidas de protección, que implican tampoco salir a exponerse al sol y cuidar a los viejitos.

Lo que nos agarró literalmente con los chones en la mano, fue el sismo de 7.5 grados, que al final ha cobrado cinco vidas y que dejó un sustazo a miles de mexicanos, que sin cubrebocas y valiéndoles la sana distancia, salieron despavoridos de casas y edificios.

Según el Instituto de Geofísica de la UNAM ya van 450 réplicas, nada comparadas con los 14 mil 907 sismos que se han registrado desde que inició el año.

Pero no se asuste, este no es el fin del mundo, al menos nadie lo ha anunciado, solo es parte de la evolución del planeta, a lo que esperamos sobrevivir.

Sígueme en twitter @Antoniodemarcel
Escríbeme a antonio.marcelo@oem.com.mx

Cuando creímos que el Covid-19 era lo peor que nos podía suceder, con sus miles de muertos, el confinamiento y los contagios, llegaron otros fenómenos que demostraron que siempre se puede estar peor.

Todo esto ocurre cuando el pico de la pandemia de coronavirus crece y nada que se aplana, como quisiera el subsecretario de saludo Hugo López-Gatell, cuyo equipo dio a conocer este martes que el número de muertos llegó a 23 mil 377.

Hasta ahora, sólo esperábamos la llegada de la normalidad, el día que pudiéramos salir a dar la vuelta, los hijos ir a la escuela, la salida familiar, nosotros al bar con los amigos, pero dicen que eso no va ocurrir nunca más.

Y no es que haya llegado el apocalipsis o el fin del mundo, sino que esa “nueva normalidad” nos obliga a mantener el confinamiento y las medidas de sanidad, quien sabe por cuánto tiempo.

Pero mientras esperamos, hay que lidiar con otros fenómenos como el trueno que despertó a la Ciudad de México, producto del clima lluvioso con que amanecimos este lunes 22 de junio.

Apenas nos estábamos reponiendo y tratando de entender qué demonios pasó en el cielo, cuando nos dicen que viene una nube de polvo directo desde el desierto del Sahara, este no representa peligro alguno, es más, cada año llega este terregal, es como si viviéramos en Texcoco o Ecatepec cuando hace mucho aire, pero con arena.

El Centro Nacional de Prevención de Desastres (CENAPRED), dependiente de la Coordinación Nacional de Protección Civil, dijo que: Una de las principales características o indicios del polvo africano es que el día se torna grisáceo, los atardeceres rojizos y hay escasa nubosidad.

Aún no se sabe si esta nube pasará por México, pese a ello se han dado a conocer algunas medidas de protección, que implican tampoco salir a exponerse al sol y cuidar a los viejitos.

Lo que nos agarró literalmente con los chones en la mano, fue el sismo de 7.5 grados, que al final ha cobrado cinco vidas y que dejó un sustazo a miles de mexicanos, que sin cubrebocas y valiéndoles la sana distancia, salieron despavoridos de casas y edificios.

Según el Instituto de Geofísica de la UNAM ya van 450 réplicas, nada comparadas con los 14 mil 907 sismos que se han registrado desde que inició el año.

Pero no se asuste, este no es el fin del mundo, al menos nadie lo ha anunciado, solo es parte de la evolución del planeta, a lo que esperamos sobrevivir.

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