Día con día, miles de usuarios del transporte público se arriesgan a ser víctimas de grupos delictivos que abordan las unidades para despojarlos de sus pertenencias; como no tienen otro medio para trasladarse, tienen que soportar las condiciones y adaptarse para no ser afectados.
“A mí ya me asaltaron cinco veces en este año. Yo ya aprendí que tengo que cargar un teléfono viejito o muy maltratado para entregarlo cuando me asalten y que no me quiten el nuevo (…) también cargó una cartera aparte con varios billetes de 20 pesos y sin identificaciones, para que no me duela tanto”, comentó Luis Fernando, que vive en Naucalpan y trabaja en la colonia Tabacalera.
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Cada mañana, Luis Fernando tiene que despertarse a las cinco de la mañana para preparar sus alimentos y salir con dos horas de anticipación, pues el caos vehicular alarga sus traslados; aunado a esto, cada que ingresa a la Ciudad de México siente temor de ser asaltado de nuevo.
Justo en los límites del Estado con la Ciudad, se suben unos chavos bien sospechosos (…) aprovechan que en esas zonas no hay policías de un lado ni del otro y después se echan a correr para la colonia El Conde y se pierden. Para cuando el chofer se detiene, ya estamos en CDMX y los polis de ahí dicen que no pueden hacer nada
Luis Fernando, ciudadano
A 35 kilómetros de distancia, en la parte oriente de la alcaldía Tláhuac, vive Isaac, un estudiante del nivel superior que del mismo modo tiene que recorrer distancias que se prolongan hasta tres horas en estas temporadas de lluvias; los viajes largos aumentan la probabilidad de que los delincuentes se suban a los camiones para asaltarlos.
“No sé porque, pero cuando llueve hay menos policías en las calles, y ya de por sí con muy pocos; entonces eso lo han visto los criminales y se suben más seguido para robarnos (…) la autopista México-Puebla y la Calzada Ignacio Zaragoza es donde más tenemos miedo, porque si le caes mal al ratero te mete un balazo sin pensarlo”, denunció Issac.
Siempre hay que traer algo a la mano para entregarlo, porque a veces resulta peor no llevar nada, por eso traemos poco dinero o teléfonos viejitos; yo por ejemplo ya no cargo con mi computadora porque ya en una ocasión se la llevaron con mi mochila y todos mis libros
Issac., estudiante
De acuerdo con la Encuesta Nacional de Victimización y Percepción (INVIPE) de Seguridad Pública 2020, el primer lugar de la tasa de delitos más frecuentes por cada 100 mil habitantes para la población de 18 años y más en la Ciudad de México, la ocupa el robo o asalto en calle o transporte público, con 23,911 por cada 100,000 habitantes.
Asimismo, la ENVIPE estimó que, en 2019 en la Ciudad de México, el costo total a consecuencia de la inseguridad y el delito representó un monto de 28,529.2 millones de pesos, siendo el 71 por ciento las pérdidas económicas a consecuencia de los delitos.
Al norte de la Ciudad de México -en los límites de la alcaldía Gustavo A. Madero con el municipio Tlalnepantla de Baz- los usuarios del transporte público afirman que dicho perímetro también es un foco rojo en cuanto al robo con violencia a usuarios de los camiones de pasajeros.
En las colonias aledañas a la estación Tenayuca de la línea 3 del Metrobús, los delincuentes aprovechan la poca o nula presencia de policías para abordar los camiones y amenazar de muerte a sus pasajeros para apoderarse ilegalmente de sus pertenencias; cometidos los atracos, los sujetos descienden de las unidades y se escabullen en las calles de las colonias Santa Rosa o San Juan Ixtacala -en la alcaldía Gustavo A. Madero- o en El Arenal, Acueducto Guadalupe y Ahuehuete -en Tlalnepantla de Baz-.
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“Siempre ha sido así por eso los rateros ya se confían y actúan a sus anchas, nosotros como conductores no podemos hacer nada porque luego nos va peor, nos cazan y nos golpean. No podemos hacer nada, más que esconder los billetes grandes y dejar la morralla o billetes chicos a la vista”, lamentó el señor Gonzalo, conductor de un camión de pasajeros desde hace 40 años.
Como pasajeros entendemos que es muy difícil que las cosas cambien para bien, sabemos que la delincuencia no va a detenerse, entonces nosotros tenemos que andar a la defensiva siempre; prepararnos para entregar nuestras pertenencias, pero las más viejas o las que adquirimos exclusivamente para cuando nos asaltan y cuando podamos agarrar a los rateros y lincharlos, tenemos que cuidarnos entre nosotros
Gonzalo, conductor de un camión de pasajeros
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