/ miércoles 20 de marzo de 2024

Mexibús atropelló a Jesús Pavón y lo dejó invalido; sus familiares exigen justicia

Han pasado más de cinco años del peligroso accidente y la víctima sigue esperando una indemnización

La hija y la esposa de Josué Pavón, iban a bordo de la motoneta que él conducía y presenciaron el momento en que su pie izquierdo quedó despedazado, luego de que una unidad del Mexibús los arrollara, en Chimalhuacán. Tras cinco años del accidente, no ha recibido indemnización alguna y exige justicia.

La mañana del 5 de abril de 2017, la familia circulaba sobre la avenida del Peñón en el perímetro de la colonia San Pablo y al hacer un alto para intentar incorporarse a la calle Manuel Altamirano, el vehículo perteneciente al sistema de autobuses de tránsito rápido, de forma repentina hizo contacto con ellos y los derribó.

"Nos detuvimos y en eso pasa el Mexibús. Al momento de pasar, nos arrastró. Mi esposa y mi hija cayeron. Yo alcancé a sujetar la moto, pero por inercia estiré la pierna y al hacer eso, la unidad pasa sobre mi pie. Al verlo, prácticamente tenía colgando el empeine junto con los dedos", comenta con un gesto de resignación, Josué, de 34 años de edad.

Temía lo peor

El padre de familia vivió uno de los momentos más impactantes de su vida, cuando, camino al hospital, se percató de que estaba a punto de perder un miembro tan importante como cualquier otro, aún no sabía que iba a pasar, pero temía lo peor.

"Vi tan mal mi pie, que de inmediato pensé que ya no lo iban a poder reconstruir. A la paramédico de la Cruz Roja, yo le iba preguntando: ¿crees que se pueda salvar? y me decía: ahorita te van a decir allá. Ella ya sabía lo que iba a pasar. Cuando me dijo el cirujano qué se iba a amputar, me solté a llorar", recordó.

Foto: Raúl Hernández / La Prensa

Durante el proceso legal correspondiente, a decir del afectado, se emitió un dictamen en el cual se determinó una corresponsabilidad, especificando que él debería pagar los daños al vehículo de transporte público y que la empresa propietaria le cubriría las afectaciones a la motoneta.

"Ellos pelean que ya está cerrado el caso, pero no toman en cuenta que hubo una pérdida de por medio. No hay una indemnización de la pérdida ni de la rehabilitación. En su momento me llegaron a ofrecer 20 mil pesos, pero era una burla", manifestó con molestia.

Cuando los doctores le hablaron de amputarle el pie por completo, Josué se opuso y se aferró a conservar el talón, aunque los especialistas le explicaron que dicho corte irregular le traería complicaciones a futuro. Ahora sabe que ellos tenían razón.


Tolera caminar por lapsos de 20 minutos

El hecho de contar únicamente con esa parte del pie, le provoca cansancio y en el muñón se le genera una callosidad que le genera molestia. En promedio tolera caminar por lapsos de 20 minutos y lo hace en días festivos o de tianguis, que es cuando los camiones no pasan por su casa.

Las prótesis que utiliza, mismas que tiene que ser adaptadas para completar la parte faltante de la extremidad, tienen un costo promedio de 9 mil pesos, con sus ahorros y con ayuda de su familia ha conseguido comprarlas. Aún recuerda cuando la anterior a la actual se le rompió.

Foto: Raúl Hernández / La Prensa

"Iba caminando y al dar el paso para brincar un charco, se rompió. Dije: ¿qué voy a hacer, no tengo otra?, tuve que adaptarla, hasta pegarla para seguir caminando en lo que conseguía la otra. Le tuve que amarrar unos alambres porque el mismo apoyo hacía que se rompiera de nuevo", recuerda, manifestando nerviosismo.

Actualmente, en el Estado de México hay aproximadamente 2 millones 786 mil 679 personas con alguna discapacidad, número correspondiente al 16.3 por ciento de la población total de la entidad, misma que carece de una Ley Estatal de Accesibilidad, lo cual deja en la indefensión a quienes se encuentran en dicha condición.

En el momento del accidente, él tenía algunos meses de haber concluido su relación laboral con una empresa de seguridad privada en la que se desempeñaba como cajero. Durante el proceso de recuperación, tuvo que pagar el seguro social por su cuenta, a fin de continuar recibiendo atención médica por parte del IMSS.

Desde hace algunos meses, Josué se desempeña como cajero en una sucursal de una cadena de farmacias. Ese empleo lo consiguió omitiendo el hecho de que contaba con la amputación de una extremidad. Sus compañeros se percataron de su condición, al ver que de repente se sentaba a descansar, en ese momento comentó la situación con sus jefes y estos lo aceptaron.

En México, las empresas privadas cuya plantilla laboral está integrada por menos de 50 empleados, no están obligadas a integrar a su nómina a personas con discapacidad y mucho menos a realizar modificaciones en cuanto a la infraestructura a fin de hacer el lugar accesible para ellos, por ello existen organizaciones no gubernamentales que exigen una modificación a la Ley Federal del Trabajo.

Josué, quien ahora es padre de dos niñas, mismas que son su motor para continuar luchando por un futuro mejor, exige a las autoridades que su caso sea revisado y que la empresa propietaria del Mexibús, responda por las afectaciones que este ha sufrido desde el trágico accidente que le cambió la vida.

Síguenos en Facebook: La Prensa Oficial y en Twitter: @laprensaoem

Foto: Raúl Hernández / La Prensa

La hija y la esposa de Josué Pavón, iban a bordo de la motoneta que él conducía y presenciaron el momento en que su pie izquierdo quedó despedazado, luego de que una unidad del Mexibús los arrollara, en Chimalhuacán. Tras cinco años del accidente, no ha recibido indemnización alguna y exige justicia.

La mañana del 5 de abril de 2017, la familia circulaba sobre la avenida del Peñón en el perímetro de la colonia San Pablo y al hacer un alto para intentar incorporarse a la calle Manuel Altamirano, el vehículo perteneciente al sistema de autobuses de tránsito rápido, de forma repentina hizo contacto con ellos y los derribó.

"Nos detuvimos y en eso pasa el Mexibús. Al momento de pasar, nos arrastró. Mi esposa y mi hija cayeron. Yo alcancé a sujetar la moto, pero por inercia estiré la pierna y al hacer eso, la unidad pasa sobre mi pie. Al verlo, prácticamente tenía colgando el empeine junto con los dedos", comenta con un gesto de resignación, Josué, de 34 años de edad.

Temía lo peor

El padre de familia vivió uno de los momentos más impactantes de su vida, cuando, camino al hospital, se percató de que estaba a punto de perder un miembro tan importante como cualquier otro, aún no sabía que iba a pasar, pero temía lo peor.

"Vi tan mal mi pie, que de inmediato pensé que ya no lo iban a poder reconstruir. A la paramédico de la Cruz Roja, yo le iba preguntando: ¿crees que se pueda salvar? y me decía: ahorita te van a decir allá. Ella ya sabía lo que iba a pasar. Cuando me dijo el cirujano qué se iba a amputar, me solté a llorar", recordó.

Foto: Raúl Hernández / La Prensa

Durante el proceso legal correspondiente, a decir del afectado, se emitió un dictamen en el cual se determinó una corresponsabilidad, especificando que él debería pagar los daños al vehículo de transporte público y que la empresa propietaria le cubriría las afectaciones a la motoneta.

"Ellos pelean que ya está cerrado el caso, pero no toman en cuenta que hubo una pérdida de por medio. No hay una indemnización de la pérdida ni de la rehabilitación. En su momento me llegaron a ofrecer 20 mil pesos, pero era una burla", manifestó con molestia.

Cuando los doctores le hablaron de amputarle el pie por completo, Josué se opuso y se aferró a conservar el talón, aunque los especialistas le explicaron que dicho corte irregular le traería complicaciones a futuro. Ahora sabe que ellos tenían razón.


Tolera caminar por lapsos de 20 minutos

El hecho de contar únicamente con esa parte del pie, le provoca cansancio y en el muñón se le genera una callosidad que le genera molestia. En promedio tolera caminar por lapsos de 20 minutos y lo hace en días festivos o de tianguis, que es cuando los camiones no pasan por su casa.

Las prótesis que utiliza, mismas que tiene que ser adaptadas para completar la parte faltante de la extremidad, tienen un costo promedio de 9 mil pesos, con sus ahorros y con ayuda de su familia ha conseguido comprarlas. Aún recuerda cuando la anterior a la actual se le rompió.

Foto: Raúl Hernández / La Prensa

"Iba caminando y al dar el paso para brincar un charco, se rompió. Dije: ¿qué voy a hacer, no tengo otra?, tuve que adaptarla, hasta pegarla para seguir caminando en lo que conseguía la otra. Le tuve que amarrar unos alambres porque el mismo apoyo hacía que se rompiera de nuevo", recuerda, manifestando nerviosismo.

Actualmente, en el Estado de México hay aproximadamente 2 millones 786 mil 679 personas con alguna discapacidad, número correspondiente al 16.3 por ciento de la población total de la entidad, misma que carece de una Ley Estatal de Accesibilidad, lo cual deja en la indefensión a quienes se encuentran en dicha condición.

En el momento del accidente, él tenía algunos meses de haber concluido su relación laboral con una empresa de seguridad privada en la que se desempeñaba como cajero. Durante el proceso de recuperación, tuvo que pagar el seguro social por su cuenta, a fin de continuar recibiendo atención médica por parte del IMSS.

Desde hace algunos meses, Josué se desempeña como cajero en una sucursal de una cadena de farmacias. Ese empleo lo consiguió omitiendo el hecho de que contaba con la amputación de una extremidad. Sus compañeros se percataron de su condición, al ver que de repente se sentaba a descansar, en ese momento comentó la situación con sus jefes y estos lo aceptaron.

En México, las empresas privadas cuya plantilla laboral está integrada por menos de 50 empleados, no están obligadas a integrar a su nómina a personas con discapacidad y mucho menos a realizar modificaciones en cuanto a la infraestructura a fin de hacer el lugar accesible para ellos, por ello existen organizaciones no gubernamentales que exigen una modificación a la Ley Federal del Trabajo.

Josué, quien ahora es padre de dos niñas, mismas que son su motor para continuar luchando por un futuro mejor, exige a las autoridades que su caso sea revisado y que la empresa propietaria del Mexibús, responda por las afectaciones que este ha sufrido desde el trágico accidente que le cambió la vida.

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Foto: Raúl Hernández / La Prensa

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