Llegar a la Casa del Peregrino tras ocho meses de largo camino ha sido un alivio temporal para Khaterine, quién salió de su natal Honduras con el sueño de llegar a Estados Unidos, y ayer resultó ilesa tras el enfrentamiento de varios inmigrantes contra policías que bloquearon el paso en la autopista México-Puebla.
Acompañada de su hija de 13 años de edad, ha avanzado hasta llegar a la Ciudad de México y, sin dejar de lado su objetivo de cruzar la frontera, salvaguardando la integridad de su pequeña, a la que han intentado agredir sexualmente en varias ocasiones, por lo que se mantienen alerta.
Para Katherine, la vida no ha sido fácil ni en su país, donde se ganaba la vida como estilista, "el pago del alquiler, la manutención y los gastos de todos los días no daban oportunidad de llevar una vida digna, por eso decidí sacar a mi hija y poder darle una educación mejor, por eso queremos cruzar al otro lado", narró al ser entrevista por LA PRENSA.
"Para la gente es fácil decir que somos flojos, que no queremos hacer nada, pero escapamos de la pobreza, que mi hija viva otras cosas y no en Honduras, que por más que me esfuerce no le puedo dar algo mejor y vivíamos con miedo".
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Los riesgos valen la pena en su camino, aunque, "extraño a mi familia, a mis amigas, nos vamos juntando con otros migrantes y nos cuidamos, pero no es lo mismo. Se sufre mucho al andar en la calle, no sabes si vas a comer o dónde dormir", platicó.
Dormir en una cama caliente y comer a sus horas, lo ha dejado de lado para llegar a su objetivo, incluso, pasará las fiestas de fin de año en dónde le agarren mientras avanza al norte de México, con la esperanza de que las autoridades sean más comprensivas y les dejen dirigirse dignamente y sin discriminación
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