/ martes 16 de octubre de 2018

A sangre fría El Carnicero de Ecatepec mató a sus víctimas

La Prensa en Línea

Noel F. Alvarado

Juan Carlos “N”, “El Terror Verde” o “El Monstruo deEcatepec”, también asesinó a golpes y por estrangulamiento apor lo menos cinco mujeres más en la CDMX y en el municipio deTultitlán, tres de las cuales -dijo- eran prostitutas. A dos deellas las ultimó en un hotel de la zona rosa y a otra en el hotelTepeyac, en Gustavo A. Madero y también asesinó también a “LaJicaleta”, en la calle de Jesús Carranza en el barrio deTepito.

El hecho de horror más escalofriante de la historia criminal enMéxico se desarrolló durante diez años en el municipio deEcatepec, Estado de México, donde la pareja formada por JuanCarlos “N” y su amasia Patricia “N”, son los principalesautores materiales e intelectuales, mismos que mantuvieron en jaquea todo el sistema de seguridad pública y procuración de justiciade la entidad mexiquense. Mediante engaños y la manipulación,llevaron a su domicilio a más de 20 mujeres a quienes lasdespojaron de sus pocas pertenencias, ultrajaron, asesinaron,descuartizaron, tasajearon parte de los muslos de sus piernas comobisteces; los frieron con aceite y los comieron con salsa ytortillas.

La carne humana también la prepararon en pozole y en caldo comode res y también los comieron. “Estaban deliciosos”, narraJuan Carlos; “sobre todo cuando las mujeres habían tomadoalcohol y se habían puesto borrachas. Su carne estaba muydeliciosa”, asegura, Juan Carlos, quien sabía que todo lo quehacía estaba mal y se convertiría en leyenda, pidió alministerio público que le tomó su declaración que se le conozcacomo “El Terror Verde”, porque así le pusieron en la miliciacuando trabajó y donde aprendió cómo atacar a sus víctimas sinque les diera tiempo de gritar y pedir auxilio.

Los corazones que les arrancó a sus víctimas, los conservó enfrascos de alcohol Tonaya y los colocaron en un altar como ofrendaa la Santa Muerte. Los cráneos y huesos se los vendieron en 500pesos a un hombre dedicado a la santería que sólo conocen como“El Bons”, quien es buscado por la Policía Municipal; de laSecretaría de Seguridad Pública del Estado de México y poragentes de Investigación de la Fiscalía General de Justicia de laentidad mexiquense, a fin de que declare en torno a las acusacionesque obran en su contra.

La grasa y otros restos humanos de sus víctimas los fueron atirar a diferentes predios y en algunos, los enterró; otros losmetió en botes de diez litros y les echó cemento, en tanto queotros, los quemó en un tambo que acondicionó Juan Carlos y lellamaba su horno.

Juan Carlos “N”, “El Terror Verde” o el Monstruo deEcatepec, declaró ante el ministerio público de la FiscalíaGeneral de Justicia del Estado de México que siempre estuvo encontacto con familiares de sus víctimas y que muchos le pedíaninformación de las desaparecidas; incluso que en una ocasión,cuando iba a tirar los restos humanos de una menor que habíamatado y que llevaba entre basura y costales en un diablito, lamamá de la jovencita le dijo: “Juan Carlos y, ¿ahora a quienvas a tirar?. lo que sólo le dio risa, pues efectivamente, ahíllevaba los restos de la pariente de esa mujer que todos buscaban,incluso la policía.

Los celulares y algunas alhajas que despojaron a las mujeres queasesinaron y descuartizaron, los vendieron y con ese dinero pagabanla renta de los domicilios donde vivían y donde cometieron unaserie de crímenes atroces contra más de 20 mujeres.

El escenario de estos hechos escalofriantes fueron un sillónviejo de su sala, donde se sentaron sus víctimas; la recámara,donde atacaba sexualmente a las mujeres y el principal lugar dehorror, fue el cuarto de baño. Ahí, es donde una vez que lasdesvanecía con una llave que les aplicaba y que aprendió en lamilicia, las arrastraba y ahí en ese baño procedía a arrancar elcorazón, a filetear, descuartizar y a separar los restos humanosde sus víctimas.

A algunas las llevó a su casa con la promesa de darles trabajo;a otras, con venderles ropa y quesos; a otras con el engaño deregalarles ropa para sus hijos y, ya estando dentro de su casa, lasencerraba, algunas las emborrachaba y atacaba sexualmente y, aotras, les decía que estaban secuestradas y que su esposo lashabía mandado a secuestrar.

A continuación, la primera parte de esta historia de horror, dediez años -2008-2018- que declaró Patricia “N”, parejasentimental de Juan Carlos “N”, “El Terror Verde” o “ElMonstruo de Ecatepec”.

JUAN CARLOS ERA MATÓN A SUELDO ENTEPITO

“Vivo en unión libre desde hace diez años con el señor JuanCarlos “N”, es decir en el 2008, el cual conocí en el bardenominado La Cueva, como era cliente frecuente del bar, cada ochodías llegaba al bar con sus amigos, y cada que iban parecía quefestejaban algo y traían mucho dinero, decían que trabajaba conel señor Charlo en Tepito en la Ciudad de México, y pedíanchicas. Después me invitó a salir, siendo una semana la queestuvimos saliendo. Juan Carlos me platicó que mataban gente y quehabía trabajo por ratos; que había veces que le daban uno ahoritay luego pasaba mucho tiempo para que le dieran otro.

“Nos fuimos a vivir juntos a una vecindad que está atrás delbar ubicado en la Colonia Jardines de Morelos. Ahí estuvimos comodos años; esto fue en el 2010, después nos fuimos a rentar a unacuadra donde la señora Malena nos prestaba un cuartito. Norecuerdo el domicilio, pero es la calle del tianguis. Ahí vivimosen un cuartito como unos dos meses, y nos regresamos a la vecindaddonde duramos aproximadamente un año, en donde rentamos en unaaccesoria que ahora sé que es un taller mecánico, en donde vivíaMiguel, quien trabajó también en la policía.

“El Soto” a quien le decían “El Comandante”, “ElFlaco”, y mi esposo, se juntaba con ellos y se iba a trabajar conellos. En la vecindad de la señora Norma y Gerardo; después miesposo puso un letrero para conseguir muchachas para trabajar ennuestro domicilio; letrero que pegaba en la central de abasto deEcatepec.

“Yo sabía que la finalidad del letrero era para que lasmuchachas que fueran y las que le gustaban, las contrataba según,pero las jalaba para violarlas, porque mi esposo quería más sexo,a pesar de tenerme ahí, él quería tener sexo con más mujeres defuera, así es como llegó al domicilio Fabiola “N”; era unachica de 22 años de edad, de la que sabía que era casada y teníaun hijo, sólo recuerdo que fue en el año 2012, aproximadamente alas 10 de la mañana y tocó a la casa, y mi esposo Juan Carlos ledijo que quería contratar a alguien para que me ayudara a losquehaceres de la casa.

Fabiola se percató de que la casa no tenía muebles, pero comome vio que estaba embaraza acepto, así que se quedó y mi esposoJuan Carlos le dijo que la ropa sucia estaba en el baño y cuandoFabiola entró al baño y se dio la vuelta dándole la espalda aJuan Carlos, éste la tomó por la espalda y le dijo que era unrobo que no hiciera nada, que nada más hiciera lo que le dijera yse iba a ir, y me dijo que me saliera de la casa con mi menor hijoy que me esperara afuera.

“Me quedé esperando afuera, pasó como media hora y JuanCarlos abrió la puerta de la casa para asomarse y me dijo que yapodíamos pasar. Al entrar vi en el baño que estaba la muchachaFabiola tirada en el piso llena de sangre, viendo que tenía unaherida en el cuello muy grande, y me espanté y le dije que lo ibaa denunciar, pero me dijo que no fuera pendeja que nos iban aencerrar a los dos, y yo le creí, y como Juan Carlos le cortó uncacho de carne de la pierna derecha fileteándola, sacando cuatrobisteces y yo hice carne asada y comimos de ahí mi esposo JuanCarlos y yo, metiendo el resto del cuerpo de Fabiola en un bote decartón y en la noche la fuimos a tirar a un terreno baldío de lacalle Lázaro Cárdenas sobre las vías, en la Colonia Jardines deMorelos, en un diablito.

“Como la gente sabía que éramosbasureros no se les hacía raro que tiramos basura en la noche, ylas ropas de Fabiola las tiramos a la basura. Después de dos mesesel señor Jorge, quien vivía en la misma vecindad, era mañoso yse metía a la casa con nosotros, poniéndose a monear y le damosun taco de repente”.

Patricia “N” continúa su narración escalofriante: “enuna ocasión me quede sin gas y me prestó un anafre, y pasados losocho días, le subí el anafre, estando Luz del Carmen “N”,quien era hija del señor Jorge y la señora Araceli, y lepregunté que si estaban sus papás, y me dijo que no, que estabasola, y le dejé el anafre, después subí de nuevo para pedirleprestado su teléfono para que le hablara a mi suegra Judith, paraque me prestara dinero, y me prestó su celular y me bajé a micasa.

“Mi suegra me dijo que sí y que me mandaba el dinero en latarde con mi cuñado Alejandro, como viven cerca en la Colonia lasAméricas, bajando Luz del Carmen “N” para ver que estábamoshaciendo, por lo que entra a la casa sentándose en el sillón, ymi esposo Juan Carlos le empezó a decir, que estaba muy bonita, yse le acercó y la comenzó a amenazar diciéndole que hiciera todolo que le dijera, que sólo iba a robar su casa y que la iba adejar en el baño, amarrándole los pies con una venda; le decíaque nos íbamos a ir, y la aventó al colchón, diciéndome que lasmanos no se las iba a amarrar porque así podía con ella,pidiéndome que empezara a besarla y a tocarla sexualmente, pero yono quise”, narra Patricia.

Y, continúa: “como yo me enojé con mi esposo Juan Carlos, mesalí de la casa con mi hijo, a juntar basura y me tardé porque yono quería regresar a ver a mi esposo. Cuando regresé a la casa mequedé afuera para separar la basura, y cuando entré a la casa vien el baño a Luz del Carmen en el baño degollada, y estabapartida a la mitad y le dije que estaba sucio el baño, y me dijoque el baño estaba chiquito, y me pude dar cuenta que Luz delCarmen traía lastimadas las manos, traía cortadas como que sequiso defender.

“Cuando regresó el señor Jorge, me preguntó por Luz delCarmen, que si no la había visto y le dije que no, de hecho elseñor Jorge entró a la casa pero no pudo ver el cuerpo de Luz delCarmen porque mi esposo Juan Carlos la tapó con el cartón quejuntamos de la basura, su papá se puso a monear y como estaba muypasado, ya estaba alucinando y se subió a su casa, y en la tardecomo a las 16:00 horas de igual forma, Juan Carlos la fileteó ysacó un kilo de bisteces de los muslos de Luz del Carmen, e hicecarne asada que acompañamos con una salsa que compré en la tiendade Doña Lupita que está enfrente de la vecindad; también comprécostales de azúcar o harina, y cuando regresé, los brazos ya lastenía cortados en dos partes. También le quitó las piernascortando en dos partes; también le quitó la cabeza, dejando nadamás el torso y la rabadilla de Luz del Carmen, y ya con loscostales que llevaba, le ayudé a meterlas en ellos, y la fuimos atirar; primero los costales chicos y al día siguiente tiramos elotro costal, en el baldío de la calle Lázaro, de la misma ColoniaJardines de Morelos, recuerdo que eso fue en el mes de abril del2001.

“Después nos fuimos a vivir a la casa de Malena, en la calledel tianguis de la que no recuerdo su nombre, pero de la ColoniaJardines de Morelos, en donde vivimos cuatro meses, pero comoestaba la dueña, la señora Malena, no se podía a hacer nada, yaque siempre estaba pendiente. Después nos regresamos a la vecindadde Norma en calle Monte Altair, durando un año. Eso fue en el2013, porque Juan Carlos no estaba a gusto, porque no podía jalara las muchachas para violarlas y matarlas, pero la señora Norma yaestaba en la casa más al pendiente”.

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Noel F. Alvarado

Juan Carlos “N”, “El Terror Verde” o “El Monstruo deEcatepec”, también asesinó a golpes y por estrangulamiento apor lo menos cinco mujeres más en la CDMX y en el municipio deTultitlán, tres de las cuales -dijo- eran prostitutas. A dos deellas las ultimó en un hotel de la zona rosa y a otra en el hotelTepeyac, en Gustavo A. Madero y también asesinó también a “LaJicaleta”, en la calle de Jesús Carranza en el barrio deTepito.

El hecho de horror más escalofriante de la historia criminal enMéxico se desarrolló durante diez años en el municipio deEcatepec, Estado de México, donde la pareja formada por JuanCarlos “N” y su amasia Patricia “N”, son los principalesautores materiales e intelectuales, mismos que mantuvieron en jaquea todo el sistema de seguridad pública y procuración de justiciade la entidad mexiquense. Mediante engaños y la manipulación,llevaron a su domicilio a más de 20 mujeres a quienes lasdespojaron de sus pocas pertenencias, ultrajaron, asesinaron,descuartizaron, tasajearon parte de los muslos de sus piernas comobisteces; los frieron con aceite y los comieron con salsa ytortillas.

La carne humana también la prepararon en pozole y en caldo comode res y también los comieron. “Estaban deliciosos”, narraJuan Carlos; “sobre todo cuando las mujeres habían tomadoalcohol y se habían puesto borrachas. Su carne estaba muydeliciosa”, asegura, Juan Carlos, quien sabía que todo lo quehacía estaba mal y se convertiría en leyenda, pidió alministerio público que le tomó su declaración que se le conozcacomo “El Terror Verde”, porque así le pusieron en la miliciacuando trabajó y donde aprendió cómo atacar a sus víctimas sinque les diera tiempo de gritar y pedir auxilio.

Los corazones que les arrancó a sus víctimas, los conservó enfrascos de alcohol Tonaya y los colocaron en un altar como ofrendaa la Santa Muerte. Los cráneos y huesos se los vendieron en 500pesos a un hombre dedicado a la santería que sólo conocen como“El Bons”, quien es buscado por la Policía Municipal; de laSecretaría de Seguridad Pública del Estado de México y poragentes de Investigación de la Fiscalía General de Justicia de laentidad mexiquense, a fin de que declare en torno a las acusacionesque obran en su contra.

La grasa y otros restos humanos de sus víctimas los fueron atirar a diferentes predios y en algunos, los enterró; otros losmetió en botes de diez litros y les echó cemento, en tanto queotros, los quemó en un tambo que acondicionó Juan Carlos y lellamaba su horno.

Juan Carlos “N”, “El Terror Verde” o el Monstruo deEcatepec, declaró ante el ministerio público de la FiscalíaGeneral de Justicia del Estado de México que siempre estuvo encontacto con familiares de sus víctimas y que muchos le pedíaninformación de las desaparecidas; incluso que en una ocasión,cuando iba a tirar los restos humanos de una menor que habíamatado y que llevaba entre basura y costales en un diablito, lamamá de la jovencita le dijo: “Juan Carlos y, ¿ahora a quienvas a tirar?. lo que sólo le dio risa, pues efectivamente, ahíllevaba los restos de la pariente de esa mujer que todos buscaban,incluso la policía.

Los celulares y algunas alhajas que despojaron a las mujeres queasesinaron y descuartizaron, los vendieron y con ese dinero pagabanla renta de los domicilios donde vivían y donde cometieron unaserie de crímenes atroces contra más de 20 mujeres.

El escenario de estos hechos escalofriantes fueron un sillónviejo de su sala, donde se sentaron sus víctimas; la recámara,donde atacaba sexualmente a las mujeres y el principal lugar dehorror, fue el cuarto de baño. Ahí, es donde una vez que lasdesvanecía con una llave que les aplicaba y que aprendió en lamilicia, las arrastraba y ahí en ese baño procedía a arrancar elcorazón, a filetear, descuartizar y a separar los restos humanosde sus víctimas.

A algunas las llevó a su casa con la promesa de darles trabajo;a otras, con venderles ropa y quesos; a otras con el engaño deregalarles ropa para sus hijos y, ya estando dentro de su casa, lasencerraba, algunas las emborrachaba y atacaba sexualmente y, aotras, les decía que estaban secuestradas y que su esposo lashabía mandado a secuestrar.

A continuación, la primera parte de esta historia de horror, dediez años -2008-2018- que declaró Patricia “N”, parejasentimental de Juan Carlos “N”, “El Terror Verde” o “ElMonstruo de Ecatepec”.

JUAN CARLOS ERA MATÓN A SUELDO ENTEPITO

“Vivo en unión libre desde hace diez años con el señor JuanCarlos “N”, es decir en el 2008, el cual conocí en el bardenominado La Cueva, como era cliente frecuente del bar, cada ochodías llegaba al bar con sus amigos, y cada que iban parecía quefestejaban algo y traían mucho dinero, decían que trabajaba conel señor Charlo en Tepito en la Ciudad de México, y pedíanchicas. Después me invitó a salir, siendo una semana la queestuvimos saliendo. Juan Carlos me platicó que mataban gente y quehabía trabajo por ratos; que había veces que le daban uno ahoritay luego pasaba mucho tiempo para que le dieran otro.

“Nos fuimos a vivir juntos a una vecindad que está atrás delbar ubicado en la Colonia Jardines de Morelos. Ahí estuvimos comodos años; esto fue en el 2010, después nos fuimos a rentar a unacuadra donde la señora Malena nos prestaba un cuartito. Norecuerdo el domicilio, pero es la calle del tianguis. Ahí vivimosen un cuartito como unos dos meses, y nos regresamos a la vecindaddonde duramos aproximadamente un año, en donde rentamos en unaaccesoria que ahora sé que es un taller mecánico, en donde vivíaMiguel, quien trabajó también en la policía.

“El Soto” a quien le decían “El Comandante”, “ElFlaco”, y mi esposo, se juntaba con ellos y se iba a trabajar conellos. En la vecindad de la señora Norma y Gerardo; después miesposo puso un letrero para conseguir muchachas para trabajar ennuestro domicilio; letrero que pegaba en la central de abasto deEcatepec.

“Yo sabía que la finalidad del letrero era para que lasmuchachas que fueran y las que le gustaban, las contrataba según,pero las jalaba para violarlas, porque mi esposo quería más sexo,a pesar de tenerme ahí, él quería tener sexo con más mujeres defuera, así es como llegó al domicilio Fabiola “N”; era unachica de 22 años de edad, de la que sabía que era casada y teníaun hijo, sólo recuerdo que fue en el año 2012, aproximadamente alas 10 de la mañana y tocó a la casa, y mi esposo Juan Carlos ledijo que quería contratar a alguien para que me ayudara a losquehaceres de la casa.

Fabiola se percató de que la casa no tenía muebles, pero comome vio que estaba embaraza acepto, así que se quedó y mi esposoJuan Carlos le dijo que la ropa sucia estaba en el baño y cuandoFabiola entró al baño y se dio la vuelta dándole la espalda aJuan Carlos, éste la tomó por la espalda y le dijo que era unrobo que no hiciera nada, que nada más hiciera lo que le dijera yse iba a ir, y me dijo que me saliera de la casa con mi menor hijoy que me esperara afuera.

“Me quedé esperando afuera, pasó como media hora y JuanCarlos abrió la puerta de la casa para asomarse y me dijo que yapodíamos pasar. Al entrar vi en el baño que estaba la muchachaFabiola tirada en el piso llena de sangre, viendo que tenía unaherida en el cuello muy grande, y me espanté y le dije que lo ibaa denunciar, pero me dijo que no fuera pendeja que nos iban aencerrar a los dos, y yo le creí, y como Juan Carlos le cortó uncacho de carne de la pierna derecha fileteándola, sacando cuatrobisteces y yo hice carne asada y comimos de ahí mi esposo JuanCarlos y yo, metiendo el resto del cuerpo de Fabiola en un bote decartón y en la noche la fuimos a tirar a un terreno baldío de lacalle Lázaro Cárdenas sobre las vías, en la Colonia Jardines deMorelos, en un diablito.

“Como la gente sabía que éramosbasureros no se les hacía raro que tiramos basura en la noche, ylas ropas de Fabiola las tiramos a la basura. Después de dos mesesel señor Jorge, quien vivía en la misma vecindad, era mañoso yse metía a la casa con nosotros, poniéndose a monear y le damosun taco de repente”.

Patricia “N” continúa su narración escalofriante: “enuna ocasión me quede sin gas y me prestó un anafre, y pasados losocho días, le subí el anafre, estando Luz del Carmen “N”,quien era hija del señor Jorge y la señora Araceli, y lepregunté que si estaban sus papás, y me dijo que no, que estabasola, y le dejé el anafre, después subí de nuevo para pedirleprestado su teléfono para que le hablara a mi suegra Judith, paraque me prestara dinero, y me prestó su celular y me bajé a micasa.

“Mi suegra me dijo que sí y que me mandaba el dinero en latarde con mi cuñado Alejandro, como viven cerca en la Colonia lasAméricas, bajando Luz del Carmen “N” para ver que estábamoshaciendo, por lo que entra a la casa sentándose en el sillón, ymi esposo Juan Carlos le empezó a decir, que estaba muy bonita, yse le acercó y la comenzó a amenazar diciéndole que hiciera todolo que le dijera, que sólo iba a robar su casa y que la iba adejar en el baño, amarrándole los pies con una venda; le decíaque nos íbamos a ir, y la aventó al colchón, diciéndome que lasmanos no se las iba a amarrar porque así podía con ella,pidiéndome que empezara a besarla y a tocarla sexualmente, pero yono quise”, narra Patricia.

Y, continúa: “como yo me enojé con mi esposo Juan Carlos, mesalí de la casa con mi hijo, a juntar basura y me tardé porque yono quería regresar a ver a mi esposo. Cuando regresé a la casa mequedé afuera para separar la basura, y cuando entré a la casa vien el baño a Luz del Carmen en el baño degollada, y estabapartida a la mitad y le dije que estaba sucio el baño, y me dijoque el baño estaba chiquito, y me pude dar cuenta que Luz delCarmen traía lastimadas las manos, traía cortadas como que sequiso defender.

“Cuando regresó el señor Jorge, me preguntó por Luz delCarmen, que si no la había visto y le dije que no, de hecho elseñor Jorge entró a la casa pero no pudo ver el cuerpo de Luz delCarmen porque mi esposo Juan Carlos la tapó con el cartón quejuntamos de la basura, su papá se puso a monear y como estaba muypasado, ya estaba alucinando y se subió a su casa, y en la tardecomo a las 16:00 horas de igual forma, Juan Carlos la fileteó ysacó un kilo de bisteces de los muslos de Luz del Carmen, e hicecarne asada que acompañamos con una salsa que compré en la tiendade Doña Lupita que está enfrente de la vecindad; también comprécostales de azúcar o harina, y cuando regresé, los brazos ya lastenía cortados en dos partes. También le quitó las piernascortando en dos partes; también le quitó la cabeza, dejando nadamás el torso y la rabadilla de Luz del Carmen, y ya con loscostales que llevaba, le ayudé a meterlas en ellos, y la fuimos atirar; primero los costales chicos y al día siguiente tiramos elotro costal, en el baldío de la calle Lázaro, de la misma ColoniaJardines de Morelos, recuerdo que eso fue en el mes de abril del2001.

“Después nos fuimos a vivir a la casa de Malena, en la calledel tianguis de la que no recuerdo su nombre, pero de la ColoniaJardines de Morelos, en donde vivimos cuatro meses, pero comoestaba la dueña, la señora Malena, no se podía a hacer nada, yaque siempre estaba pendiente. Después nos regresamos a la vecindadde Norma en calle Monte Altair, durando un año. Eso fue en el2013, porque Juan Carlos no estaba a gusto, porque no podía jalara las muchachas para violarlas y matarlas, pero la señora Norma yaestaba en la casa más al pendiente”.

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