/ lunes 24 de octubre de 2022

[Podcast] Las claves del mundo | Liz Truss, la dama de hierro que se fundió

Con su dimisión pasara a la historia reciente británica como el mandato más breve de un primer ministro en Downing Street

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45 días bastaron para la caída de la primera ministra británica Liz Truss, seis semanas pasaron para poner fin a un gobierno caótico que desde el primer día vaticinaba polémicas, errores, tropiezos y un futuro de corto plazo.

Liz Truss tomó las riendas del Reino Unido con la idea de resucitar el espíritu de Margaret Thatcher, de proporcionar una sacudida neoliberal al país y alejarse de la ortodoxia financiera para dar un golpe sobre la mesa para estimular la economía británica pos-Brexit, estancada respecto al resto de países industrializados tras la pandemia.

Con su dimisión, culminó uno de los períodos más excepcionales y convulsos de la historia reciente británica, que pasará a la historia por varios aspectos, como que fue el mandato más breve de un primer ministro en Downing Street o que ese mismo gobierno fue quien despidió a la Reina Isabel II.

El pasado 6 de septiembre, con una visita a la monarca en su castillo de Balmoral, Truss iniciaba su mandato. No podía ser un buen augurio que la monarca muriera solo dos días después de recibir a la líder "tory".

Su fugaz gobierno fue tan criticado, tan abucheado y centro de burlas y sátiras a un punto que se convirtió en un gobierno comparado con una lechuga.

El 25 de septiembre fue el día que marcó el antes y el después de su gestión, los medios locales lo catalogaron como el principio del fin por la presentación de una reforma fiscal que contemplaba una masiva baja de impuestos que afectó a su divisa y perturbó a los mercados.

Así, el tabloide Daily Star comenzó a transmitir en vivo en sus redes sociales la imagen de una lechuga con la pregunta: ¿Liz Truss durará más que esta lechuga?

El 20 de octubre, Truss presentó su dimisión por mucho que mostraba una imagen y un discurso estoico insistiendo que no renunciaría, pero la presión de su partido y la oposición fue más fuerte que su orgullo y tuvo que apartarse del camino… y sí, la lechuga sigue ahí en la transmisión por internet.

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45 días bastaron para la caída de la primera ministra británica Liz Truss, seis semanas pasaron para poner fin a un gobierno caótico que desde el primer día vaticinaba polémicas, errores, tropiezos y un futuro de corto plazo.

Liz Truss tomó las riendas del Reino Unido con la idea de resucitar el espíritu de Margaret Thatcher, de proporcionar una sacudida neoliberal al país y alejarse de la ortodoxia financiera para dar un golpe sobre la mesa para estimular la economía británica pos-Brexit, estancada respecto al resto de países industrializados tras la pandemia.

Con su dimisión, culminó uno de los períodos más excepcionales y convulsos de la historia reciente británica, que pasará a la historia por varios aspectos, como que fue el mandato más breve de un primer ministro en Downing Street o que ese mismo gobierno fue quien despidió a la Reina Isabel II.

El pasado 6 de septiembre, con una visita a la monarca en su castillo de Balmoral, Truss iniciaba su mandato. No podía ser un buen augurio que la monarca muriera solo dos días después de recibir a la líder "tory".

Su fugaz gobierno fue tan criticado, tan abucheado y centro de burlas y sátiras a un punto que se convirtió en un gobierno comparado con una lechuga.

El 25 de septiembre fue el día que marcó el antes y el después de su gestión, los medios locales lo catalogaron como el principio del fin por la presentación de una reforma fiscal que contemplaba una masiva baja de impuestos que afectó a su divisa y perturbó a los mercados.

Así, el tabloide Daily Star comenzó a transmitir en vivo en sus redes sociales la imagen de una lechuga con la pregunta: ¿Liz Truss durará más que esta lechuga?

El 20 de octubre, Truss presentó su dimisión por mucho que mostraba una imagen y un discurso estoico insistiendo que no renunciaría, pero la presión de su partido y la oposición fue más fuerte que su orgullo y tuvo que apartarse del camino… y sí, la lechuga sigue ahí en la transmisión por internet.

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